Las enfermedades mentales son cada vez más prevalentes en nuestra sociedad, pero algunos de estos trastornos brindan señales para estar atentos.
Me han preguntado varias veces si se pueden prevenir las enfermedades mentales. Claro que sí. Igual que se puede prevenir la diabetes, la hipertensión, existen varias cosas que todos podemos hacer.
Primero debemos prestar atención al estrés, que está estrechamente relacionado con nuestras emociones y nuestra percepción de las circunstancias que vivimos cada día. El estrés no significa necesariamente que estemos sobrecargados o cansados, sino que se produce cuando uno sufre lo cotidiano, se manifiesta como una relación directa entre las amenazas de nuestro entorno (incertidumbre laboral, un discusión con un familiar, la pérdida de un ser querido) y nuestra capacidad de resistencia ante esa situación.
El estrés crónico puede desencadenar trastornos como la ansiedad y la depresión. Una correcta alimentación y seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sugiere realizar actividad física aeróbica, como caminar a paso rápido, al menos 150 minutos por semana, son algunas de sus recomendaciones.
Las relaciones sociales también juegan un papel crucial en la prevención de los problemas de salud mental. Le digo algo más, los vínculos personales son importantísimos para no enfermar mentalmente. Tener una vida social activa con su familia y su grupo de amigos.
Pero hay un mensaje aún más crucial: la importancia de no naturalizar síntomas. Si se siente tristeza, ansiedad o se cree tener depresión, es fundamental consultar a tiempo a un especialista que pueda orientarnos e indicarnos qué tratamiento es el adecuado.
La capacidad de control reduce el estrés
En cuanto al estrés, otro concepto clave es la capacidad de control. Imagine una situación en la que dos personas cambian roles mientras conducen un auto. Aunque uno de ellos pueda manejar peor que el otro, el estrés disminuye cuando siente que tiene control del volante. Este ejemplo sirve para ilustrar la relación inversa entre la sensación de controlar la vida y sentir que otros lo hacen por uno.
Cuando yo tengo la capacidad de controlar mi vida, encuentro el equilibro. Pero tenga en cuenta que la percepción no es la realidad. La realidad son hechos interpretados desde nuestros propios procesos psíquicos. “Lo que es estresante para Juan no lo es para Pedro”, y así es la subjetividad en la vida. E
Si una persona siente que no tiene control sobre su vida, su nivel de estrés será más alto.
Por todo esto, queda claro que la percepción, el control y la actividad física y social son herramientas fundamentales para prevenir enfermedades mentales y mantener el bienestar.
*El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN 62540) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.