“Mi hijo quiere ser vegetariano, ¿qué hago?” Es una de las preguntas que se hacen los padres ante el planteo de sus pequeños que quieren dejar de comer carne animal.
En la actualidad cada vez son más las personas que eligen esta forma de alimentación. ¿Pero qué pasa cuando nuestros hijos, niños o adolescentes deciden dejar de comer productos de origen animal?
Ante esta situación, los adultos mayores, responsables de ellos, suelen entrar en desesperación, preocupados por si sus hijos tendrán cubierto todo el aporte de nutrientes para crecer sanos y fuertes.
La buena noticia es que, si este cambio se realiza de acuerdo a las recomendaciones de un profesional especialista en Nutrición, no tiene por qué ser una dieta que genere carencias nutricionales.
Ser vegetariano no significa vivir a base de lechuga y manzana. Por eso es tan importante recibir la educación alimentaria adecuada, porque muchas veces las personas al no saber, dejan de consumir proteínas y así es como se aumenta el consumo de hidratos de carbono y grasas promoviendo el sobrepeso y la obesidad.
Acá te dejo algunas recomendaciones generales:
- La mayoría de las proteínas vegetales, no son completas. Pero nosotros con diferentes preparaciones podemos mejorar su calidad.
- Combiná, por ejemplo: legumbres y cereales en un guiso de arroz con lentejas.
- Otra opción puede ser cereales con semillas y frutas secas en una ensalada fresca de pastas, verduras salteadas y semillas de girasol.
- La soja, la quinoa, el trigo sarraceno, la chía y el amaranto, sí tienen proteínas completas.
- Si no consumís lácteos, es muy importante que incluyas otras fuentes de calcio como, semillas de sésamo, vegetales de hojas verdes, almendras, avellanas, soja y tofu.
- En cuanto al hierro, en su forma NO HEMO, que es como lo encontramos en alimentos de origen vegetal, tiene una biodisponibilidad menor que el hierro HEMO presente en alimentos de origen animal.
Las fuentes vegetales de hierro son las legumbres, cereales integrales, hortalizas de hojas verdes, frutas secas. Lo importante es que los consumas junto a algún alimento fuente de vitamina C. Por ejemplo, agregale unas gotas de jugo de limón a la ensalada de hojas verdes o come una mandarina como postre.
Sin embargo, la única vitamina que, por lo general, no llega a cubrirse es la vitamina B12, que suele suplementarse.
En conclusión, es muy importante que converses con tu hijo para que te cuente cuál es la razón por la cual desea cambiar sus hábitos alimentarios y juntos puedan recibir la educación alimentaria adecuada que respete su decisión y como familia puedan tener la tranquilidad de que no existirán déficits nutricionales.
*Romina Pereiro es licenciada en Nutrición (MN: 7722)
Edición de video: Sofía Boutigue/ Producción gastronómica: @solemartins11
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