Según la Organización Mundial de la Salud, el estilo de vida es el resultado de un conjunto de hábitos que permite a las personas disfrutar de un equilibrio entre el bienestar físico, mental y social. Este enfoque integral combina hábitos de alimentación saludable, actividad física regular, cuidado del medioambiente, interacción social y equilibrio ocupacional.
“Desarrollar una vida larga y plena es posible. Hoy en día sabemos que mantener un estilo de vida saludable y equilibrado en cada etapa del proceso vital es esencial para lograrlo. Es importante reconocer que existen diversos tipos de estilos de vida y que cada uno de ellos aporta diferentes beneficios al desarrollo humano. En ese sentido, sería posible, a través de la incorporación de nuevos hábitos, rediseñar nuestro estilo de vida”, afirmó la licenciada Adriana Fiorino, directora del Departamento de Terapia Ocupacional de INECO.
A continuación, la licenciada Fiorino, quien además es subdirectora operativa de Programas Interdisciplinarios de INECO, compartirá nueve sugerencias para impulsar un estilo de vida saludable:
Con este ejercicio se podría identificar cuáles son aquellas tareas que se realizan porque deben hacerse y cuáles porque se desea. Luego de ese listado, se puede reflexionar sobre las actividades que son realmente importantes, cuestionando si se les dedica suficiente tiempo.
Si el resultado de este análisis indica que no se le está haciendo lugar a aquellas ocupaciones que la persona considera significativas, será un buen momento para buscar un espacio concreto en la agenda y dejar de postergarlas.
La sobrecarga de trabajo o la falta de descanso pueden impactar negativamente en la calidad de vida de las personas. Realizarse preguntas tales como: “¿Mantengo el equilibrio entre las diferentes actividades de mi vida cotidiana (trabajo, estudio, tareas del hogar, ocio, descanso y sueño)?” o “¿Estoy satisfecho con el tiempo que le dedico a las actividades que quiero hacer y a las que debo hacer?”, podrían ser de utilidad dado que podrían actuar como disparadores para plantear un cambio.
Si este tipo de vínculos son un desafío o las condiciones de vida hacen que uno se encuentre fuera del contexto que resulta familiar, se sugiere explorar las distintas herramientas comunitarias existentes, tales como clubes, asociaciones, grupos de voluntarios, etcétera, dado que allí se podrían encontrar personas con intereses comunes que seguramente valga la pena conocer.
Tal como se demostró en publicaciones anteriores dedicadas específicamente a la nutrición, numerosas investigaciones comprueban que diversos patrones de alimentación saludable, tales como la dieta mediterránea o MIND, ayudan a mantener la salud cerebral.
Participar de actividades, que impliquen movimiento moderado del cuerpo durante más de 150 minutos por semana para personas adultas y 60 minutos al día de actividad física moderada o vigorosa para niños.
Asimismo, mantiene preparadas y entrenadas a las personas para las demandas de la vida cotidiana.
Estas acciones serán un gran aporte a la salud y a la calidad de vida, nutriendo la rutina de motivación y energía de cada individuo, lo cual permitirá afrontar el resto de las actividades que tal vez resultan más desafiantes. Como se mencionó anteriormente, la clave es el equilibrio.