Cómo una buena nutrición favorece a la función cognitiva y a la neuroplasticidad

En el Día Mundial de la Alimentación, científicos resaltan la relación directa entre la nutrición y el cerebro, en la cual la función y estructura cerebral estarían condicionados y beneficiados por factores nutricionales a lo largo de la vida

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Más del 10% de la población sufre algún tipo de enfermedad neurológica en cierto momento de su vida.

Si bien las ciencias médicas (psiquiatría y neurología) constituyen el eje más importante a la hora de la prevención y el tratamiento de estas enfermedades; en los últimos años ha habido importantes progresos en lo que respecta al aporte de la alimentación.

Una nutrición balanceada y variada es clave para tener un cerebro sano y activo (iStock)
Una nutrición balanceada y variada es clave para tener un cerebro sano y activo (iStock)

Diversos estudios científicos han demostrado que hay una relación directa entre la nutrición y el cerebro, en la cual la función y estructura cerebral estarían condicionados y beneficiados por factores nutricionales a lo largo de la vida.

El sistema nervioso central al momento del nacimiento es el sistema más inmaduro en relación a otros sistemas del cuerpo y completa su madurez a lo largo de la infancia, con un correcto aporte nutricional en los primeros años de vida. Determinados nutrientes (ácidos grasos; como el omega 3) constituyen parte de la estructura de las membranas celulares y promueven al correcto funcionamiento neuronal.

"Es importante destacar que una adecuada alimentación en tiempo y forma favorece la correcta función cognitiva que incluye memoria, lenguaje, atención, orientación; y favorece los mecanismos de neuroplasticidad; entendiendo esta última como la propiedad natural de áreas del cerebro de adaptar su función y reorganizarse ante algún cambio ambiental o injuria cerebral, como por ejemplo un infarto o lesión cerebral", explicó a Infobae la licenciada Teresa Cóccaro, nutricionista de INEBA.

Una adecuada alimentación en tiempo y forma favorece la correcta función cognitiva que incluye memoria, lenguaje, atención y orientación (iStock)
Una adecuada alimentación en tiempo y forma favorece la correcta función cognitiva que incluye memoria, lenguaje, atención y orientación (iStock)

El 60% del cerebro está constituido por lípidos, cuya mayor concentración corresponde a los ácidos grasos poliinsaturados y como el cuerpo no los puede fabricar deben ser exclusivamente aportados a través de la dieta.

"Existen innumerables estudios que demuestran que un adecuado suministro de este ácido graso mejora la función cognitiva y la neuroplasticidad. Asimismo, durante los primero 6 años de vida el aporte de ciertos nutrientes como el hierro – presente en carnes, huevo o lentejas -, vitaminas B6 y B12 – que encontramos en cereales integrales -, vitamina C (que aportan los cítricos), vitamina D (lácteos fortificados, huevo, exposición solar), vitamina E (aceites, frutos secos) y vitamina A (verduras como tomate y calabaza) son condiciones necesarias y mejoran funciones como el aprendizaje, el rendimiento escolar y favorecen a la memoria a lo largo del tiempo", precisó Cóccaro.

Hay una serie de alimentos, bebidas o aderezos no recomendados (Shutterstock)
Hay una serie de alimentos, bebidas o aderezos no recomendados (Shutterstock)

Y agregó: "Por el contrario, el déficit o inadecuado aporte de macro y micronutrientes alteran las funciones neuronales con el riesgo de un desarrollo cerebral con deficiencias o la aparición de enfermedades neurológicas por carencia nutricional".

En particular, lo que aporta cada micronutriente al funcionamiento cerebral es:

-Las vitaminas B6 y B12 favorecen los mecanismos de memoria

-La vitamina C involucrada y favorece la transmisión del impulso nervioso

-La vitamina D está relacionada con la prevención de enfermedades neurológicas autoinmunes como la esclerosis múltiple

-La vitamina E protege las membranas celulares del sistema nervioso. El hierro interviene en la síntesis de neurotransmisores y oxigenación de las membranas celulares

"El aporte calórico no debe exceder las 1800 calorías diarias, ya que el exceso de energía puede reducir la plasticidad neuronal con la posibilidad de daño las células nerviosas; una dieta levemente hipocalórica tendrá un efecto protector sobre las células cerebrales. El aporte de hidratos de carbono no debe exceder el 60% del valor calórico total; el de proteínas, el 20% y el de grasas, el otro 20%, con un aporte menor al 5% de grasas saturadas de origen animal", detalló Cóccaro.

Conclusión: la incorporación de diversos macro y micronutrientes en tiempo y forma tiene una relación directa con la generación de mejores condiciones para el desarrollo y funcionamiento del cerebro humano. La correcta alimentación constituye una herramienta fundamental por los beneficios demostrados y su disponibilidad para cada persona.

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