La respiración bucal en los niños es un hábito que puede parecer inofensivo, pero tiene implicaciones significativas para su salud y desarrollo. Aunque respirar por la nariz es lo habitual y beneficioso, muchos niños respiran por la boca debido a diversas obstrucciones o condiciones. Este hábito no debe tomarse a la ligera, ya que puede acarrear problemas dentales, respiratorios y del desarrollo facial.
Cuando se inhala aire por la nariz, este inicia un recorrido que atraviesa las fosas nasales, la faringe, la laringe, la tráquea, los bronquios, y finalmente llega a los pulmones. En ese trayecto, el aire es humedecido, calentado y filtrado, lo que garantiza que llegue en condiciones óptimas para la respiración. Uno de los elementos clave en este proceso son los cilios, pequeñas estructuras similares a pelos ubicadas en la mucosa de las vías respiratorias que atrapan las partículas no deseadas y las eliminan del sistema. Estos movimientos casi serpenteantes de los cilios son esenciales para mantener las vías respiratorias limpias y evitar infecciones.
El estudio de cilios muestra que estas estructuras tienen la capacidad de moverse a alta velocidad, cubriendo un amplio rango de espacio para atrapar y detener partículas dañinas como polvo, polen, bacterias y virus. Este mecanismo de defensa convierte a la nariz en un filtro natural de gran eficacia, algo que no ofrece la respiración por la boca. Además, respirar por la nariz incrementa la producción de óxido nítrico en los senos paranasales, un gas que facilita la circulación y absorción de oxígeno en los pulmones y fortalece el sistema inmunológico, ya que posee propiedades antibacterianas, antivirales y antiinflamatorias.
Los beneficios de la respiración nasal son destacables. El aire que inhalamos por la nariz se calienta y humedece, lo que mejora la salud respiratoria. Además, los vellos en las narinas actúan como una primera línea de defensa contra virus, bacterias y otros patógenos.
Los signos para detectar si un niño es respirador bucal incluyen dormir con la boca abierta, roncar por las noches, tener ojeras y una zona del pómulo plana, y padecer infecciones frecuentes como otitis y amigdalitis, según la Asociación Española de Pediatría. Otros indicadores son la boca abierta durante el día, deglución atípica, y la tendencia a levantar la barbilla y adelantar el cuello para respirar mejor.
Entre las causas de la respiración bucal destacan la rinitis alérgica, la sinusitis, la desviación del tabique nasal, las infecciones respiratorias, y el tamaño excesivo de vegetaciones o amígdalas. También puede influir la hipotonía muscular, que dificulta el correcto funcionamiento de las vías respiratorias.
En cuanto a los problemas asociados a la respiración bucal crónica, se incluyen la deformación del rostro y problemas dentales. La constante apertura de la boca puede alterar el desarrollo facial y provocar un rostro alargado, pómulos sin proyección, ojeras, una barbilla retraída, nariz caída o en forma de gancho, fosas nasales estrechas, y una sonrisa gingival. Esta deformación puede derivar en mordidas abiertas, acumulación de bacterias, caries, mal aliento y sequedad bucal.
Otro problema crítico es la apnea del sueño, que implica pausas respiratorias durante la noche y afecta la calidad del sueño y la oxigenación del cerebro. Estas apneas pueden causar deterioro en la corteza prefrontal del cerebro, responsables del aprendizaje, y aumentar los niveles de cortisol y adrenalina, derivados en síntomas de hiperactividad y ansiedad.
La relación entre la respiración bucal y problemas de comportamiento y cansancio es clara. Un niño que no respira bien no duerme bien, lo que lleva a irritabilidad, estrés, somnolencia y fatiga constante. Además, son más propensos a sufrir infecciones del oído y otitis crónica.
Tratamientos para la respiración bucal en niños abarcan varias especialidades médicas. Otorrinolaringólogos valoran las vías respiratorias y pueden sugerir la reducción de amígdalas o adenoides en casos de obstrucción. Ortodoncistas pueden trabajar en la expansión maxilar rápida para ampliar las fosas nasales y mejorar la respiración nasal. Este procedimiento es indoloro y rápido, con resultados visibles en pocas semanas, y se asegura la estabilidad del tratamiento mediante fases de retención que solidifican el hueso.
La terapia miofuncional orofacial, dirigida por logopedas, ayuda a modificar los hábitos de respiración bucal mediante ejercicios que enseñan la postura correcta de la lengua y mejoran la capacidad de respirar, deglutir y hablar. Estos ejercicios son importantes para restablecer una respiración nasal adecuada y evitar futuras complicaciones.
La importancia de abordar la respiración bucal en los niños reside en prevenir los problemas de salud y desarrollo asociados. La intervención temprana mediante la evaluación y el tratamiento de un especialista puede mejorar significativamente la calidad de vida de los niños, asegurando un desarrollo saludable y pleno.
Se podría pensar que respirar por la boca es neutro en términos de beneficios, pero no es así. Aunque en situaciones específicas, como durante el ejercicio intenso o cuando la nariz está congestionada, puede ser necesario, la respiración bucal acarrea problemas de salud. Por ejemplo, puede reducir la filtración y humedad del aire, incrementando el riesgo de infecciones y problemas respiratorios.
Se recomienda que los padres que detecten signos de respiración bucal en sus hijos busquen la valoración de un especialista cuanto antes. La correcta identificación y tratamiento de este hábito es vital para prevenir consecuencias a largo plazo en el crecimiento y desarrollo infantil.