Se atribuye a Hipócrates de Cos la frase "que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina". Pero en la vida contemporánea, en general, la industria farmacéutica y la de la alimentación operan por separado. Sólo recientemente la dieta se convirtió en un tema central "para médicos, hospitales, aseguradoras y hasta empleadores", explicó Time en un extenso artículo sobre el tema.
Por un lado hay gran frustración por los progresos escasos de los tratamientos farmacológicos para reducir las enfermedades en las que incide la alimentación, como la diabetes de tipo 2, la enfermedad coronaria, la hipertensión y hasta el cáncer. Por otro lado hay cada vez más estudios científicos que comprueban que cuando la gente se alimenta bien, se mantiene saludable y puede controlar, y hasta evitar, esos padecimientos crónicos.
"Cuando se prioriza la alimentación y se enseña a la gente a preparar comidas sanas, resulta que se puede terminar por tener un impacto mayor que con las medicaciones", dijo a la revista Jaewon Ryu, presidente interino del Sistema de Salud Geisinger, que coordina el programa Fresh Food Farmacy (FFF, farmacia de alimentos frescos) en Pensilvania. "Es una gran ganancia".
Time relata el caso de Tom Shicowich, quien perdió un dedo del pie y estuvo hospitalizado durante un mes en 2010 debido a complicaciones de una diabetes. Shicowich tomaba medicación para controlar la glucosa, pero también comía alimentos procesados y fast-food porque sus bajos ingresos no le permitían algo más adecuado. Luego de años con escasa mejoría, en 2017 su médico lo derivó a FFF.
El programa ofrece muchas frutas, vegetales, carnes magras y opciones bajas en sodio a los pacientes del condado de Northumberland y les enseña a incorporarlos en su dieta diaria. Una vez por semana Shicowich recibió recetas y una bolsa de compras del banco de alimentos de FFF, hizo preguntas a nutricionistas y permitió el monitoreo de su glucosa. En un año y medio bajó 27 kilos y dejó de estar en un rango peligroso de diabetes.
Varios cientos de personas como él participaron en el plan de FFF y bajaron su riesgo de complicaciones de la diabetes en un 40%, y en un 70% el de hospitalizaciones, en comparación con otros diabéticos de la misma zona que no participaron. En 2019 FFF se propone triplicar la cantidad de pacientes a los que asiste.
Tanto como la medicación, el ejercicio y el control del estrés, la dieta participa en la ecuación de la salud humana. "El problema es que comer sano no es tan fácil como tomar una pastilla", observó Time. "Para algunos, los alimentos saludables no están disponibles; y si están, no son accesibles".
Por eso en los Estados Unidos surgieron el FFF y otros programas similares, como los que tienen la Clínica Cleveland o Kaiser Permanente en San Francisco con la organización Thrive Kitchen. Además de los médicos, compañías de seguros de salud comenzaron a recompensar con pequeños descuentos a la cuota de quienes hagan ejercicio y completen tutoriales de alimentación. En Massachusetts, Blue Cross Blue Shield comenzó a cubrir las viandas de la ONG Community Servings para sus miembros con insuficiencia cardíaca congestiva que no pueden pagar dietas bajas en grasa y sodio.
"El Congreso designó un grupo de trabajo bipartidario, Food Is Medicine (el alimento es medicina) para que analice cómo los programas alimentarios apoyados por el estado podrían ocuparse del hambre a la vez que de reducir los costos crecientes de Medicare (el programa de salud pública para ancianos, niños pequeños, discapacitados y personas sin recursos) por las complicaciones de las enfermedades crónicas", destacó la nota.
Recetar un medicamento es más sencillo que monitorear una dieta. "Pero las drogas son caras —el estadounidense promedio gasta USD 1.400 por año en medicinas— y si la gente no las puede pagar, no las toma", explicó Time. "Eso aumenta la probabilidad de que desarrollen complicaciones a medida que avanzan a fases graves de sus enfermedades, lo cual a su vez los obliga a necesitar más, y más costoso, cuidado médico".
Además, aunque han utilizado tanto dinero en medicinas, los estadounidenses no han reducido, sino al contrario, problemas como la obesidad (que pasó del 30,5% en 2000 al 37,7% en 2014) y el colesterol alto, que afecta al 40% de los adultos. Y esas tendencias responden a la dieta, no a los fármacos.
"El poder de los alimentos como medicina ganó credibilidad científica en 2002 —reseñó Time— cuando el gobierno publicó los resultados de un estudio que enfrentó un programa de dieta y ejercicio contra un tratamiento farmacológico para la diabetes de tipo 2″. En el grupo que tomó metformina, el riesgo de desarrollar diabetes se redujo en un 31% en comparación con quienes tomaron el placebo; entre las personas que hicieron dieta baja en grasas saturadas, azúcar y sal, que incluía proteína magra, frutas y vegetales, la reducción fue del 58%, casi el doble.
En los años recientes otros estudios mostraron los beneficios de la dieta mediterránea en la prevención de un nuevo ataque cardíaco entre aquellos que sufrieron uno. Y estudios en animales, como también análisis de células humanas en laboratorio, comenzaron a explicar por qué ciertos alimentos se asocian con tasas menores de ciertas enfermedades.
Algunos componentes como el omega 3 que se halla en el pescado y los polifenoles que se hallan en las manzanas pueden inhibir la capacidad de los tumores malignos para desarrollar nuevos vasos sanguíneos de los cuales nutrirse para crecer. Las nueces y las semillas pueden proteger partes de los cromosomas de modo tal que puedan reparar las células con mayor rapidez.
El artículo mencionó un libro de próxima aparición, Eat to Beat Disease (Comer para derrotar a la enfermedad), de William Li, investigador médico que asoció años de datos para proponer dosis específicas de alimentos para tratar enfermedades que van desde la diabetes al cáncer de mama.
"No todos los médicos están de acuerdo en que la ciencia avala la administración de alimentos como si fueran drogas, pero él espera que la polémica idea impulse a más investigadores", concluyó Time. "Estamos lejos de recetar dietas categóricamente para combatir la enfermedad", dijo Li. "Y acaso nunca lleguemos a eso. Pero intentamos llenar los blancos, que han existido durante mucho tiempo en este campo, con ciencia real".
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