El FBI investiga luces sobre Nueva Jersey: entre drones y confusión

En noviembre de 2023, una serie de avistamientos nocturnos comenzó a captar la atención de miles de personas en Nueva Jersey y los estados vecinos.

Como recuerda The New York Times, lo que inició como un incidente aislado en una instalación militar se convirtió rápidamente en un fenómeno viral, alimentado por redes sociales, teorías conspirativas y la intervención de varias agencias gubernamentales.

El origen de esta saga puede rastrearse hasta el Picatinny Arsenal, un histórico sitio militar en Nueva Jersey. Una noche, un contratista decidió esperar el fin de la hora pico mientras cenaba en su auto. Fue entonces cuando vio una luz elevarse desde la línea de árboles hacia el arsenal.

Sospechando que podría tratarse de un dron, grabó el suceso y lo reportó a sus superiores el 13 de noviembre. Poco después, comenzaron a surgir reportes similares en todo el condado de Morris, extendiéndose rápidamente a otras áreas del estado y más allá.

Los testigos describían objetos con luces blancas flotando en el cielo, a veces estáticos, otras veces moviéndose a gran velocidad o zigzagueando.

Algunos hablaban de drones del tamaño de vehículos, mientras que otros los consideraban mucho más pequeños. La incertidumbre creció, al igual que las teorías: ¿se trataba de tecnología militar, un gobierno extranjero o incluso visitantes de otro mundo?

Las plataformas digitales fueron clave para amplificar el fenómeno. Jessica Fiorentino, residente de Toms River (Nueva Jersey), subió videos a TikTok en los que afirmaba haber visto drones moviéndose sobre el océano y hacia tierra firme.

Uno de sus videos alcanzó casi medio millón de vistas, y sus seguidores compartieron teorías sobre el origen de las luces. Incluso dispositivos como los timbres inteligentes Ring comenzaron a emitir alertas sobre supuestos avistamientos, intensificando la sensación de alarma.

Mientras las redes sociales avivaban las llamas, algunos residentes, como Jeffrey Parker en Vineland (Nueva Jersey), simplemente trataban de encontrar explicaciones lógicas. Sin embargo, el misterio no hacía más que crecer, generando miedo y desconfianza en las comunidades.

La magnitud del fenómeno llevó a la intervención de diversas agencias. El FBI abrió una línea directa para denuncias, acumulando más de 5.000 reportes en semanas. Por su parte, la Administración Federal de Aviación implementó restricciones temporales de vuelo en áreas sensibles, incluyendo el arsenal militar y el Campo de Golf Nacional Trump en Bedminster.

Sin embargo, las respuestas oficiales fueron confusas. Los mensajes gubernamentales pedían no alarmarse, pero también recomendaban mantenerse vigilantes. Al mismo tiempo, surgieron reportes preocupantes, como el uso de punteros láser dirigidos a aviones y helicópteros, lo que representaba un serio peligro para los pilotos y constituía un delito federal.

El 8 de diciembre marcó un punto álgido en esta historia. Una oficial del Parque Estatal Island Beach reportó haber visto 50 drones moviéndose desde el océano hacia tierra firme.

Este incidente, que evocaba escenas de películas de ciencia ficción, atrajo la atención de un congresista local, Chris Smith, quien denunció la falta de acción del gobierno y pidió explicaciones más claras.

A pesar de la intensidad de los avistamientos y la cobertura mediática, las investigaciones comenzaron a arrojar un resultado inesperado: la mayoría de los reportes no eran drones.

El FBI, junto con otras agencias federales, concluyó que menos del 2% de los reportes ameritaban investigaciones adicionales. La mayoría de las luces en el cielo, según explicaron, eran aviones, helicópteros, estrellas o drones no sospechosos.

Sin embargo, estas explicaciones no convencieron a muchos residentes, que permanecen escépticos ante la falta de pruebas tangibles.

Algunos expertos sugieren que lo ocurrido podría tratarse de un caso de histeria colectiva, alimentado por el sesgo de confirmación y la desconfianza hacia las instituciones. Las redes sociales, con su capacidad para amplificar rumores, jugaron un papel crucial en esta narrativa.

La saga de los drones en Nueva Jersey pone de manifiesto cómo los fenómenos percibidos pueden escalar rápidamente en la era digital. Desde las primeras luces vistas en el Picatinny Arsenal hasta los videos virales en TikTok, este caso nos recuerda la fragilidad de nuestra percepción colectiva y el impacto de la tecnología en la construcción de narrativas públicas. Aunque los drones quizá no eran reales, la ansiedad y la curiosidad que generaron ciertamente lo fueron.