En muchas cocinas, las cebollas son un ingrediente esencial, pero su conservación es un desafío común. Después de comprarlas frescas, es frecuente que, tras pocos días, comiencen a ponerse blandas, arrugadas o incluso a pudrirse. Sin embargo, lo que muchos no saben es que existen formas sencillas y efectivas de prolongar la frescura de las cebollas, y evitar que se desperdicien. De acuerdo con las declaraciones de Merissa Alink, experta culinaria y fundadora de Little House Living, a The Mirror, las cebollas pueden durar hasta tres meses o más si se almacenan adecuadamente. Pero, ¿qué errores se deben evitar y qué métodos son los más recomendables?
1. Técnicas de almacenamiento para cebollas enteras y cortadas
El primer paso para una correcta conservación es entender que las cebollas enteras y las cebollas cortadas requieren métodos distintos de almacenamiento. Alink explicó al medio inglés que las cebollas enteras deben guardarse en un lugar seco y ventilado. La despensa o un cajón oscuro y fresco son ideales. Contrario a lo que muchos piensan, no es recomendable almacenar cebollas enteras en la heladera. El frío acelera la conversión de almidón en azúcar, lo que puede hacer que las cebollas se vuelvan blandas y pierdan sabor.
Por otro lado, las cebollas que ya fueron peladas o cortadas necesitan ser guardadas en la heladera para evitar su descomposición rápida. Merissa recomienda envolver las mitades en film transparente o plástico y almacenarlas en un recipiente hermético, lo que ayuda a mantener su frescura por varios días. Para cebollas picadas, la mejor opción es una bolsa de plástico con cierre hermético.
2. Condiciones ambientales: temperatura, humedad y luz
Las condiciones ambientales son factores clave para la conservación de las cebollas. La experta advirtió a The Mirror que, tanto el exceso de frío como el calor extremo, pueden ser perjudiciales. Si bien las cebollas enteras no deben ser almacenadas en la heladera, tampoco deben exponerse a temperaturas demasiado altas, ya que esto puede hacer que se resequen o broten rápidamente. Lo ideal es mantenerlas en un ambiente fresco, pero siempre fuera de la luz solar directa, que puede afectar su durabilidad.
Además, el control de la humedad es crucial. Las cebollas son susceptibles al deterioro por humedad excesiva, por lo que es recomendable almacenarlas en lugares secos y bien ventilados, donde pueden durar meses en buene stado. La experta aconsejó evitar lugares como debajo de la bacha de cocina o sótanos húmedos, ya que la humedad acumulada en estos espacios puede acelerar la descomposición.
3. Otros consejos sobre envases y bolsas
El uso de envases adecuados también juega un papel fundamental en la preservación de las cebollas. Las bolsas de plástico son perjudiciales para las cebollas enteras, ya que retienen la humedad y favorecen el desarrollo de moho, lo que acelera su descomposición. En su lugar, Alink recomienda utilizar bolsas de malla o de papel, que permiten una mejor circulación de aire.
Para cebollas peladas o cortadas, es necesario envolverlas correctamente para evitar la exposición al aire. Los envases herméticos o las bolsas de plástico con cierre son opciones efectivas para mantener la frescura. La experta asegura que las cebollas peladas, si se almacenan adecuadamente, pueden mantenerse frescas en la heladera durante 7 a 10 días, mientras que las cebollas enteras pueden durar hasta 14 días.
4. Evitar la heladera para cebollas enteras
Una de las recomendaciones más importantes es evitar la heladera para las cebollas enteras. A pesar de que muchas personas optan por guardarlas allí, el frío puede afectar la textura y el sabor. La experta señaló a The Mirror que la heladera puede hacer que las cebollas se vuelvan blandas, húmedas y propensas al moho. En lugar de esto, lo mejor es almacenarlas en un lugar fresco, seco y oscuro, donde no estén expuestas a la luz directa ni a la humedad excesiva. Un cajón o una despensa ventilada son lugares óptimos.
5. El gas etileno y su efecto en la maduración de las cebollas
Un factor más que impacta la conservación de las cebollas es la exposición al gas etileno, que se produce de manera natural durante la maduración de ciertos alimentos. Este gas puede acelerar el proceso de envejecimiento de frutas y verduras cercanas. Merissa destacó al medio británico que, para evitar que las cebollas maduren demasiado rápido, se las debe almacenar lejos de otras frutas y verduras como manzanas, bananas o tomates, que son conocidas por liberar grandes cantidades de etileno.
Si ya se cortaron o se cocinaron las cebollas, es esencial asegurarse de almacenarlas en un recipiente hermético para evitar que el gas etileno las haga madurar prematuramente. Además, las cebollas cocidas o picadas siempre deben mantenerse en la heladera, donde su vida útil será mucho más larga.