Desde 1974, el 11 de agosto se festeja el Día del Nutricionista, en toda Latinoamérica, en conmemoración del nacimiento del doctor Pedro Escudero, médico argentino, pionero de la nutrición.
Para celebrar su día, los especialistas se propusieron insistir en una tarea habitual de la profesión: generar conciencia sobre la necesidad de generar cambios hacia nuevos y mejores hábitos de alimentación, tanto para los adultos como en los niños, los más afectados por el consumo de alimentos poco saludables.
Según el Consejo Argentino sobre Seguridad de Alimentos y Nutrición, una alimentación saludable en los niños es aquella que proporciona la energía y los nutrientes necesarios, y adecuados de acuerdo con la edad y al género, para promover un crecimiento adecuado y un correcto desarrollo físico e intelectual y que, a su vez, contribuya a mantener una buena salud.
Argentina tiene cifras alarmantes respecto al consumo de alimentos en niños, niñas y adolescentes: casi 4 de cada 10 toma bebidas azucaradas a diario y más de 3 de cada 10 consume golosinas (caramelos, alfajores, chupetines, chicles, etc.) dos o más veces por semana.
De la población total, solo 1 de cada 3 personas consume frutas y verduras al menos una vez por día, según la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS).
El sobrepeso y la obesidad es una tendencia que aumenta de forma sostenida en nuestro país. Actualmente presentan exceso de peso el 68% de los adultos y 41% de los niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años.
En un estudio de la consultora Trendsity realizado en 2019, el 60% de los encuestados reconoce que sus hijos comen mejor que ellos a esa misma edad. El relevamiento, que abarcó a Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, arrojó que 8 de cada 10 personas en los últimos dos años incorporó un mayor consumo de agua en la alimentación de sus hijos; mientras que 7 de cada 10 lo hizo con los jugos naturales.
Sin embargo, Unicef Argentina advirtió, que un 13,6% de los niños del país menores de 5 años tiene exceso de peso y la cifra se extiende al 41,1% en la población de 5 a 17 años.
El sobrepeso en los niños puede llevar a la aparición temprana de la diabetes tipo 2, además de generar estigma y posible depresión. La obesidad infantil es también un factor importante en la obesidad adulta, que tiene implicaciones económicas y de salud.
Por eso, el nutricionista Matías Marchetti (MN 7210) hizo hincapié en la necesidad de evitar los llamados “nutrientes críticos”. “Cuando hablamos de nutrientes críticos nos referimos a aquellos que son potencialmente perjudiciales para la salud si los consumimos en exceso, ya que predisponen al desarrollo de sobrepeso y obesidad, así como a padecer enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, la hipertensión, o distintos tipos de cánceres. Se trata principalmente del azúcar, las grasas saturadas, las grasas trans y el sodio, los cuales cuentan con basta evidencia en cuanto a su incidencia en mayor morbilidad y mortalidad en la población”, aclaró a Infobae.
Por eso el nutricionista dice que el etiquetado frontal puede ser especialmente útil en los productos que elegimos para nuestros hijos, ya que muchas veces hay packaging con información engañosa que habla de vitaminas y minerales, pero esconde niveles altos de grasa o azúcar y eso se va a evidenciar con este tipo de etiquetado.
Desde el año pasado en el Congreso se está tratando el proyecto de ley de Promoción de la Alimentación Saludable o más conocida como Ley de etiquetado frontal. La iniciativa había sido aprobado en octubre pasado por la Cámara de Senadores, estuvo nueve meses esperando que Diputados lo tratara y a mediados de julio, en un plenario de cuatro comisiones de la Cámara baja, obtuvo dictamen favorable. Ahora se baraja la posibilidad de una pronta aprobación de sus 24 artículos para que finalmente sea convertida en ley.
El proyecto de ley de Promoción de la Alimentación Saludable incluye, entre otros puntos, un sistema de advertencias para alimentos procesados y ultraprocesados, basados en el perfil de nutrientes de la Organización Panamericana de la salud (OPS). Se trata de sellos en forma de octógonos negros con letras blancas en los frentes de los envases que nos indican la presencia de excesos de algún nutriente crítico.
“Esta ley, que aún falta su tratamiento y aprobación la Cámara de Diputados, tiene un eje fundamental y es quizás también el más resistido por la industria alimentaria: el etiquetado frontal de octógonos negros, que advierte el exceso de nutrientes críticos más nocivos para la salud, como el azúcar, el sodio y las grasas, entre otros”, comentó Paula Das Neves, presidenta del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.
Agregó que lejos de agotarse en la implementación del etiquetado frontal de los alimentos, esta es una ley integral que también regula otros aspectos vinculados a mejorar los entornos escolares. En ese sentido, prohíbe toda forma de publicidad, promoción y patrocinio de alimentos y bebidas alcohólicas envasadas, que contengan al menos un sello de advertencia, especialmente aquellos dirigidos a las infancias y las adolescencias.
“Este Día de las y los Nutricionistas nos encuentra en el desafío profesional de seguir creando conciencia en la comunidad sobre la importancia de promover un cambio de hábitos alimentarios, en un mundo globalizado en el que en los últimos años se ha incrementado el consumo principalmente de productos alimenticios ultraprocesados de baja calidad nutricional”, destacó Das Neves.
La intención de los especialistas, dijo, es generar “una conciencia social que tenga como premisa modificar los patrones de consumo de alimentos y bebidas de la población, propiciando una alimentación saludable, que se base en alimentos reales, frescos y comidas preparadas a mano, derivados de sistemas alimentarios sostenibles que respeten la variedad y diversidad de nuestra cultura alimentaria”.
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