Los beneficios de contar con unos adecuados niveles de vitamina D son bien conocidos. Su misión es ayudar a controlar los niveles de calcio y fósforo en el organismo. La deficiencia de esta vitamina se ha relacionado con diversas patologías como el cáncer, la diabetes, las enfermedades autoinmunes, cardiovasculares, o incluso con el deterioro cognitivo. Ahora, un nuevo estudio sugiere que el consumo de mayores cantidades de vitamina D, principalmente de fuentes dietéticas, puede ayudar a proteger contra el desarrollo de cáncer colorrectal de aparición temprana o pólipos de colon precancerosos.
La investigación, publicada recientemente en línea en la revista Gastroenterology, por científicos del Dana-Farber Cancer Institute, la Harvard TH Chan School of Public Health y otras instituciones, podría potencialmente conducir a recomendaciones para una mayor ingesta de vitamina D como un complemento económico de las pruebas de detección del cáncer colorrectal (también llamado cáncer de colon o cáncer de recto dependiendo del lugar donde se origine) como estrategia de prevención para adultos menores de 50 años.
Si bien la incidencia general de cáncer de colon ha ido disminuyendo, los casos han aumentado en adultos más jóvenes, una tendencia preocupante que aún no se ha explicado. Los autores del estudio, incluidos los coautores principales Kimmie Ng de Dana-Farber y Edward Giovannucci de la Escuela TH Chan, señalaron que la ingesta de vitamina D de fuentes alimentarias como pescado, champiñones, huevos y leche ha disminuido en las últimas décadas. Existe una creciente evidencia de una asociación entre la vitamina D y el riesgo de mortalidad por cáncer colorrectal. Sin embargo, antes del estudio actual, ninguna investigación había examinado si la ingesta total de vitamina D estaba asociada con el riesgo de cáncer colorrectal de aparición temprana.
“La vitamina D tiene actividad conocida contra el cáncer colorrectal en estudios de laboratorio. Debido a que la deficiencia de vitamina D ha aumentado constantemente en los últimos años, nos preguntamos si esto podría estar contribuyendo al aumento de las tasas de cáncer colorrectal en personas jóvenes“, dijo Ng, director del Centro de Cáncer Colorrectal de Inicio Joven en Dana-Farber. “Descubrimos que la ingesta total de vitamina D de 300 UI por día o más, aproximadamente equivalente a tres vasos de leche de 240 ml- se asoció con un riesgo aproximadamente 50 por ciento menor de desarrollar cáncer colorrectal de aparición temprana “.
El cáncer colorrectal es una de las neoplasias malignas más prevenibles, con una larga historia natural de progresión de un estado preneoplásico a neoplásico y la disponibilidad de pruebas de detección eficaces que pueden detectar la enfermedad en forma temprana. Los factores de la dieta y el estilo de vida están estrechamente relacionados con la incidencia y la mortalidad del cáncer colorrectal, y los estudios sugieren que el riesgo de este cáncer podría reducirse con la modificación de la dieta y el estilo de vida.
La vitamina D es una hormona que se encuentra en la naturaleza y que regula la homeostasis mineral y esquelética y modula el sistema inmunológico innato. En los seres humanos, la vitamina D se obtiene de la dieta como ergocalciferol (vitamina D2) y colecalciferol (vitamina D3) derivados de plantas, levaduras y hongos, o mediante suplementos dietéticos. Otra fuente importante es la exposición a la radiación ultravioleta B, que participa en la conversión del 7-dehidrocolesterol en vitamina D3 por el hígado.
El nutriente es fundamental para la salud ósea en todas las etapas de la vida, desde el desarrollo fetal hasta la tercera edad debido al rol que cumple en la homeostasis del calcio (acciones esqueléticas o clásicas). En los últimos años se reportó que la vitamina D también participa en la regulación de numerosos tejidos y órganos a través de lo que se conoce como las acciones extra esqueléticas o no clásicas de la vitamina D.
La vitamina emergió con potencia inusitada durante la pandemia en una serie de informes que aparecieron en cadena en al menos tres de los más importantes medios científicos del mundo, todos ellos advirtiendo sobre el valor y las consecuencias de su presencia o no en los pacientes con COVID-19. Su deficiencia está asociada con reacciones inflamatorias y disfunción inmune por lo que predispone a los individuos a infecciones severas.
La carencia de ella puede resultar del consumo de una dieta no equilibrada, aunada a una inadecuada exposición solar; también puede ocurrir por desórdenes que limiten su absorción o condiciones que limiten la conversión de vitamina D en metabolitos activos, tales como alteraciones en hígado o riñón, o raramente por algunos desórdenes hereditarios.
Los resultados del estudio se obtuvieron calculando la ingesta total de vitamina D, tanto de fuentes dietéticas como de suplementos, de 94.205 mujeres que participaron en el Nurses Health Study II (NHS II). Este estudio es de cohorte prospectivo de enfermeras de 25 a 42 años que comenzó en 1989. Las mujeres son seguidas cada dos años por cuestionarios sobre factores demográficos, dieta y estilo de vida, e información médica y otra relacionada con la salud. Los investigadores se centraron en un criterio de valoración principal: el cáncer colorrectal de inicio en la juventud, diagnosticado antes de los 50 años de edad. También preguntaron en un cuestionario de seguimiento si se habían sometido a una colonoscopia o sigmoidoscopia donde se encontraron pólipos colorrectales (que pueden ser precursores del cáncer colorrectal).
De 1991 a 2015, los investigadores documentaron 111 casos de cáncer colorrectal de inicio joven y 3.317 pólipos colorrectales. El análisis mostró que una mayor ingesta total de vitamina D se asoció con un riesgo significativamente reducido de cáncer colorrectal de aparición temprana. Se encontró el mismo vínculo entre una mayor ingesta de vitamina D y el riesgo de pólipos en el colon detectados antes de los 50 años.
La asociación fue más fuerte para la vitamina D en la dieta, principalmente de los productos lácteos, que para los suplementos de vitamina D. Los autores del estudio dijeron que el hallazgo podría deberse al azar o a factores desconocidos que aún no se comprenden.
Curiosamente, los investigadores no encontraron una asociación significativa entre la ingesta total de vitamina D y el riesgo de cáncer colorrectal diagnosticado después de los 50 años. Los hallazgos no pudieron explicar esta inconsistencia, y los científicos dijeron que es necesario realizar más investigaciones en una muestra más grande para determinar si el efecto protector de la vitamina D es realmente más fuerte en el cáncer colorrectal de inicio joven.
“Nuestros resultados respaldan aún más que la vitamina D puede ser importante en los adultos más jóvenes para la salud y posiblemente para la prevención del cáncer colorrectal”, sostuvo Ng. Y finalizó: “Es fundamental comprender los factores de riesgo asociados con el cáncer colorrectal de aparición temprana para que podamos hacer recomendaciones informadas sobre la dieta y el estilo de vida, así como identificar a las personas de alto riesgo a las que apuntar para una detección temprana”.
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