Por más conocidos que son para todos los beneficios de la actividad física en la salud, a muchas personas les cuesta encontrar la motivación para llevar con constancia un programa de entrenamiento.
Ahora bien, ya sea que se busque perder peso, desarrollar masa muscular o simplemente sumar buenos hábitos de vida que se traduzcan en una mejor salud física y mental, cuando los resultados no se hacen visibles, es fácil perder las ganas de entrenar y dejar de ser constante.
En esos casos, según los expertos preparadores físicos existen cinco razones por las que fracasa un plan de entrenamiento.
1- No descansar lo suficiente
Más allá de la obviedad de que dormir poco o mal hará que las personas se sientan con poca energía para ejercitar, la falta de sueño puede impedir que los músculos se recuperen, según demostraron varios estudios.
Es que, al dormir, los músculos se relajan y aumenta el flujo sanguíneo, lo que aporta más oxígeno y nutrientes que ayudan a los músculos a repararse y regenerarse luego de la actividad física.
Matt Roberts es el entrenador personal de celebrities como Naomi Campbell, Mel C y Adele y aseguró al diario británico Daily Mail que “la falta de sueño a menudo se cita como una de las principales razones del bajo rendimiento o la falta de deseo de cumplir con los objetivos y los programas”. Y agregó: “Es la falta de un sueño reparador lo que más daña, ya que esa es la etapa en la que ganamos la mayor recuperación”.
Para el doctor Darren Player, profesor de la UCL y experto en acondicionamiento físico, existe evidencia de que la privación aguda del sueño puede afectar la forma en que se ejercita. “Todo se reduce a su capacidad para recuperarse del ejercicio -destacó-. El cuerpo necesita tiempo suficiente para poder recuperarse y adaptarse”.
El Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) del Reino Unido aconseja que las personas “deben dormir entre siete y nueve horas cada noche, incluso si eso significa irse a la cama más temprano de lo habitual”.
2- No tener días de descanso
En relación con el punto anterior, los especialistas enfatizaron que descansar no es sólo dormir. Tener días de descanso en la rutina de ejercicios también es vital para la recuperación muscular y su capacidad para mejorar, dijeron los expertos.
“Uno de los errores más comunes que comete la gente con sus regímenes de salud y fitness es asumir que más es mejor cuando se trata de hacer ejercicio”, dijo Luke Worthington, un entrenador personal que ayudó a celebridades como Jodie Comer y Dakota Johnson.
Para él, “si se obtienen resultados con tres entrenamientos a la semana, hay que evitar caer en la trampa de creer que se obtendrán el doble de resultados con seis entrenamientos a la semana”.
“No funciona de esa manera -sostuvo-. La fuerza, la capacidad cardiovascular, la movilidad, la composición corporal y el bienestar mejoran con los descansos. Esos cambios en realidad no ocurren durante nuestros entrenamientos, ocurren entre ellos”.
Es que, coincidieron los especialistas, “los ejercicios provocan la degradación muscular, pero cuando se toma un día de descanso, su cuerpo repara las fibras musculares dañadas, que es como los músculos se hacen más grandes”.
Es por eso que para Worthington “sacar el máximo provecho de los entrenamientos requiere prestar atención no solo a la calidad del entrenamiento, sino también a la calidad de la recuperación entre entrenamientos”.
3- Saltearse comidas o no comer lo suficiente
Contrariamente a lo que muchos piensan, eliminar ciertos alimentos o comer menos carbohidratos es lo contrario de lo que se debe hacer, según los expertos.
De hecho, asegurarse de estar “adecuadamente alimentado con carbohidratos, proteínas y grasas es la clave para verse delgado -aseguró Worthington-. Si bien es cierto que si la pérdida de peso es un objetivo, debemos tener un déficit calórico general, un error muy común es consumir proteínas por debajo de lo esperado”.
“La mayoría de las personas que identifican la pérdida de peso como un objetivo no se refieren realmente a la pérdida de peso, sino a la pérdida de grasa. Si queremos reducir la grasa corporal, entonces necesitamos que nuestro cuerpo la use como fuente de combustible”, señaló el experto, para quien reducir las calorías ayudará a perder peso, “pero comer muchas proteínas ayudará al cuerpo a quemar grasa y le dará suficiente energía para superar la quema”.
Y amplió: “Nuestros cuerpos prefieren fuentes de combustible son los carbohidratos en primer lugar, luego las proteínas y, finalmente, las grasas cuando no tiene otra opción”.
Y tras destacar que “los carbohidratos son igualmente importantes y le darán al cuerpo el combustible que necesita para hacer ejercicio”, Player explicó: “Si no le permite a su cuerpo tener suficientes nutrientes, incluidos los carbohidratos, para alimentar un entrenamiento, entonces no se desempeñará al máximo de su capacidad”.
4- Hacer siempre la misma rutina
Sobre este punto, Player explicó que el progreso puede estancarse si no se mezclan varios tipos de ejercicios. “Con el entrenamiento debe haber algún nivel de sobrecarga, tiene que ser un estímulo novedoso que el cuerpo esté recibiendo para que se adapte -sostuvo-. Entonces, si se hace lo mismo una y otra vez, entonces el cuerpo no está recibiendo ese nuevo estímulo”.
Sin embargo, aclaró que “eso no significa que no pueda hacerse varios tipos de cardio en una semana, sino que hay que asegurarse de que sean diferentes”. En ese sentido, recomendó “cambiar las rutinas entre caminar, correr, andar en bicicleta y andar en bicicleta elíptica”.
Para él esto no solo ayuda a perder peso y ponerse en forma, sino que el cambio también mantiene a las personas motivadas e interesadas en sus ejercicios.
Asimismo, instó a “ser paciente con los resultados, ya que los músculos no crecen de la noche a la mañana”. “La gente espera resultados muy rápidos, pero realmente toma mucho tiempo para que el cuerpo se adapte”, destacó.
5- No precalentar
Lanzarse directamente a hacer ejercicio nunca es una buena idea. Puede cargar de estrés y tensión innecesarios en los músculos y favorecer potenciales lesiones.
Pero no solo por eso los entrenadores personales aconsejan calentar: aseguran que no hacerlo también puede impedir que la persona rinda al máximo y que no vea resultados.
Worthington explicó que el propósito del calentamiento es distribuir el flujo sanguíneo y el oxígeno a los músculos. “No solo nos ayuda a desempeñarnos mejor, sino también a recuperarnos mejor”, aseguró, al tiempo que remarcó: “Si estamos a punto de hacer ejercicio, necesitamos que nuestro flujo de sangre se dirija a los grandes músculos esqueléticos de nuestros brazos y piernas, si buscamos perseverar en un entrenamiento, entonces necesitamos que se dirija hacia los órganos internos”.
Y finalizó: “Esto es tanto psicológico como fisiológico. Cuando calentamos, se activan las conexiones entre los nervios y los músculos, lo que permite un mayor rango de movimiento. Esto hace que el ejercicio se sienta más fácil y hace que nuestra motivación para trabajar más duro aumente significativamente”.
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