Los que amamos correr, amamos correr durante todo el año. Cuando llega el momento feliz de las vacaciones, aparece el desafío de desconectarnos de nuestras obligaciones y a la vez mantener el entrenamiento, aunque no con la misma rutina del resto del año.
No estamos obligados a entrenar, lo hacemos por placer, porque nos gusta, porque en definitiva es nuestra forma de vida.
En primer lugar es evidente que hablamos de vacaciones en un lugar distinto al cual vivimos, porque si sólo se trata de dejar de concurrir a nuestras tareas habituales, el único cambio será de horario y nada más. Las vacaciones, esto sí es muy importante, deben ser un espacio de descanso, algún tipo de descanso que debe ser aprovechado para que nuestras jornadas no sean tan intensas como lo son habitualmente.
Entrenar fuerte sin tener más compromisos también permite descansar. Pero muchos usan las vacaciones para vivir intensamente el disfrute, incluso haciendo actividades físicas o paseos de larga duración.
Algunos consejos para esos días. No es lo mismo irse de vacaciones a la montaña, a la playa o a una ciudad. El corredor que lea esto, si es un verdadero corredor, pensará que son tres formas muy diferentes de entrenar. No se equivoca, las tres ofrecen posibilidades muy distintas y requieren diferentes cuidados.
La montaña debe ser tomada muy en serio y aunque es un excelente trabajo para los corredores de trail y para entrenarse en general fuera de temporada, también necesita un calzado adecuado y precauciones de seguridad distintas. Nunca entrenar solos y sin informarle a alguien donde se ha salido a entrenar. A veces una buena excursión de trekking resulta un buen entrenamiento en vacaciones también.
La playa también requiere cuidados, pero es más sencillo acceder a ella y el sentido común indicará hasta dónde debemos exigirnos y de qué forma. Además, un entrenamiento en la playa puede formar parte del día de descanso familiar, sin tener que alterar la rutina de los demás.
Y ahí está una de las claves del entrenamiento en vacaciones si se viaja con otras personas que no entrenan: organizarse. Correr temprano en la mañana o hacerlo a la tarde debe estar planificado con la pareja, la familia o el grupo con el cuál uno haya viajado. Si uno está sólo, no hay nada más que armar la jornada y listo.
Si se trata de vacaciones en una ciudad, se buscarán los parques o lugares estudiados previamente para entrenar. Cada lugar tiene sus reglas y no todos son igualmente seguros. En muchos hoteles se ofrece esa información, pero a la vez es fácil de conseguir en internet. Si es un parque que sirve para pasear, se puede ir en familia y realizar el entrenamiento mientras el resto conoce el lugar. Las posibilidades, como se ven, son muchas en esos casos.
Lo que importa es tener una idea clara de en qué momento se entrenará, ya que dejarlo librado al azar producirá discusiones, pérdida de tiempo y muy posiblemente el perder la jornada. Hay que relajarse y entender que no importa tanto la precisión del entrenamiento como el hecho de mantener la constancia en esos días. También entender que un día entero caminando, paseando y realizando otros posibles deportes de forma recreativa, también pueden servir para mantenerse en forma.
La única excepción es si cerca de las vacaciones tenemos una carrera importante. En ese caso se deberá respetar de la forma más exigente posible el plan trazado y se deberá aprovechar que estamos de vacaciones para dormir o descansar un poco más. En ese aspecto las vacaciones pueden ser de gran ayuda, incluso.
Lo mismo con la dieta, si estamos cerca de una carrera, se debe mantener la línea que llevaríamos en caso de estar en casa. No es fácil, pero es la única opción si nos tomamos la competencia cercana como algo en serio. En vacaciones también hay más tiempo para elegir qué comer, incluso para buscar opciones sanas sin tanto apuro.
Si las condiciones climáticas del lugar al que se viaja no son las adecuadas para entrenar, por exceso de calor, de frío o tormentas intensas o nevadas, siempre se puede recurrir al gimnasio de los hoteles o realizar rutinas de gimnasia frente al televisor o el smartphone. Cualquier entrenador les puede sugerir algunos videos con buenas rutinas.
Una cinta para correr acota el trabajo al tiempo exacto y estando en el mismo hotel es cuestión de ir y volver sin perder tiempo alguno. No es lo ideal, pero es una ayuda que no debe ser descartada. Esto no solo aplica a las vacaciones, también a los viajes por trabajo, por ejemplo.
Siempre decir a dónde se irá a entrenar, avisar con tiempo y si el teléfono tiene ubicación en tiempo real, mandar un mensaje para que alguien sepa dónde estamos. No olvidarse de la hidratación y estudiar alternativas si el entrenamiento resulta más intenso de lo pensado. Jamás olvidarse de disfrutar, porque a veces correr un poco más lento o hacer un par de kilómetros de menos termina sumando más.
No sólo se debe preparar el cuerpo, también la mente. Despejarse y sentirse bien son parte de la vida del corredor.
Es también muy satisfactorio entrenar con la familia y los amigos, muchos de los cuales tal vez se inicien en el running en esas fechas. Si es así, arrancar de a poco y dejarse motivar por los que ya corren.
Los expertos deben bajar su ritmo y acompañar, para que todos se diviertan. No hay nada más lindo que conocer lugares corriendo, además. Un runner conocerá más parques y más kilómetros de playa que alguien que solo camine o se mueva sólo en medios de transporte. Hay que repetirlo una vez más: disfrutar es la pieza clave que termina de armar el rompecabezas de unas vacaciones junto a un entrenamiento feliz.
*Santiago García es maratonista, autor del libro “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
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