El mundo vive acelerado. La tecnología y la gran cantidad de horas que los niños y adolescentes destinan a sus estudios y actividades sociales ejercen una presión sin precedentes en ellos. También, enfrentar situaciones complejas se vuelve un desafío diario.
Las pantallas inundan los espacios, las miradas, los conflictos y la socialización de las nuevas generaciones. Entonces, ¿cómo hacer para frenar un estado generalizado de ansiedad, de estímulos constantes y aquietar el ritmo de la mente?
La meditación surge como un pilar hacia el bienestar y la estabilidad emocional de niños y adolescentes. Esta antigua práctica, que ha trascendido culturas y siglos, ofrece en la actualidad un refugio seguro y efectivo para fomentar la concentración, la empatía y la tranquilidad en la vida de los más jóvenes.
Lejos de ser una simple técnica de relajación, la meditación es cada vez con más frecuencia un elemento esencial en el desarrollo cognitivo y emocional de niños y adolescentes, proporcionando herramientas vitales para enfrentar los retos de su entorno con resilencia y madurez.
Beneficios de la meditación en niños y adolescentes
Primero, es conveniente hacer un panorama de la cuestión. “La meditación es una práctica mental para entrenar la atención para alcanzar la calma, una comprensión más profunda de uno mismo y más claridad mental”, define Alejandro Castro Santander, director del Observatorio de la Convivencia Escolar (UCCuyo), miembro de la Alianza Antibullying Argentina, en diálogo con Infobae.
Y sigue: “La meditación puede ofrecer beneficios muy importantes para el desarrollo afectivo y cognitivo de niños, adolescentes y también adultos”. ¿Cuáles? Sobre estos, Castro Santander es contundente.
Según detalla el experto, la meditación en las nuevas generaciones reduce del estrés y la ansiedad, mejora la atención y la concentración, permite el desarrollo de la empatía y la compasión, “sobre todo en el caso de los chicos, que están bombardeados por imágenes y, al mismo tiempo, hay un abuso de las nuevas tecnologías, las nuevas pantallas”.
Consultado por Infobae, Guido Korman, especialista en meditación y salud mental, investigador Independiente del CONICET, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), considera que “uno de los principales beneficios de introducir prácticas de meditación en niños es promover un mayor reconocimiento de su experiencia interna, incluyendo el papel de las emociones, las sensaciones corporales y los pensamientos”.
En este sentido, ambos expertos coinciden en que la meditación es clave para la regulación de emociones y sentimientos.
Según el profesor estadounidense de Medicina John Kabat-Zinn “este estado de ‘inconciencia’ puede contribuir a mejorar la salud, así como consecuencias psicológicas relacionadas con la ansiedad, la depresión, la desregulación emocional y el estado de ánimo negativo”.
Kabat-Zin habla desde su vasta experiencia: sus prácticas de zen, yoga, y sus estudios con diversos maestros budistas lo condujeron a integrar partes de esas enseñanzas con las de la ciencia occidental, creando la técnica de Reducción del Estrés Basada en la Atención Plena.
De acuerdo a un estudio, la meditación trascendental ha mostrado resultados prometedores en adultos y en niños. ¿Qué descubrieron? Basado en una muestra de 168 preadolescentes y adolescentes de Brasil, el estudio arrojó que la meditación tiene un impacto positivo en el bienestar, al tiempo que reduce la ansiedad y el estrés entre quienes la practican, funcionando principalmente como un recurso para afrontar las dificultades cotidianas.
Castro Santander vuelve a un punto clave cuando hace referencia a enfrentar la frustración. La meditación, advierte, es una herramienta fundamental para enfrentar los desafíos, las adversidades, no aceptar los cambios, las dificultades que se le pueden presentar más calma y buscar otras formas más constructivas para enfrentarla.
Existe un caso interesante. En una escuela en Santander, Colombia―nada más y nada menos que a la que asistió el Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez― crearon la primera aula para promover la salud mental de los niños. Se trata de una iniciativa innovadora, único en su tipo, cuyo espacio está diseñado para favorecer la concentración, el autocontrol y el manejo de emociones de más de 1.400 alumnos.
La adopción de esta metodología por parte de las autoridades responde a una creciente preocupación por la salud mental de los jóvenes y busca integrar prácticas de atención plena como parte esencial del currículo educativo. Así, los estudiantes participarán en sesiones de mindfulness dos veces por semana, con la intención de reducir el estrés y promover un bienestar general.
Tanto Castro Santander como Korman coinciden en que la implementación de estas prácticas no reemplaza ni sustituyen a las prácticas de meditación por sí solas no pueden resolver por completo otras cuestiones complejas. Por ejemplo, los tratamientos médicos en los casos de trastornos de déficit de atención o las problemáticas como el bullying. Se trata, más bien, de complementar.
Entonces, pasa por “resolver situaciones conflictivas de manera más constructiva, más pacífica, para evitar que esas situaciones mal resueltas escalen a violencia”, considera Castro Santander.
La cuestión es ayudar a los niños y adolescentes cuando se sienten abrumados. Para que haya una buena recepción, un primer paso es adaptarlo a las edades y que siempre sea lúdico.
De la teoría a la práctica
Cómo llevarlo a la práctica se vuelve la pregunta del millón. Según los expertos de Mayo Clinic, las técnicas habituales de relajación incluyen la meditación, la atención plena, la concentración en el momento presente, la relajación muscular progresiva, el taichí y el yoga. A su vez, ofrecen alternativas más activas de lograr la relajación, que incluyen caminar en la naturaleza al aire libre o participar en deportes o actividad física regular.
Castro Santander también explica que se trata de enfocar la la mente en un objeto específico como la respiración, un sonido, una imagen, un pensamiento. Este modelo más tradicional espiritual viene del budismo, sin embargo, ahora está más relacionado con cultivar la la atención plena, lo que llamamos el mindfulness. Juegos, cuentos y actividades recreativas para que la meditación sea más atractiva para los niños y que siempre ayuden a elegir la técnica es una de las claves de Castro Santander.
También agrega que hay que invitar a que las nuevas generaciones presten atención a sus propios sentidos como el tacto, el olfato, la vista, el oído. “Esto puede ser una forma de introducir la meditación de una manera más práctica”, sugiere Castro Santander.
“Las prácticas de meditación no solo fomentan aumentar nuestra comprensión de nuestra experiencia interior, sino que también constituyen una herramienta muy útil para regular las emociones”, dice Korman y agrega que entre las prácticas de meditación más populares en el ámbito de la salud mental se encuentran, coincidiendo con Castro Santander, los entrenamientos de mindfulness.
“Las prácticas de meditación son herramientas que pueden integrarse en las prácticas de salud mental en general”, señala Korman pero “es importante reconocer que no sirven para todos”. Y da una idea: “Es crucial explorar diversas formas de proporcionar información a niños y adolescentes sobre la experiencia emocional, y películas como Intensamente ofrecen excelentes ejemplos de cómo abordar este tema.
Claves para incorporar la meditación en los niños y adolescentes
Para incorporar la meditación en la rutina cotidiana de los niños, se recomienda seguir varios pasos que facilitarán la adopción de esta práctica de manera natural y efectiva:
- Inicio gradual. Comenzar con sesiones cortas de meditación, de unos pocos minutos, e ir aumentando gradualmente el tiempo conforme el niño se acostumbre a la práctica.
- Crear un espacio tranquilo. Designar un lugar específico en casa que sea tranquilo y cómodo para meditar. Este espacio debe estar libre de distracciones y ser agradable para el niño.
- Establecer una rutina. Integrar la meditación como parte de la rutina diaria, por ejemplo, antes de ir al colegio o antes de dormir. La consistencia ayudará a desarrollar el hábito.
- Meditar juntos. Participar en la actividad junto al niño no solo refuerza el hábito, sino que también ofrece un ejemplo positivo y fomenta un momento de conexión.
- Utilizar guías y recursos. Emplear recursos como aplicaciones de meditación diseñadas para niños, libros o vídeos que proporcionen meditaciones guiadas acordes a su edad.
- Hacerlo divertido. Integrar ejercicios de respiración y visualización creativa que capten el interés del niño, haciendo de la meditación una actividad lúdica.
- Potenciar la observación y la conciencia. Enseñar al niño a ser consciente de su entorno, sus sensaciones y sus emociones sin juzgarlas, incentivando la curiosidad y el autoconocimiento.
- Incorporar intenciones positivas. Comenzar las sesiones de meditación estableciendo intenciones o afirmaciones positivas, ayudando al niño a focalizar su mente en pensamientos constructivos.
- Fomentar la regularidad sin presión. Es importante que la meditación sea percibida como algo positivo y no como una obligación, motivando la participación del niño de forma regular pero flexible.
- Diálogo abierto. Mantener una comunicación abierta sobre sus experiencias con la meditación, lo que les gusta, lo que encuentran difícil y cómo se sienten después.
Integrar la meditación en la rutina de los niños de manera efectiva requiere paciencia y persistencia, pero los beneficios a largo plazo en su desarrollo emocional, cognitivo y social bien valen el esfuerzo.