Cinco hábitos de longevidad inspirados en las zonas azules para prevenir el síndrome vespertino

Forman parte del estilo de vida de las personas que residen en estos lugares donde se vive más tiempo y con buena salud. Ayudan a disminuir el malestar o la tristeza que aparece al caer la tarde

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La longevidad de los habitantes de las Zonas Azules se debe a varios factores entre los que se encuentran una dieta adecuada, la actividad física, vivir en comunidad y el manejo del estrés (Getty)
La longevidad de los habitantes de las Zonas Azules se debe a varios factores entre los que se encuentran una dieta adecuada, la actividad física, vivir en comunidad y el manejo del estrés (Getty)

Las zonas azules , las cinco regiones del mundo donde residen las personas más longevas, son una fuente de inspiración para la cultura occidental cuando buscamos respuestas para vivir más y mejor. La vorágine de la vida moderna genera en muchas personas algo que podría llamarse el síndrome de tristeza o depresión vespertina, una sensación de angustia o malestar que nos invade al caer la tarde, antes o después de terminar nuestras obligaciones laborales o académicas.

Estos paraísos se ubican en Loma Linda, California; la península de Nicoya, en Costa Rica; Vilcabamba, en Ecuador; Cerdeña, en Italia; Caucasia, en Georgia; Hunza en Pakistán y la península de Okinawa, en Japón. Y se caracterizan por comunidades en las que los habitantes realizan largas caminatas, siguen una alimentación saludable basada en lo que producen, consumen alcohol con moderación, mantienen horarios regulares de sueño y madrugan, al mismo tiempo que disfrutan de una vibrante vida social.

El investigador y periodista estadounidense Dan Buettner y autor del best seller “El secreto de las zonas azules” destaca que en esos reductos globales, el enfoque general del mediodía es muy diferente al resto del mundo, ya que la vida no está orientada a lograr la máxima cantidad de trabajo. “La prioridad no es la productividad, la prioridad es el propósito”, dice Buettner.

En ese mismo sentido, el doctor Robert Agnello, profesor de Medicina familiar en la Universidad de Campbell, destaca que si bien cada lugar de las zonas azules tiene costumbres específicas, comparten un estilo de vida con menos estrés que prioriza el bienestar en el corto plazo y lo plasma en las pequeñas acciones cotidianas. Esto implica alimentos naturales saludables, conexión social y movimiento natural.

1 - Almorzar con otras personas

Los habitantes de las zonas azules viven más de 100 años y disfrutan de una salud óptima, con menos estrés, deterioro cognitivo y ansiedad (Getty)
Los habitantes de las zonas azules viven más de 100 años y disfrutan de una salud óptima, con menos estrés, deterioro cognitivo y ansiedad (Getty)

Comer mirando la pantalla de la computadora en el escritorio de trabajo o almorzar una ensalada en solitario mientras nos deslizamos entre posteo y posteo del teléfono celular, son dos costumbres muy arraigadas pero que poco ayudan a vivir de manera saludable.

Disfrutar de una comida lejos del espacio de trabajo o desconectar de cualquier otra tarea pendiente y compartir el almuerzo con otras personas, al menos media hora durante el mediodía, es un hábito saludable que vale la pena adoptar.

Según los expertos, los residentes de las zonas azules, como Icaria y Cerdeña, convierten el almuerzo en un momento social prolongado.

El doctor Agnello destaca que en las zonas azules, los habitantes siguen una dieta rica en alimentos antiinflamatorios cargados de vitaminas y nutrientes. Entonces, lo ideal es orientar nuestro menú hacia platos con pescado, aceite de oliva, frutas frescas, granos integrales y verduras de hoja verde.

2 - Moverse más

No quedarse quieto es fundamental para vivir muchos años (Getty)
No quedarse quieto es fundamental para vivir muchos años (Getty)

El sedentarismo es un concepto desconocido para las personas que viven en estas regiones, el movimiento natural es el latido que rige la vida de las personas longevas de las zonas azules.

“En estas áreas del mundo, no van al gimnasio y levantan pesas, sino que andan en bicicleta, dan largas caminatas y practican deportes, como jugar al fútbol, activan el movimiento natural para acelerar el ritmo cardíaco”, apuntó el doctor Agnello.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada cuatro adultos no realiza los 150 minutos diarios recomendados de actividad física con intensidad moderada.

Moverse y mantenerse activo es fundamental para envejecer de manera saludable tanto en lo físico como en lo mental: en 2022, un estudio científico realizado por expertos del Centro para el Envejecimiento Activo y Saludable de la Universidad del Sur de Dinamarca encontró que caminar 10.000 pasos por día puede reducir a la mitad el riesgo de demencia.

3 - Buscar el propósito, no la productividad

¿Cuál es el motivo que cada mañana te impulsa a levantarte y ponerte en marcha? Encontrarlo y traerlo a la mente cada mañana es un hábito que practican especialmente en la Zona Azul de Japón (Gettyimages)
¿Cuál es el motivo que cada mañana te impulsa a levantarte y ponerte en marcha? Encontrarlo y traerlo a la mente cada mañana es un hábito que practican especialmente en la Zona Azul de Japón (Gettyimages)

“Ikigai. El secreto japonés para una vida larga y feliz” es uno de los libros más populares sobre la longevidad. Ikigai podría traducirse como “la felicidad de estar siempre ocupado” y se centra en el verdadero propósito de la vida de una persona. Se dice que encontrar el propio ikigai hace que la vida tenga más sentido.

Según Buettner, en las zonas azules, las personas enfocan sus días en servir a su propósito en lugar de perseguir objetivos a corto plazo o intentar hacerlo todo. En Costa Rica lo llaman “plan de vida” mientras que en Okinawa se conoce como “ikigai”. Ambos términos significan vivir en función de tu propio sentido personal, y los habitantes de las zonas azules encuentran formas de integrar su propósito a lo largo de cada una de las actividades del día.

“Las personas en las zonas azules realmente trabaja para vivir, y en muchas sociedades productivas realmente vivimos para trabajar, y tu estrés no va a mejorar mucho a menos que puedas cambiar esta dinámica”, remarca el doctor Agnello.

4 - Tomar una pequeña siesta cuando sea posible

(Getty Images)
(Getty Images)

Por el ritmo de vida actual que se lleva en Occidente, puede parecer normal apresurar las cosas y tener prisa, pero eso en realidad puede tener efectos negativos en la calidad de vida.

El buen sueño -dormir al menos 7 horas por noche en el caso de los adultos- cumple una función biológica y mental reparadora, sin embargo, se estima que el 40% de la población mundial duerme mal, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por eso, una pausa de media hora o 20 minutos es una forma efectiva de recargar energías para afrontar lo que queda del día.

En ese sentido, recientes investigaciones demostraron que dormir la siesta previene enfermedades neurodegenerativas propias de la edad. Investigadores del University College de Londres (UCL) y de la Universidad de la República en Uruguay hallaron que “la siesta puede ayudar a preservar la salud del cerebro al disminuir la velocidad a la que el cerebro se encoge a medida que las personas envejecen”.

5 - Priorizar la interacción social

Hasta un tercio de los estadounidenses se sienten “seriamente” solos, según un estudio de Harvard de 2021, mientras que alrededor del ocho por ciento sufre una depresión grave cada año (Getty)
Hasta un tercio de los estadounidenses se sienten “seriamente” solos, según un estudio de Harvard de 2021, mientras que alrededor del ocho por ciento sufre una depresión grave cada año (Getty)

Una de las cosas más importantes detectadas por quienes estudiaron a las personas que viven en las “zonas azules” es el lazo profundo que mantienen con las personas de su entorno y con su comunidad, donde cuentan con relaciones humanas significativas por lo que, se hizo evidente, que una vida social saludable es fundamental para una buena salud y para tener una vida más larga.

Según un reciente estudio, la soledad y la infidelidad son peores para la salud que el tabaquismo. Los investigadores descubrieron que las emociones negativas aceleran los relojes biológicos de las personas más que el tabaco. El sentimiento de soledad, infelicidad y desesperanza añade un año y ocho meses más a la edad de una persona, cinco meses más que el tabaco.

“Sentirse bien físicamente influye en forma directa sobre la salud mental, ya que permite manejar de forma más adecuada los sentimientos de tristeza o ansiedad, en el caso de que se presenten. Hace que podamos enfocarnos con mayor claridad y ocuparnos de resolver aquellas cuestiones que nos generan molestia o displacer”, expresó recientemente en Infobae la doctora Natividad Olivar, jefa de la División de la Unidad de Psico-socio-rehabilitación del Hospital de Clínicas de la UBA (MN 137897)

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