El sueño, como la alimentación y el ejercicio, es un pilar fundamental para un estilo de vida saludable, prevenir enfermedades y vivir más y mejores años. El sueño impacta en todo lo que se hace y cuando se altera la cantidad o la calidad, puede perjudicar el desempeño en el hogar, en el trabajo, en el juego, en el aprendizaje y, como si fuera poco, en nuestra salud.
Médicos expertos en sueño de Clínica Mayo de los Estados Unidos, recomiendan que los adultos duerman de 7 a 8 horas cada noche. “Se sabe que dormir menos de seis horas es malo para la salud en general. El estrés, el desfase horario, el trabajo por turnos y otras alteraciones del sueño hacen que sea más probable desarrollar enfermedades cardíacas y factores de riesgo de estas, incluidos la obesidad y la diabetes. La falta de sueño regular puede provocar presión arterial alta (hipertensión arterial) en adultos y también en niños”, aseguraron.
Y agregaron: “Cuanto una persona menos duerme, es posible que aumente más su presión arterial. Si ya se tiene presión arterial alta, no dormir bien puede empeorar la situación ya que se cree que el sueño ayuda al cuerpo a controlar las hormonas necesarias para manejar el estrés y el metabolismo. Con el tiempo, la falta de sueño puede provocar cambios hormonales que pueden generar presión arterial alta y otros factores de riesgo de enfermedades cardíacas”.
Igualmente, los especialistas aclararon que una persona no debe dormir mucho para compensar la falta de sueño. Aunque no es tan malo como dormir poco, hacerlo demasiado puede provocar un aumento en el nivel de glucosa en la sangre y en el peso, lo que puede afectar la salud del corazón.
“Una causa posible y tratable de la presión arterial alta causada por falta de sueño es la apnea obstructiva del sueño. Este trastorno del sueño hace que la respiración se detenga y se reanude repetidamente durante el sueño. Si la persona se siente cansada incluso después de dormir toda la noche, especialmente si ronca, es posible que tenga apnea obstructiva del sueño, una afección que puede aumentar el riesgo de tener presión arterial alta y otros problemas del corazón”, precisaron.
Y aconsejaron: “Cada persona juega un papel vital en el control de su presión arterial y su salud en general. Cuanto antes aproveche los pasos simples para mejorar su estilo de vida, mayores serán sus posibilidades de disfrutar de una vida larga y productiva. Por eso, los profesionales de la Clínica Mayo elaboraron una guía fácil de usar que ayudará a comprender los muchos problemas relacionados con la presión arterial alta y a tomar decisiones de tratamiento esenciales”.
La apnea obstructiva del sueño, o el síndrome de apneas-hipopneas obstructivas durante el sueño (SAHOS), es uno de los más comunes en los adultos mayores. Afecta entre el 4 y el 20% de la población general, aumentando progresivamente este porcentaje luego de los 50 años. Se trata de una patología que se caracteriza por interrupciones repetidas de la respiración (apneas) superiores a los diez segundos que suman, en muchos casos, dos o más horas de inadecuada oxigenación en una sola noche y que se acompaña de diversos síntomas o complicaciones.
Según señaló Clínica Mayo, los síntomas de apnea del sueño más comunes son:
- Dolores de cabeza al despertar por la mañana
- Despertarse con la boca seca
- Insomnio, lo que significa dificultad para permanecer dormido por la noche.
- Hipersomnia, lo que significa somnolencia excesiva durante el día.
- Irritabilidad
- Dificultades para prestar atención
- Jadeo por aire para respirar mientras duerme
¿Cuáles son los tres tipos de apnea del sueño?
1- Apnea obstructiva del sueño. Es la que ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan, provocando un bloqueo del flujo de aire e interrumpiendo la respiración.
2- Apnea central del sueño. Se da cuando el cerebro no envía las señales correctas a los músculos adecuados para respirar, lo que hace que la respiración se detenga.
3- Síndrome de apnea del sueño complejo. Es una combinación de los otros dos.
De estos tres, la apnea obstructiva del sueño es la más frecuente en la población. Y si bien, como se dijo, varios factores pueden conducir a la apnea del sueño, cabe aclarar que también puede ser hereditaria.
Así, además de la condición genética, tener una vía aérea estrecha, un cuello más grueso o alguna condición en las amígdalas puede predisponer a este trastorno. Asimismo, los hombres tienen de dos a tres veces más probabilidades de tener apnea del sueño, aunque las mujeres pueden tener apnea del sueño y el riesgo aumenta después de la menopausia.
De las personas afectadas, sólo una de cada cinco es consciente de su problema y se somete a un oportuno tratamiento, el cual es eficaz en el 90% de los casos. La apnea del sueño se asocia con hipertensión, enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular.
Por ejemplo, se encuentra en el 47% al 83% de las personas con enfermedad cardiovascular y en el 35% de las personas con presión arterial alta, según la encuesta internacional The Global Pursuit of Better Sleep Health realizada en 2020 en 13 países, que incluyó a la Argentina, donde afirma que en nuestro país, el 64% de las personas padece trastornos del sueño.
Es decir, más de seis de cada diez argentinos reconoció sufrir condiciones como insomnio, ronquidos, apnea, síndrome de piernas inquietas o narcolepsia (exceso de somnolencia irresistible durante el día). Si bien el 54% de los adultos reconoció el impacto significativo que el sueño y la falta del mismo tienen sobre su salud y bienestar general, para la mayoría de las personas lograr un buen descanso sigue siendo difícil o no es una prioridad.
La mayoría de los adultos debería dormir entre 7 y 9 horas cada noche, según la National Sleep Foundation de EEUU. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC, por sus siglas en inglés) aseguran que dormir menos de siete horas de forma rutinaria se asocia con varios problemas de salud, como obesidad, presión arterial alta, enfermedad de las arterias coronarias (el tipo más común de enfermedad cardíaca) y accidente cerebrovascular.
“Se sabe que mantener un peso saludable es importante, aunque muchas veces no sea fácil. Pero perder tan solo 5 kilos puede reducir su presión arterial a un nivel más saludable. Además, moderar el consumo de sal puede beneficiar a todos, independientemente de su edad, raza, sexo o estado de salud. Cuando los cambios en el estilo de vida no son suficientes, los medicamentos actuales ofrecen un control efectivo de la presión arterial y reducen el riesgo de otros problemas de salud. Por eso es importante concurrir al médico persona y conocer qué medicamentos, o combinación de medicamentos con otras actividades se pueden hacer para tener una mejor salud”, concluyeron los expertos de la Clínica Mayo.
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