Las papas son un alimento esencial en las dietas de todo el mundo, destacándose por su versatilidad culinaria, accesibilidad económica y riqueza en nutrientes. Este tubérculo, además de ser una fuente importante de energía, aporta vitaminas y minerales esenciales, como potasio, fósforo, hierro y vitamina C.
Según el sitio especializado Cuerpo y Mente, 200 gramos de papas hervidas cubren el 20% de las necesidades diarias de vitamina B1 y el 24% de vitamina B6, posicionándolas como una opción nutritiva y accesible.
Además, las papas son ricas en antioxidantes y poseen propiedades antiinflamatorias que las convierten en aliadas de la salud cardiovascular y metabólica. Según la nutricionista española Alba Coll, cuando las papas se enfrían después de la cocción, parte de su almidón se convierte en fibra resistente, lo que beneficia la salud intestinal al alimentar las bacterias beneficiosas de la microbiota.
Este alimento puede disfrutarse en una gran variedad de preparaciones, desde guisos y ensaladas hasta recetas al horno. Sin embargo, es importante limitar métodos como la fritura, que aumentan significativamente el contenido calórico debido a la absorción de grasas durante el proceso. Para maximizar estos beneficios, es fundamental saber cómo conservarlas adecuadamente y evitar que pierdan calidad antes de su consumo.
Dónde se recomienda guardar las papas
El almacenamiento adecuado es clave para prolongar la frescura de las papas. Lo más recomendable es guardarlas en un lugar fresco, oscuro y con buena ventilación. Temperaturas entre 7 y 11 grados Celsius son ideales para conservarlas sin que pierdan textura ni sabor.
Si se almacenan en lugares más cálidos, pueden brotar o pudrirse más rápido, mientras que temperaturas más bajas, como las del refrigerador, pueden convertir el almidón en azúcar, afectando su sabor y textura.
La ventilación también juega un papel crucial. Las papas son vegetales “que respiran”, por lo que necesitan un flujo de aire constante. Para esto, se sugiere almacenarlas en bolsas de papel, redes o incluso cajas de madera con rendijas, evitando a toda costa las bolsas de plástico, ya que estas retienen humedad y propician la formación de moho o brotes.
Un consejo adicional es colocarlas en un área donde haya penumbra o poca luz natural, puesto que la exposición prolongada a la luz puede provocar que se vuelvan verdes y desarrollen solanina, un compuesto que en grandes cantidades puede ser dañino para la salud.
Cuánto tiempo duran las papas
Cuando se almacenan en condiciones óptimas, las papas pueden durar hasta seis meses en buen estado. No obstante, su tiempo de conservación puede variar dependiendo de varios factores, como la variedad de la papa y las condiciones ambientales del lugar de almacenamiento.
Para mantenerlas frescas, es importante mantenerlas alejadas de frutas como manzanas, peras o bananas, que liberan gas etileno. Este compuesto acelera la maduración y puede provocar que las papas desarrollen brotes o se deterioren más rápido.
En caso de almacenar grandes cantidades, se puede recurrir a cajas de cartón forradas con papel periódico. Este material ayuda a absorber la humedad y protege a las papas de los cambios de temperatura. Para evitar problemas con insectos, se recomienda espolvorear un poco de pimienta negra en el interior de las cajas.
¿Se pueden comer las papas con brotes?
La aparición de brotes en las papas puede ser común si se almacenan por mucho tiempo, pero esto no significa que sean inutilizables, ya que pueden cortarse con facilidad antes de cocinar el tubérculo.
En cuanto a las partes verdes, estas deben retirarse por completo, ya que contienen solanina, una sustancia tóxica que, en grandes cantidades, puede provocar malestar. Aunque una pequeña cantidad no representa un peligro grave, es mejor eliminar las áreas afectadas para evitar riesgos.
Por otro lado, si las papas presentan una textura blanda, manchas oscuras extensas o un olor fuerte, lo más seguro es descartarlas, ya que estos son signos de descomposición.