Una nueva molécula podría cambiar la manera en que se entiende el ejercicio físico y el cuidado de la salud.
Si alguien dijera que es posible obtener los beneficios de una carrera de 10 kilómetros sin moverse del sofá, cualquiera podría creer que no está en su sano juicio. Pero, sin embargo, esto es lo que proponen investigadores de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, con el desarrollo de una molécula que aseguran es capaz de imitar los efectos metabólicos del ejercicio y el ayuno en el cuerpo humano.
Pero, ¿qué implicaciones podría tener esta píldora en la salud y el bienestar a largo plazo? ¿Es realmente posible reemplazar la actividad física con un simple suplemento?
Qué descubrieron los investigadores
El fármaco llamado LaKe surgió como resultado de una colaboración entre expertos en química, metabolismo y medicina clínica, quienes publicaron sus hallazgos en el Journal of Agricultural and Food Chemistry.
El profesor Thomas Poulsen y su equipo descubrieron cómo sintetizar una molécula que combina lactato y cetonas, dos compuestos que el cuerpo produce naturalmente durante el ejercicio intenso y los períodos de ayuno.
El lactato es conocido por proporcionar energía durante actividades extenuantes, mientras que las cetonas se forman cuando el organismo recurre a la quema de grasas en ausencia de glucosa. Al unir estos elementos, la molécula de LaKe logra desencadenar respuestas metabólicas similares a las que se producen al correr a alta velocidad con el estómago vacío, incluyendo la eliminación de ácidos grasos en la sangre y la supresión del apetito.
Hasta el momento, los estudios de LaKe se limitaron a pruebas en ratas, donde los resultados fueron prometedores. Las ratas que recibieron el fármaco experimentaron una mejora en la capacidad metabólica y una mayor resistencia, sin mostrar signos de toxicidad, a diferencia de versiones anteriores de medicamentos similares que causaban efectos adversos graves. Actualmente, se están llevando a cabo los primeros ensayos clínicos en humanos en el Hospital Universitario de Aarhus para verificar la seguridad y eficacia de LaKe.
Cómo la molécula simula el ejercicio intenso
El fármaco experimental, según el estudio, actúa generando un aumento en los niveles de lactato y beta-hidroxibutirato (BHB) en el cuerpo, replicando los procesos naturales que se desencadenan tras una sesión de ejercicio intenso.
Este cambio metabólico no sólo ayuda a movilizar las reservas de grasa como fuente de energía, sino que también contribuye a reducir los ácidos grasos en el torrente sanguíneo, disminuyendo potencialmente el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas como la diabetes tipo 2.
Además, la molécula podría ayudar a promover la recuperación y mejorar la función del sistema de reparación celular.
¿Quiénes se beneficiarían con la píldora?
El potencial de LaKe es especialmente significativo para grupos que enfrentan dificultades para realizar ejercicio físico.
Personas mayores, pacientes con problemas de movilidad, aquellos con enfermedades cardíacas o en recuperación de cirugías, podrían encontrar en esta molécula una herramienta para mantener un estado metabólico saludable sin someterse a esfuerzos físicos intensos.
Asimismo, la molécula podría tener aplicaciones en el ámbito de la neurociencia, ayudando a pacientes con enfermedades como Parkinson y demencia, donde el aumento de lactato en el cerebro podría reemplazar a la glucosa en situaciones de estrés o trauma cerebral.
Limitaciones versus expectativas de la píldora que simula el ejercicio
A pesar de sus ventajas, es poco probable que LaKe logre replicar todos los beneficios de la actividad física real.
Es que el ejercicio no sólo mejora la salud cardiovascular y metabólica, sino que también fortalece los huesos, mejora la calidad del sueño, eleva el estado de ánimo y reduce el estrés.
Además, las interacciones biológicas complejas y los beneficios psicológicos de la actividad física, como la sensación de logro y la socialización, son aspectos que una píldora no puede reproducir.
Según sostuvo Poulsen, “el uso de LaKe será más relevante para quienes no pueden ejercitarse, mientras que para el resto, actividades sencillas como caminar seguirán siendo una opción preferible y accesible”.
Tal vez para muchos la posibilidad de que un fármaco pueda sustituir el ejercicio es tentadora, pero aún la ciencia está lejos de una solución que abarque la experiencia completa.