Bien sabido es que las personas tienen una edad biológica, una fisiológica y una mental. Ahora bien, mientras la fisiológica y la mental pueden modificarse -para mejor o para peor- según los hábitos de vida o el estado de salud integral, la edad biológica se creía que era inmodificable.
Hasta ahora, que investigadores de la Universidad de Harvard revelaron que existen factores externos que pueden desencadenar el aumento de la edad biológica y en consecuencia acelerar el proceso de envejecimiento.
Al parecer, pese a que tradicionalmente se cree que la edad biológica sólo puede subir producto del paso del tiempo, los expertos vieron que en realidad el proceso sería mucho más dinámico. Y que la edad biológica de una persona puede aumentar o disminuir, según sus experiencias de vida.
“El estrés severo puede desencadenar el aumento de la edad biológica, pero si ese estrés es de corta duración, los signos del envejecimiento biológico pueden revertirse”, aseguró el autor principal del trabajo, Jesse Poganik, de la División de Genética de Brigham.
En el trabajo La edad biológica aumenta con el estrés y se restaura con la recuperación publicado recientemente en Cell Metabolism, los investigadores plantearon que “el envejecimiento se conceptualiza clásicamente como una trayectoria cada vez mayor de acumulación de daño y pérdida de función, lo que conduce a un aumento de la morbilidad y la mortalidad”. “Sin embargo, estudios in vitro recientes han planteado la posibilidad de la reversión de la edad. Aquí informamos que la edad biológica es fluida y exhibe cambios rápidos en ambas direcciones”, destacaron en la publicación de sus conclusiones.
Para el estudio, Poganik y sus colegas recopilaron datos de varias situaciones que probablemente causen estrés fisiológico severo. En un experimento, examinaron muestras de sangre de pacientes de edad avanzada que se sometieron a una cirugía de emergencia, observando muestras recolectadas inmediatamente antes de la cirugía, unos días después de la cirugía y antes del alta del hospital. El equipo también analizó muestras de sangre de ratones y mujeres embarazadas, analizando muestras de las fases temprana y tardía del embarazo, así como después del parto. Y en tercer lugar, los investigadores examinaron muestras de pacientes que dieron positivo por COVID-19 y fueron admitidos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Analizaron muestras tomadas cuando el paciente ingresó en la UCI y otras recolectadas durante su estadía.
Qué relación vieron entre el estrés y el reloj biológico
El equipo utilizó “relojes biológicos” para determinar la salud de las células y tejidos. Según explicaron, “los relojes biológicos miden los niveles de metilación del ADN, cambios moleculares que pueden indicar un aumento en el riesgo de morbilidad y mortalidad”. Estos relojes se utilizan ampliamente en el campo de la investigación del envejecimiento.
En todos los análisis, los investigadores vieron indicios de que la edad biológica aumentaba en situaciones de estrés fisiológico severo, pero se restablecía cuando se resolvía la situación estresante.
Por ejemplo, en el análisis de los pacientes que se sometieron a una cirugía mayor, el equipo encontró que “los signos de la edad biológica aumentaron entre los pacientes que se sometieron a una cirugía de emergencia para reparar una fractura de cadera, pero volvieron a la línea de base de cuatro a siete días después de la cirugía. Este patrón no se observó entre los pacientes que recibieron otras cirugías no traumáticas”, publicaron en The Harvard Gazette.
En los estudios sobre los efectos del embarazo en la edad biológica, los investigadores observaron un patrón consistente tanto en humanos como en ratones: la edad biológica aumentaba durante el embarazo, hasta el punto de dar a luz. Este cambio, según observaron, alcanzó su punto máximo alrededor del momento del parto y se resolvió después del parto.
En tanto, entre los pacientes hospitalizados con COVID-19, el equipo observó un aumento en la edad biológica que se revirtió parcialmente en el momento del alta de la UCI para las pacientes femeninas. En el grupo de pacientes masculinos, el equipo no observó un cambio significativo.
Vadim Gladyshev, de la División de Genética de Brigham, es el autor principal del estudio, y destacó: “Nuestros hallazgos desafían el concepto de que la edad biológica sólo puede aumentar durante la vida de una persona y sugieren que es posible identificar intervenciones que podrían retrasar o incluso revertir parcialmente la edad biológica. Cuando se alivió el estrés, se pudo restaurar la edad biológica. Esto significa que encontrar formas de ayudar al cuerpo a recuperarse del estrés podría aumentar la longevidad”.
Los valores que analizaron en los relojes que utilizaron para el estudio son biomarcadores, “signos que pueden reflejar la edad biológica o que podrían estar impulsados por otros factores que aún no fueron identificados”, precisaron los autores del trabajo, al tiempo que señalaron que “no todos los sujetos recuperan su edad biológica al mismo ritmo o en la misma medida”.
De allí que para ellos “comprender cómo y por qué aumenta la edad biológica y cómo mejorar la recuperación serán áreas importantes de enfoque para futuros estudios”.
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