Con la llegada del confinamiento por la pandemia se elevó el número de horas en el que debemos estar frente a las pantallas, también muchos pasaron de jornadas enteras sentados en escritorios a jornadas de descanso u ocio acostados ya no con el computador del trabajo sino con un juego de celular, los niños pasan de horarios intensos de asignaciones académicas a descansar viendo televisión, sin embargo, a largo plazo estos malos hábitos y muchos otros, pueden ir desgastando el cuerpo y la mente, alterando los niveles de concentración, las afectaciones visuales, o problemas musculares lo que finalmente ocasionará que actividades tan tranquilas como leer un libro o interactuar en familia sean un verdadero dolor de cabeza y un reto sin igual.
Las pausas activas son sesiones breves de actividad física necesarias en medio de largos periodos en la misma actividad, ya sea estar sentados frente a un computador, ubicados en un sofá por periodos de tiempo prolongados, etcétera, que tienen como propósito fortalecer los músculos, adaptar el ritmo cardíaco, la circulación sanguínea y la flexibilidad, para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y lesiones musculares por agotamiento o malas posturas.
Mantener la misma postura durante tiempos prolongados y los movimientos repetitivos, como los que se realizan durante una jornada de trabajo remoto en la que una persona permanece más de 8 horas en la misma postura u horas de investigación en libros o documentos en línea, requieren poner un límite a los tiempos de inactividad física que inevitablemente representan sedentarismo.
“Si estás en una jornada desde las ocho de la mañana hasta las doce del día sin ponerte de pie ni una sola vez para hacer otra cosa o ir al baño, puede que desde el punto de vista puramente material sea muy buena tu producción, pero ese periodo de cuatro horas de inactividad física te va a afectar, no quemas calorías, te mantienes con un gasto básico de energía, no activas tus sistemas (circulatorio, nervioso) y vas a generar problemas musculares, visuales, lesiones, cansancio. Necesitas que, máximo cada 50 minutos de actividad continua, ocupes 10 minutos en detenerte y ponerte de pie, caminar, respirar, hacer estiramientos, descansar la vista”, comentó Percy Espinosa, licenciado en educación física y profesional de Muévete Bogotá, línea pedagógica del Instituto Distrital de Recreación y Deporte, una entidad oficial de la capital colombiana que se dedica a crear estrategias de intervención en los espacios laborales, deportivos y estudiantiles, para crear espacios más saludables.
Ya sea que sus periodos de lectura sean un componente de su trabajo, labores académicas o una forma de disfrutar su tiempo libre, como una actividad de entretenimiento, las pausas activas deben ser parte de la rutina y adquirir el hábito de realizarlas puede llevarle a disfrutar mejor las actividades que más le divierten, entretienen o relajan.
“Activar el corazón es fundamental porque activa inmediatamente todos los sistemas, activa la circulación de la sangre, es importante beber agua así como tener tiempos de respiración, esto ayudará a comprender mejor, vas a ver con mayor claridad, el cerebro se va a despejar, tendrás mayor capacidad de procesar información… En caso de no hacerlo el cuerpo se va poniendo más lento, perezoso, va a perder masa muscular y a debilitarse” agregó Espinosa.
Salir de introspección en la que las ocupaciones diarios nos sumerge, favorecerá los procesos cognitivos, ayudará a recuperar energía, elevar el desempeño y eficiencia en el trabajo, a través de diferentes técnicas recomendados por la Organización Mundial de la Salud con la finalidad de reducir la fatiga, disminuir trastornos musculoesqueléticos, prevenir el estrés, hasta problemas de salud fundados en el sedentarismo, como la diabetes infantil.
Los niños requieren períodos más prolongados de actividad porque el crecimiento depende de esto, la OMS de hecho recomienda para los niños un periodo total de tres horas de actividad física, lo que garantizará una total disposición física y mental para el aprendizaje y el procesamiento de la información “la mejor manera de estimular esa necesaria actividad física en los niños es por medio de los juegos no estructurados, aquellos que dependen de la imaginación” por lo tanto, no siempre será más efectiva la cantidad de tiempo en lectura, tanto como sí lo es el descanso y la activación del cuerpo y la mente por medio del movimiento.
Dentro de los beneficios de las pausas activas en medio de la lectura se encuentran la reactivación de la energía mejorando el estado de alerta, la comprensión de lectura, descanso visual, reducción de dolores de cabeza, trabajo muscular, generar conciencia de la salud física y mental, la estimulación de la circulación, mejoramiento de la postura. elevar la capacidad de concentración, mejorar las relaciones interpersonales y el desempeño laboral, así como la prevención de síntomas asociados a problemas de salud mental como ansiedad o depresión.
Dentro de los ejercicios recomendados por los especialistas se encuentran, además de la regulación de los periodos en contacto con las pantallas de computadores, teléfonos y tablets, los estiramientos musculares básicos en donde con la ayuda de la mano se lleva la cabeza hacia un lado como si tocara el hombro con la oreja hasta sentir tensión, luego sostener por 15 segundos, esto debe hacerse con un hombro y luego con otro. Sacudir las manos como si tuvieran agua estirando los brazos hacia el frente, arriba y los lados.
En cuanto a los ojos, se recomienda hacer pausas para mirar por la ventana hacia el horizonte, cerrar los ojos y hacer respiraciones profundas. Mirar hacia arriba con el cuello recto, luego mirar a los laterales alternando estos movimientos cada diez segundos.
Ya lo sabe, si desea tener una experiencia de lectura satisfactoria el descanso repartido en pausas a lo largo de sus jornadas será el mejor aliado, su cuerpo le agradecerá estos hábitos y se lo recompensará con periodos de lectura, estudio, o entretenimiento literario más efectivo.