Un corredor puede tener un buen día o un mal día en su rendimiento, un runner puede salir con buen tiempo o con malas condiciones climáticas. Todo es secundario frente a su mayor temor: las lesiones.
La idea de que algo lo obligue a parar es, para cualquier atleta, la peor de las noticias. Y aunque a veces uno simplemente puede tener mala suerte, existen algunas maneras de reducir las chances de lesionarse.
¿Cómo evitar las lesiones?
En primer lugar hay que entender que todos los corredores estamos expuestos a la posibilidad de tener una lesión, eso depende de cada cuerpo, de cada circunstancia, y que siempre habrá imponderables.
Sin embargo, hay riesgos muy fáciles de evitar. Lo primero que hay que recordar siempre es que, cuando uno va a entrenar, tiene que hacer una entrada en calor. La entrada en calor es muy importante. Nunca, nunca, iniciar un trabajo intenso sin haber hecho previamente una entrada en calor y algunos movimientos articulares.
No sólo sirve para calentar músculos y prepararnos para el trabajo, también nos indica cómo estamos ese día. Es preferible empezar unos minutos más tarde que saltearse esa parte del entrenamiento.
Después de entrenar, una elongación que puede ser más suave o más intensa, dependiendo de cada día y cada sensación. Esa elongación, aunque sea mínima, es clave para prevenir las lesiones y para evitar dolores.
No hay que elongar en exceso si uno no está acostumbrado, cada cuerpo tiene sus características y esto debe ser respetado.
Otros cuidados fundamentales son: no entrenar de más, no excederse en el entrenamiento, cumplir con el plan que nos da el entrenador, no excedernos en las velocidades y ni tampoco en la cantidad de kilómetros.
Todos los corredores tienen un límite pasado el cual corren riesgo de lesionarse. Si nos perdimos un entrenamiento no lo pegamos al siguiente. Evitar que todos los días tengan la misma intensidad. Que todos los trabajos vayan siempre de menor a mayor, para que el esfuerzo principal no esté al inicio.
Cuidado con la práctica de otros deportes. Si lo que queremos es dedicarnos de lleno al running, hay deportes que pueden comprometernos. A veces, jugar un partido de, por ejemplo, fútbol intensamente el mismo día que uno hizo un entrenamiento o el día previo, puede llevarnos a una lesión, atención a eso.
Ningún aficionado está obligado a practicar un solo deporte, tan solo debe entender las consecuencias que esto puede traer.
Una alimentación correcta y una hidratación adecuada hacen que el cuerpo también tenga todo lo que necesita para rendir más y mejor, lo mismo que el descanso. Privarse del descanso nos puede llevar a una lesión, no hay que descuidarse.
Hay que tener el apto médico, poseer el chequeo médico al día y entrenar en base a lo que sabemos de nuestro cuerpo y lo que necesitamos para rendir adecuadamente.
Y, finalmente, hay un secreto a voces y es que muchas veces el cuerpo avisa. Si algún tipo de ejercicio nos haya llevado a una lesión, es muy común que hayamos tenido sensaciones previas.
Si sentimos un dolor fuera de lo común e insistimos en seguir entrenando sin prestarle atención, posiblemente se convierta en algo peor. Frente a la lesión hay que ir lo antes posible a un especialista que nos indique qué hacer. Cuánto más rápido se atiende una lesión, menos tiempo hay que sufrirla. Y una vez que se establece cuán compleja es, respetar cada uno de los puntos de la recuperación nos permitirá volver a correr cuanto antes.
*Santiago García es maratonista, autor de los libros “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
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