El hábito de la Generación Z de dormir con el acompañamiento de ruido blanco está marcando una tendencia que la diferencia del resto de los grupos etarios. Según una encuesta reciente de Talker Research, compartida exclusivamente con Newsweek, casi la mitad de los jóvenes nacidos entre 1997 y 2006, un 49%, recurre a este tipo de sonidos para lograr conciliar el sueño.
Este porcentaje supera ampliamente al de otras generaciones, lo que sugiere una conexión singular entre las dinámicas de esta generación y sus necesidades de descanso.
En el estudio participaron mil adultos estadounidenses que respondieron si suelen usar ruido blanco u otros sonidos para dormir. La respuesta positiva de los integrantes de la Generación Z posiciona a este grupo como el más dependiente de este hábito, en comparación con otros sectores de la población.
Entre las generaciones que siguen a la Generación Z, los Millennials, nacidos entre 1981 y 1996, reportaron un uso del 41%, reflejando una afinidad menor, aunque significativa, con los beneficios del ruido blanco. Le siguen los integrantes de la Generación X, nacidos entre 1965 y 1980, con un 40%. Las cifras continúan disminuyendo en las generaciones más maduras: un 32% de los baby boomers y apenas un 9% de los integrantes de la Generación Silenciosa, nacidos entre 1925 y 1945, señalaron recurrir a este tipo de sonidos.
Esta progresión descendente en el uso según la edad evidencia cómo las costumbres relacionadas con el sueño se transforman junto con los cambios culturales y tecnológicos que han acompañado a cada generación. El ruido blanco, al ser percibido como un recurso moderno, encuentra su mayor aceptación entre quienes crecieron en un entorno profundamente influido por el acceso constante a la tecnología y el estímulo auditivo.
Ese tipo de sonido...
El ruido blanco se ha convertido en una herramienta esencial para mejorar el descanso, especialmente entre la Generación Z, aunque sus beneficios abarcan a personas de distintas edades. Este tipo de sonido, definido por la mezcla equilibrada de todas las frecuencias audibles, genera un ambiente constante que ayuda a bloquear ruidos molestos o inesperados.
Su principal característica es la uniformidad, ya que el volumen y tono permanecen estables, permitiendo que el cerebro lo perciba como un fondo relajante. Gracias a estas propiedades, el ruido blanco facilita el sueño al crear una desconexión efectiva de los estímulos externos que podrían interrumpirlo.
Más allá del sueño, este tipo de ruido es utilizado para mejorar la concentración y reducir el estrés, ya que enmascara sonidos irregulares como el tráfico o las conversaciones. Este efecto relajante puede lograrse mediante dispositivos especializados, aplicaciones móviles o grabaciones de sonidos naturales, como lluvia o viento. Su capacidad de uniformizar el entorno acústico lo convierte en un recurso versátil para quienes buscan tranquilidad en medio de entornos ruidosos, consolidándose como un aliado.
Un estudio publicado en la revista Sleep Medicine, en 2021, exploró su eficacia en adultos expuestos a niveles elevados de ruido ambiental. Durante un experimento de dos semanas, se observó que quienes durmieron con ruido blanco lograron niveles de sueño más profundos y constantes que aquellos que no lo utilizaron. Esto reafirma su valor como una herramienta que mejora el bienestar en entornos ruidosos.
El aumento en la dependencia de este hábito entre los miembros de la Generación Z puede explicarse desde el contexto digital en el que viven inmersos. Según Chelsea Perry, diplomática de la Junta Estadounidense de Medicina Dental del Sueño y propietaria de Sleep Solutions, esta generación ha crecido rodeada de una estimulación constante derivada de dispositivos electrónicos como teléfonos inteligentes y computadoras.
La exposición prolongada no solo afecta su capacidad de desconexión, sino que también influye en cómo perciben el silencio, muchas veces asociado a incomodidad. “El ruido blanco funciona como una barrera para sonidos molestos y crea un ambiente uniforme que el cerebro encuentra relajante”, explicó Perry a Newsweek.
Más allá de su utilidad práctica, el uso de ruido blanco refleja una adaptación a un estilo de vida marcado por la sobreestimulación digital. Perry señaló que la necesidad de un ambiente acústico regulado podría estar vinculada al estado de alerta constante que generan las notificaciones, el contenido en redes sociales y otros estímulos visuales y auditivos. Para esta generación, el ruido blanco actúa como un puente hacia el descanso, facilitando una transición que contrarresta el impacto de las pantallas.
Los problemas relacionados con el sueño se encuentran entre las preocupaciones de salud más comunes en Estados Unidos, y el ruido blanco emerge como una alternativa accesible y eficaz frente a estos desafíos. Aunque su adopción se presenta con mayor fuerza en las generaciones jóvenes, el interés en este tipo de estrategias podría extenderse a otros sectores, dado su respaldo científico y su capacidad para mejorar el descanso en un mundo que no deja de sonar.