Como bien sabemos, toda moda es pasajera. La ropa, los accesorios y hasta los gestos forman parte de corrientes que vienen y se van. Lo cierto es que la manía de seguir un determinado modelo se extendió a distintos ámbitos de la vida, como por ejemplo, el de la comida. Las ganas de verse y sentirse mejor son cada vez mayores, y a veces esta situación empuja a muchas personas a tomar las decisiones incorrectas, sin consultar a ningún especialista.
"Con restricciones, lo único que se logra es bajar de peso más rápido. La contracara es un aumento en la ansiedad, desmayos y carencias de hierro y calcio", aseguró la nutricionista Agustina Murcho.
Uno de los interrogantes más frecuentes al iniciar una dieta suele girar en torno a los productos que se pueden incluir en la misma, y los que no. "Al principio muchos consideran que no comer algunas cosas es bueno, hasta que se dan cuenta que es insostenible. Ese el momento en donde se producen los famosos atracones", detalló Murcho.
Para la especialista, entonces, la clave está en moderar las cantidades, ya que nadie engorda por comer una pequeña porción, sino que el aumento de peso se da cuando se ingieren alimentos en exceso y por un lapso de tiempo largo. "Cuando uno se priva mucho, desea más. Está bueno comer cuando uno tiene ganas. Si quiero pizza un miércoles, puedo hacerlo sin necesidad de esperar hasta el fin de semana".
Una medida útil es tomar el hábito de leer las etiquetas de todo lo que consumimos. De esa manera, vamos a notar que algunos productos que aparentemente "suman muchas calorías", en realidad tienen el mismo valor energético que un alimento light. Prestar atención a este tipo de cosas nos ayudará a derribar mitos, a dejar de demonizar algunas comidas y, lo más importante, aprender a comer sin prohibirse.
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