Tras pasar la Navidad, aún resta enfrentarse a otra fecha: Año Nuevo. Aunque los festejos de esta época del año suelen asociarse con la alegría, celebración y encuentro con familia y amigos, muchas personas suelen experimentar elevados niveles de estrés, ansiedad y hasta tristeza. Las causas son múltiples y hay tantas como personas.
Sin embargo, los especialistas identificaron algunas sensaciones y sentimientos que generan las festividades, y que son, más o menos, coincidentes en la mayoría de las personas. Es que las pocas horas de descanso, sumadas a las múltiples actividades que se superponen por estas fechas, inciden en gran medida en este problema.
Y si bien las causas de estrés varían según el contexto y la situación particular que cada individuo atraviese, según una investigación publicada en Innovations in Clinical Neuroscience, las celebraciones de Navidad y Año Nuevo incrementan los estados de ánimo disfóricos. Es decir, con tendencia a la depresión, a la irritabilidad y a la ansiedad. Esta situación fue abordada por distintos trabajos, incluso expertos de la Clínica Mayo y autoridades sanitarias de distintas partes del mundo, como el Gobierno australiano.
Más allá de quién lo asegure, lo cierto es que en esta época del año aumentan los casos de ataques al corazón, lo que se vincula —entre otras cosas— con el estrés emocional. Es por eso que los científicos enumeraron las principales causas de estrés que identificaron.
1- Expectativas irreales sobre la festividad
La mayoría de las personas tiene una representación tradicional de la Navidad exageradamente optimista. Suele asociarse con un hogar acogedor y alegre, habitado por una familia feliz, que se reúne para compartir regalos y una gran cena preparada a la perfección.
Sin embargo, de la expectativa a la realidad muchas veces suele haber un trecho y la vida cotidiana suele no ajustarse a esa representación “ideal”. Entonces, cuando las expectativas irreales no se materializan, se experimentan emociones de decepción y frustración.
En este punto, según los especialistas, ayuda ser conscientes de que la forma de pasar la Navidad no tiene por qué ajustarse a las representaciones sociales. Es por esto que es recomendable modificar las rutinas y tradiciones navideñas para que reflejen las circunstancias reales y diferentes de cada familia.
2- La organización de los festejos
Detrás de las grandes reuniones familiares hay alguien que debe hacer todo el trabajo preliminar de organizar, decorar, hacer la compras, cocinar, entre otros aspectos. Por lo general, son las madres de la familia quienes terminan experimentando la mayor carga de estrés.
Sumado a ello, el cierre de las escuelas, los encuentros sociales y las despedidas de año que se agolpan por estos días suelen aumentar las exigencias. Entonces, en lugar de disfrutar, estas personas terminan abrumadas y estresadas. Este año, también se sumó el mundial de fútbol, que inusualmente se jugó en noviembre y diciembre y acaparó todas las atenciones hasta una semana antes de la navidad.
Más allá de todo, los especialistas recomiendan:
- Planear con anticipación las fiestas y reuniones.
- Dividir las tareas y pedir la colaboración de todos los miembros.
- Dejar un espacio al día para hacer una actividad relajante.
- Evitar incluir demasiadas visitas y eventos sociales en la agenda.
3- Discusiones familiares
En casi todas las familias existen conflictos que suelen intensificarse durante los días finales del año por el incremento de encuentros familiares y la convivencia. Es por esto que es común que algunas personas se sientan en la obligación de compartir con un familiar con el que no hay una buena relación o al que no suelen frecuentar durante el año.
Y aunque no haya una fuente obvia de desacuerdos o conflictos, el sólo hecho de pasar, en un período de tiempo tan corto, mucho tiempo con gran parte de la familia puede ser estresante.
Para afrontarlo, lo mejor es mantener expectativas realistas: los parientes que tienden a pelear durante todo el año, lo más probable es que también discutan el día de Navidad, por lo que una solución posible puede ser dividir las celebraciones para mantener separadas a las “partes en guerra”. Una forma de afrontarlo es pasar la Nochevieja (31 de diciembre) con una parte de la familia y Año Nuevo con la otra.
Otro buen consejo es evitar el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, ya que la reducción de las inhibiciones podría contribuir a discusiones innecesarias.
4- Estar lejos de casa
Muchas personas se encuentran solas en Navidad y los motivos pueden ser una mudanza a otra ciudad o país, una ruptura matrimonial o un distanciamiento familiar.
En estos casos, el énfasis en la familia, la unión y los buenos momentos que suele hacerse por estas fechas puede hacer que aquellos que están aislados se sientan solos y deprimidos.
En estos casos, los especialistas recomiendan mantenerse en contacto con los seres queridos a través de videollamadas o mensajes. También puede ser de ayuda hacer planes para el día del festejo y, si no tiene con quien compartirlo, ofrecerse como voluntario para obras de caridad.
Para quienes viven en el extranjero, otra opción es organizar una reunión con personas que conozca que estén en la misma situación o asistir a celebraciones comunitarias, como Villancicos en lugares comunes.
5- Problemas financieros
El gasto en regalos, comida y decoración también pueden hacer de esta temporada un momento estresante, en especial para aquellos que están atravesando problemas económicos o de desempleo. En este punto, vale recordar lo que se comentó antes sobre las expectativas de la temporada y tener en claro que éstas no siempre se van a adaptar a la realidad. Se trata de fechas en el calendario y está bien si en este momento no se dan las condiciones para tener una celebración de ensueño.
Con esto claro, una buena idea puede ser poner en práctica lo siguiente:
- Armar un presupuesto y ajustarse a él para evitar gastar de más.
- Considerar una versión más simple y económica para llevar a cabo la celebración.
- Tener en cuenta que no hay que gastar dinero para dar un regalo, también puede brindarse tiempo y presencia a los demás o dar un obsequio elaborado con las manos propias (como una tarjeta o manualidad con motivo navideño).
6- Separaciones, divorcios o pérdidas recientes
Las ausencias de seres queridos suponen una de las principales causas de estrés en Navidad. Las festividades pueden ser muy difíciles para una familia que recientemente atravesó una separación, un divorcio, una mudanza o el fallecimiento de alguien muy querido.
Estar atravesando ese proceso de duelo hace que las festividades profundicen más las heridas emocionales. Por ello, hay que reconocer que los sentimientos displacenteros son normales y que está bien sentirse triste o solo.
En este punto, según los expertos, es conveniente evitar el aislamiento, ya que compartir con otros seres queridos y participar en diversas actividades puede evitar ese sentimiento de soledad.
7- Hábitos alimentarios poco saludables
Los hábitos alimentarios y excesos ocurridos durante estas fechas también inciden en la aparición del estrés. De hecho, no es extraño que algunas personas se refugien en las comidas altas en calorías y en el alcohol para intentar calmar el estrés y la ansiedad.
Y aunque en apariencia y de forma momentánea estos alimentos disminuyen la sensación de estrés, más tarde es esperable que se produzca un efecto rebote y las emociones negativas tienden a intensificarse.
Seguir leyendo: