La gran mayoría de los pacientes que se recuperaron de COVID-19 sufren fatiga persistente y la mitad experimenta trastornos del sueño, según un estudio reciente de la Clínica Cleveland, en los Estados Unidos.
El equipo de investigación analizó datos de 962 pacientes del centro de salud ReCOVer de la Clínica Cleveland, entre febrero de 2021 y noviembre de 2021. Los participantes, que eran personas se había recuperado de COVID-19, completaron los cuestionarios de fatiga y trastornos del sueño del Sistema de información de medición de resultados informados por el paciente.
Más de dos tercios de los pacientes (67,2 %) informaron fatiga al menos moderada, mientras que el 21,8 % registraron fatiga severa. El 8% de los participantes informó trastornos del sueño graves y el 41,3% reportó al menos trastornos del sueño moderados.
“Los trastornos del sueño son uno de los síntomas más comunes de los pacientes que han tenido COVID-19. Reportan insomnio, fatiga, confusión mental y, a veces, incluso vemos trastornos del ritmo circadiano. Nuestro estudio sugiere que la prevalencia de trastornos del sueño de moderados a graves es alta″, dijo la doctora Cinthya Pena Orbea, especialista del sueño de la Clínica Cleveland.
Los pacientes con trastornos del sueño de moderados a graves, en comparación con los que mostraron niveles normales a leves, tenían índices de masa corporal más altos y tenían mayores problemas de ansiedad general.
Los investigadores encontraron, además, que el origen étnico, la obesidad y los trastornos del estado de ánimo contribuyen. Después de ajustar la demografía, los pacientes de origen afroamericano tenían tres veces más probabilidades de experimentar trastornos del sueño de moderados a graves.
Coronasomnia
El insomnio inducido por COVID-19, conocido como “coronasomnia”, a menudo se atribuye al estrés, la ansiedad, la depresión y otras afecciones de salud mental relacionadas con la pandemia.
Si bien los investigadores de la Clínica Cleveland identificaron más de 50 efectos a largo plazo del COVID-19, “algunos estudios sugieren que los síntomas neuropsiquiátricos como el trastorno de estrés postraumático, la ansiedad y el insomnio pueden empeorar con el tiempo”, señaló la doctora Pena Orbea y agregó: “Las personas que han tenido problemas de salud mental antes de contraer la COVID-19 tienen un mayor riesgo de desarrollar una cuadros de ansiedad y depresión, y esto a menudo redunda en que alguien desarrolle un trastorno del sueño”.
“Los médicos y los investigadores están explorando varias posibilidades que incluyen tener un estado inflamatorio persistente o una respuesta de anticuerpos inadecuada, y existe otra idea de que existe una actividad viral en curso que está causando daño a los órganos”, indicaron los especialistas de la Clínica Cleveland.
Aunque la fatiga general es un síntoma de COVID-19 durante y después de la infección, los trastornos del sueño como el insomnio pueden aparecer hasta un par de semanas después de contraer el virus por primera vez. Entonces, muchas veces estos problemas parecieran no estar relacionados a la infección inicial, pero lo más probable es que sean una secuela de contraer el virus.
No solo el insomnio es un síntoma del coronavirus de larga duración, el equipo de la Clínica Cleveland encontró también trastornos del ritmo circadiano como síntoma post COVID. En estos casos, los pacientes mostraron un ciclo de sueño retrasado en el que se duermen mucho más tarde en la noche o más temprano en la mañana. Este ciclo retrasado se extiende hasta el día siguiente, lo que hace que las personas se sientan aturdidas, tengan fatiga crónica o se despierten más tarde de lo que prefieren.
El resumen de la investigación de la Clínica Cleveland se publicó recientemente en en la revista Sleep y se presentará esta semana durante la reunión SLEEP 2022 de Associated Professional Sleep Societies, una reunión organizada por la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño y la Sociedad de Investigación del Sueño.
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