Sabemos que mostrar amabilidad a alguien puede hacernos sentir bien por dentro. Pero tal vez no sepamos que hay investigaciones científicas que sugieren que esos sentimientos cálidos también son buenos para nuestra salud y bienestar a largo plazo.
“Los pequeños actos de bondad son un componente esencial de la salud que a menudo se pasa por alto”, afirmó en diálogo con Everyday Health la doctora Kelli Harding, profesora clínica adjunta de psiquiatría en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, en Nueva York, y autora del libro The Rabbit Effect: Live Longer, Happier, and Healthier With the Groundbreaking Science of Kindness.
La bondad es cuando hacemos algo para beneficiar a otra persona y, como explica la Asociación Americana de Psicología, se suele considerar que está motivada por el verdadero deseo de ayudar a alguien, no por el miedo al castigo o el intento de obtener una recompensa explícita a cambio de su comportamiento. La amabilidad también puede practicarse hacia nosotros mismos, lo que constituye la autoamabilidad.
Tanto la amabilidad hacia los demás como la que se practica hacia uno mismo benefician la salud y el bienestar. Aquí te contamos cómo.
1. Antídoto contra el estrés
Los estallidos breves de estrés no son malos: nuestro cuerpo está preparado para ellos (como cuando trabajamos con un plazo de entrega ajustado o corremos para tomar un autobús al que llegamos tarde). Sin embargo, cuando es crónico puede aumentar el riesgo de varios problemas de salud, como la ansiedad y la depresión, las enfermedades cardíacas, los problemas de sueño y la disfunción cognitiva, entre otros efectos, según la Clínica Mayo.
¿Una forma de aliviar esos sentimientos de angustia? La amabilidad. “A nivel individual, la amabilidad amortigua el estrés”, dijo Harding. Y agregó: “Disminuye el cortisol y la presión arterial, reduce el dolor, la ansiedad, la depresión y refuerza nuestro sistema inmunitario”.
Una revisión concluyó que la amabilidad fomenta la generosidad, la conexión con los demás y el sentimiento de inclusión, lo que, en última instancia, puede mejorar tu capacidad de resistencia contra el estrés. No es que practicar la amabilidad elimine el factor estresante en sí mismo (no puede, por ejemplo, hacer que desaparezca el plazo de entrega); pero practicar regularmente la amabilidad refuerza la capacidad de afrontar y responder con más calma a los factores estresantes que aparecen
En definitiva, los autores señalan que la amabilidad puede utilizarse como herramienta para gestionar el estrés junto con otras prácticas habituales, como la meditación, el ejercicio y la terapia.
2. Ayuda con la ansiedad y la depresión
Ser bueno con los demás puede ayudar mucho a nuestra propia salud mental, al igual que dirigir esa amabilidad hacia nosotros mismos.
En un estudio, la práctica de la meditación que promueve la positividad y la amabilidad hacia uno mismo y hacia los demás (en lugar de la ira o el autodesprecio) resultó ser eficaz para ayudar a tratar la depresión y la ansiedad social por sí sola o cuando se incluye en la terapia cognitivo-conductual (TCC), un tratamiento estándar.
3. Mejora la salud del corazón
Los que tienen bienestar psicológico -definido como tener un propósito en la vida, optimismo y felicidad- tienen una menor probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares, según sugiere una investigación. Y la práctica de la amabilidad (junto con otras cosas como la identificación de las fortalezas personales y el recuerdo de experiencias vitales positivas) es una medida de este tipo de bienestar.
Los autores explican que tener una perspectiva positiva, en la que puede influir la amabilidad, puede fomentar buenos hábitos de salud, amortiguar los efectos del estrés y mejorar la salud metabólica, todo lo cual protege el corazón.
“La amabilidad crea una conexión social positiva, que se sabe que reduce la presión arterial, el cortisol y el estrés”, añadió Harding. Sin embargo, para la experta, un acto de bondad no es suficiente. “Los seres humanos se sienten mejor con dosis diarias de apoyo social, es decir, de amabilidad. Ojalá pudiera recetar a todos mis pacientes el dar y recibir amabilidad a diario”, advirtió.
4. Puede colaborar en controlar la diabetes
Cuando el nivel de azúcar en sangre no está bien controlado y nos enfrentamos a una de las muchas complicaciones que pueden surgir de la enfermedad, puede que nuestro estado de ánimo se resienta. Sin embargo, ocurre algo curioso cuando se utiliza la autocompasión, que significa tratarse a uno mismo con amabilidad y comprensión cuando se enfrenta a emociones difíciles.
Según una investigación, las personas con diabetes de tipo 1 o 2 que practicaron la autocompasión durante ocho semanas redujeron las puntuaciones de depresión y angustia asociadas a sus enfermedades, y también disminuyeron sus puntuaciones de A1C (una medida del control del azúcar en sangre durante un periodo de tres meses). Según los investigadores, la autocompasión puede reducir las hormonas del estrés (que pueden elevar el nivel de azúcar en sangre) y calmar el sistema nervioso, lo que puede afectar al nivel de azúcar en sangre.
5. Puede ayudar a las personas con cáncer a sentirse apoyadas
La amabilidad ayuda a quien la da y a quien la recibe. Según un estudio, las personas que padecían cáncer de mama en fase inicial y realizaban actos de bondad al azar con otras personas decían sentir más apoyo social, ya que puede ayudar a fortalecer las conexiones con los demás, hacer que la gente se sienta más conectada y aumentar el círculo social.
“Las personas se sienten y funcionan mejor, incluso con enfermedades graves como el cáncer, cuando tienen amabilidad y apoyo social positivo en sus vidas”, resaltó Harding. “Cuantos más amortiguadores del estrés negativo creamos con la amabilidad, más sanos nos sentimos incluso con las enfermedades duras o los retos que surgen”, afirmó.
6. Fomenta la felicidad
Ser amable -y reconocer cuando se actúa con amabilidad- puede aumentar la felicidad. Investigaciones anteriores han descubierto que cuando los participantes llevaban la cuenta de su propio comportamiento amable hacia otras personas y contaban el número de actos amables que hacían cada día durante una semana, decían sentirse más felices en comparación con un grupo de control que no llevaba la cuenta de su amabilidad.
Llevar la cuenta puede ayudarte de otra manera: una investigación más reciente descubrió que las personas que realizaban actividades de amabilidad durante siete días -ya sea hacia amigos y familiares, hacia extraños o hacia sí mismos- manifestaban un aumento de la felicidad. Y cuanto más amables eran (medido en términos de más actos de bondad realizados), más felices eran.
7. Longevidad
Hay diferentes áreas de investigación que sugieren que la amabilidad puede ayudar a vivir más tiempo. En primer lugar, puede ayudar a fomentar un sentido de propósito, según Harding. “Las personas con un sentido de propósito son más propensas a vivir más tiempo y tienen un riesgo significativamente menor de sufrir enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y demencia”, indicó la experta.
Un estudio de casi 13.000 adultos mayores de 50 años descubrió que los que tenían un mayor sentido del propósito tenían un 46 por ciento menos de riesgo de mortalidad, así como más optimismo y menos soledad.
La bondad también puede influir en un importante marcador de la salud del organismo, los telómeros. Éstos últimos forman parte de nuestro ADN y desempeñan un papel en el crecimiento celular (y, en última instancia, en que el cuerpo lleve a cabo el funcionamiento básico de la vida diaria), y su longitud es un importante marcador biológico que es un aspecto que indica cómo está envejeciendo nuestro cuerpo.
Un estudio publicado en 2019 en la revista Psychoneuroendocrinology mostró que solo un taller de seis semanas sobre el cultivo de la bondad a través de la meditación de bondad amorosa ayudó a proteger los telómeros y eso puede ralentizar el proceso de envejecimiento biológico.
“Si bien la protección de los telómeros no nos permitirá, por supuesto, vivir para siempre, no hay duda de que las intervenciones para protegerlos son útiles para su salud en general”, remarcó Jeffrey Brantley, un psiquiatra especializado en los beneficios para la salud de la meditación, incluida la meditación de bondad amorosa y un coautor del estudio.
Curiosamente, según Brantley, este estudio en particular encontró que los participantes que hicieron una meditación de atención plena más general no mostraron el mismo beneficio para la salud en términos de longitud de los telómeros y sólo se observó en aquellos que se centraron específicamente en la bondad.
Seguir leyendo: