Sigue existiendo mucha confusión en la alimentación entre lo que es una creencia popular versus información con evidencia científica. Hoy en día, La nutrición se ha convertido en un tema de conversación del que todos opinamos.
Pero hay que tener en cuenta que para hacer indicaciones o recomendaciones es necesario chequear fuentes y asegurarnos de que tengan sustento científico ya que, lo que es bueno para una persona, puede no serlo para otra e impactar negativamente en su salud.
Algunos mitos populares que no tienen ningún sustento científico:
El azúcar es necesario para el cerebro
Falso. El mito nace de que el cerebro humano necesita azúcar para poder funcionar correctamente. Uno de los combustibles que necesita es la glucosa, no azúcar. Este hidrato de carbono se puede incorporar de muchas formas pero las más convenientes son: legumbres, frutas, verduras, hortalizas, cereales integrales y derivados.
Hay alimentos buenos y malos
Falso. No hay ningún alimento perfecto y completo, ni tampoco hay un alimento que sea malo por sí mismo. El conjunto y la variedad son los que determinan que exista una dieta sana y equilibrada. Lo más conveniente es aprender a comer proporciones adecuadas sin demonizar grupos completos.
Mi exceso de peso es por la retención de líquidos
Falso. Científicamente, tanto el sobrepeso como la obesidad se caracterizan por un exceso de grasa corporal, y no de líquidos. Puede pasar que momentáneamente te sientas más hinchado por alguna retención de líquidos. Ojo, no uses diuréticos sin control médico porque puede ser peligroso para tu salud.
Si una famosa recomienda un producto, es porque realmente funciona
Falso. Lo que funciona para uno, puede no funcionar para otros. Y muchas veces existen relaciones comerciales de por medio. Ante la duda, siempre consulta a tu médico o nutricionista.
“Me comí todo. Mañana hago ayuno, una dieta detox y lo soluciono”
Falso. No es lo ideal. Primero no sirve compensar con ayunos el exceso de comida, y segundo la dietas detox no sirven. Esa función le corresponde a hígado y riñón. Lo mejor que podes hacer después de un día de excesos es consumir mucha fibra, como por ejemplo: frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y semillas y tomar mucha agua.
Acordate siempre que lo importante es la variedad y cantidad que comemos, y que la clave es mejorar el patrón alimentario. No hay soluciones mágicas. Y si algo te suena raro, demasiado fácil para ser verdad o no te cierra consulta con un profesional matriculado.
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