Los alimentos ultraprocesados, caracterizados por un alto nivel de transformación industrial, incorporan ingredientes como harinas refinadas, aceites, azúcares, grasas, colorantes, conservantes y potenciadores del sabor. Estos aditivos buscan extender su vida útil y hacerlos más atractivos al paladar. Sin embargo, su consumo excesivo puede derivar en graves riesgos para la salud.
El consumo frecuente de alimentos ultraprocesados está relacionado con diversas condiciones de salud, tales como:
- Obesidad y/o diabetes tipo 2
- Hipertensión arterial
- Enfermedades cardiovasculares.
- Aumento de los niveles de colesterol
- Envejecimiento prematuro
¿Cuáles son los alimentos ultraprocesados?
Los productos ultraprocesados se elaboran mezclando ingredientes procesados con cantidades habitualmente reducidas de alimentos frescos.
A estos productos se les añaden componentes industriales ricos en grasas, azúcares y/o sal, además de aditivos como conservantes, colorantes, saborizantes, entre otros.
Estos productos abundan en las góndolas de los supermercados y se presentan en formas que suelen ser atractivas para el consumidor, como:
- Aperitivos
- Palitos salados o nachos
- Gaseosas o jugos endulzados
- Comidas precocidas
- Salsas preparadas
- Sopas instantáneas
Aunque estos alimentos están autorizados para su venta y consumo, la sugerencia es limitar su ingesta al mínimo posible. Una guía práctica para seleccionar opciones más saludables es optar por alimentos que nuestras abuelas reconocerían como comida. Este enfoque resalta la importancia de priorizar ingredientes frescos y menos procesados en la dieta diaria.
Un estudio sobre ultraprocesados y muerte prematura
Un aspecto clave para frenar el envejecimiento es reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, como pizzas congeladas, hamburguesas y productos panificados refinados.
Un estudio realizado en Brasil, publicado en noviembre de 2022 en el American Journal of Preventive Medicine, estimó que alrededor de 57.000 personas, de entre 30 y 69 años, fallecieron ese año debido a una alta ingesta de este tipo de productos.
Según la investigación, esa cifra representa más del 10% de las muertes prematuras anuales en ese rango etario en el país. Eduardo Nilson, especialista en nutrición de la Universidad de São Paulo y autor principal del estudio, destacó que “es muy probable que la enfermedad cardíaca se encuentre entre los principales factores” que contribuyen a esas muertes.
Los investigadores remarcaron que el consumo excesivo de ultraprocesados ricos en sal, azúcar, grasas saturadas y aditivos promueven condiciones como hipertensión, colesterol elevado, diabetes, obesidad y enfermedades renales o hepáticas, todas asociadas al envejecimiento acelerado.
Los alimentos ultraprocesados también podrían aumentar el riesgo de accidentes cerebrovasculares (ACV) y problemas cognitivos relacionados con la demencia, según una investigación publicada en mayo de este año.
Los científicos observaron que un aumento del 10% en el consumo de estos productos está asociado a un 16% más de riesgo de deterioro cognitivo. Asimismo, un mayor consumo de alimentos ultraprocesados se vincula con un incremento del 8% en la probabilidad de sufrir un ACV.
“Nuestros hallazgos muestran que el grado de procesamiento de los alimentos juega un papel importante en la salud general del cerebro”, señaló el doctor W. Taylor Kimberly, neurólogo especialista en cuidados críticos del Hospital General de Massachusetts, en Boston.
Estos alimentos, producidos en forma industrial, contienen altos niveles de azúcar, grasa y sal, combinados con aditivos y conservantes diseñados para potenciar el sabor y prolongar su vida útil.
Entre los ejemplos más habituales se encuentran los nuggets de pollo, comidas congeladas, salchichas, sopas enlatadas, papas fritas, refrescos, cereales azucarados, helados, panes empacados y condimentos como la mayonesa y la salsa de tomate.
* El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN 62540) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.