Miedo, angustia, tristeza, incertidumbre, desesperación y enojo son algunos de los síntomas que pueden evidenciar un cuadro de estrés, causado por la agobiante situación que -a diario- nos enfrenta la pandemia de COVID-19.
En una entrevista con Infobae, la médica endocrinóloga Laura Maffei (MN 62.441), miembro de la Sociedad Argentina de Endocrinología y del Departamento de Psiconeuroinmunoendocrinología de esa institución, aseguró que dentro de las consecuencias de la pandemia está el estrés, que impacta sobre la salud física y psíquica, y además, sobre la salud hormonal. “El estrés que estamos viviendo puede impactar sobre el funcionamiento de la tiroides”, destacó la especialista.
-Estrés y tiroides: ¿qué relación hay entre ambos?
-La tiroides es una glándula muy pequeña, que está en base del cuello y que se expresa por síntomas que, muchas veces pasan desapercibidos, o que son tremendamente explosivos. La causa más frecuente del hiper o del hipotiroidismo está relacionada con los anticuerpos, es decir, una causa inmunitaria que no le cambia la inmunidad al paciente frente al COVID-19, pero que sí puede expresarse a través del estrés que estamos viviendo.
Es importante consultar al médico si hay síntomas como cansancio, demasiada actividad, depresión, ansiedad, sentimiento de que el corazón late más fuerte o lento, constipación o diarrea o alguna molestia en el cuello que puede ser un nódulo.
Hay que evaluar a los pacientes con esos síntomas porque el estrés y la tiroides tienen su relación. Pero hay que llevar tranquilidad, porque los problemas de tiroides no son un factor de riesgo para el coronavirus.
-¿Qué papel juega el cortisol frente al estrés?
-Para poder evaluar a un paciente y determinar si está muy estresado hay que hacer una anamnesis, pero es muy importante trabajar con un equipo de psiconeuroinmunología, que permite conocer cómo es su personalidad, cómo sus emociones atraviesan las hormonas y el ritmo del cortisol, que aumenta por la mañana y, progresivamente, va disminuyendo a la tarde. Por eso, lo medimos a las 8 y a las 16 horas.
El algunos casos pedimos un estudio de cortisol en el cabello, porque se trata de una hormona muy variable, y estos picos hacen que no siempre uno pueda tener con precisión los cambios tan sutiles. Entonces, cuando hay “piquitos” de cortisol, se van pegando al pelo y cada centímetro de cabello representa el promedio de esos picos que ha tenido la persona en el mes. Se determina sacando 3 centímetros de cabello de la zona occipital
Hay gente que reacciona muy fuertemente frente al estrés, mientras que otra lo hace de un modo diferente. Hay que tener una cantidad y un tiempo de secreción adecuado, porque si uno es muy reactivo pasa lo que vimos con la pandemia: personas que van a los supermercados y compraron provisiones para los próximos 6 meses. Obviamente, sus emociones van a estar muy atravesadas por la ansiedad y la angustia que le produce esta situación.
Por el contrario, las personas que no son sensibles frente al estrés, tal vez salen a la calle sin tapabocas o pensando que se trata de una “gripecita”. Por eso, estas herramientas nos ayudan a poder controlar el estrés de este momento.
Cuando estamos ante una situación de estrés crónico, que es de un nivel importante y prolongado, las personas que ya tienen un pequeño desarreglo en su sistema inmunitario -que no tiene nada que ver con virus o bacterias- el aumento de cortisol puede profundizar ese desarreglo y se desencadena una enfermedad autoinmune. Una de ellas, puede ser que afecte la tiroides.
-¿Cómo nos afecta el encierro?
-El COVID-19 es un evento muy estresante. Cumplió con todos los criterios definidos por el Centro de Investigación sobre el Estrés Humano de Canadá. Estas características componen la sigla C.I.N.E donde la “C” significa pérdida de Control, la “I” Imprevisibilidad, la “N” Novedad y la “E” afectación del Ego, es decir, vulnerabilidad. Decir que ha estresado a todos y que la mayor parte de la población tiene las hormonas del estrés, cortisol y adrenalina aumentadas.
La prolongación de la cuarentena ha mantenido elevadas a estas hormonas durante demasiado tiempo. El estrés se ha vuelto crónico y, como tal, poco saludable para el cuerpo y la mente. Impacta en el cerebro -en el área que regula las emociones, la ansiedad, la angustia , la depresión y los trastornos obsesivos-compulsivos, que se han profundizado- pero también en la presión arterial, la frecuencia cardíaca y las arritmias que pueden perturbarse, así como el sueño, la diabetes, las enfermedades autoinmunes y la obesidad.
-¿Por qué engordamos en la cuarentena y qué rol tiene la tiroides en ese proceso?
-La realidad es que la cuarentena interfiere en varios aspectos de nuestra alimentación y metabolismo. El sedentarismo es uno de esos aspectos y el cortisol del estrés es otro. El estrés crónico suele activar los llamados “circuitos del placer”. La necesidad de gratificarse con comidas más calóricas -dentro de un marco más impulsivo- es frecuente. También, el aumento del consumo de alcohol por la misma razón, que para colmo aporta calorías vacías.
La tiroides suele ser la acusada por preferencia, pero si el hipotiroidismo está adecuadamente tratado, entonces es inocente. Dormir mal y el cortisol un poco más elevado a la noche -por el estrés crónico- llevan a un aumento del azúcar en la sangre y de la insulina. De esta forma, la obesidad se fortalece y la diabetes regulada puede alterarse. Eso, sin contar que muchas personas aprendieron a cocinar en la cuarentena y comen en exceso.
El estrés desordena nuestros tiempos, el reloj biológico, el sueño, los horarios de las comidas y los del trabajo. Eso, muchas veces colabora en el aumento de peso. Es fundamental seguir un orden, volver al control perdido y bajar el cortisol. También, es importante hacer actividad física: hoy en día podemos bajar una aplicación en el celular o juntarnos con amigos vía Zoom, pero es necesario moverse.
Lo ideal es comer sano, con control de la sal, respetando los horarios y con las horas de descanso adecuadas, manteniéndose alejados de las pantallas. La tiroides solo requiere una dieta equilibrada y adecuada.
-¿Qué importancia tiene la vitamina D en plena pandemia de coronavirus?
-El hecho de que no salgamos mucho de casa durante la pandemia -aunque antes también sucedía- empezó a ser un factor de déficit de la vitamina D. También, en el caso de los jóvenes que trasnochan y duermen de día, la disminución de la vida al aire libre, etc
En la pandemia se ve que los déficit de vitamina D son muchísimos más graves, porque la gente casi no sale de su casa y no recibe nada de sol. Esta vitamina actúa en muchas áreas, además del metabolismo del calcio, como a nivel de los músculos, a nivel inmunitario, cardiológico etc.
Se empezó a ver que en el norte de Europa había menos mortalidad que en el sur, y eso era raro, porque en el sur hay más sol. No hay nada que esté aún demostrado, ya que esto está en estudio -son observaciones cuyo impacto real se conocerá cuando estos datos se relacionen con otras variables- pero se vio que en los países escandinavos se consumen alimentos que están suplementados con vitamina D por la falta de sol. Si bien los países del sur, tienen una buena cantidad de esta vitamina, los del norte tenían el doble porque, al esta suplementados, sus valores eran mayores. Entonces, la mortalidad era menor.
Por eso se empezó a sospechar -y hay estudios en marcha- que los niveles altos de vitamina D se correlacionan con una menor mortalidad, porque ésta tiene una acción sobre la inmunidad y el COVID-19 -ya que en aquellos pacientes que se complican ocurre una explosión inmunitaria difícil de controlar. Por eso, ahora se está probando con los corticoides, para poder calmar este enorme impacto a nivel inmunitario.
Hoy recomendamos que niños y adultos hablen con su médico para tomar un suplemento de vitamina D, porque seguro que al no salir de casa sus niveles son bajos. Las personas de mayor edad aún más, porque tienen riesgo de osteoporosis y de la perturbación de la coordinación muscular.
Como dije, aún está en estudio, pero los pacientes con COVID-19 que tienen sus niveles equilibrados de vitamina D podrían tener una reacción más ordenada frente a la enfermedad.
-¿A qué edad comienzan los problemas de tiroides y cómo se diagnostican?
-Los problemas de tiroides son más frecuentes en las mujeres, pero los hombres no están exentos. A toda edad pueden aparecer problemas de tiroides, incluso en niños. En el caso del hipertiroidismo, es más frecuente en la gente joven, hace su pico alrededor de los 30 o 40 años, y por supuesto que también afecta a las personas de mayor edad. El hipotiroidismo también aumenta con la edad y puede afectar a los chicos.
Los problemas en las tiroides se diagnostican con una simple extracción de sangre. El tamaño de la tiroides no tiene nada que ver con la función: hay algunas que son pequeñas y funcionan pésimo, mientras otras están llenas de nódulos y funcionan muy bien.
No hay que asustarse si aparecen nódulos, pero sí ocuparse. Se hace una punción para definir si puede ser un buen compañero de vida o no. La mayor parte son benignos y hay que ver cuáles hay que sacar. Los nódulos pueden extirparse o tratarse con yodo radioactivo. Pero muchos no se operan, solo hay que controlarlos.
-¿Qué pasa con la tiroides en el caso de las mujeres que buscan un embarazo?
Es muy importante que la mujer que quiere tener un hijo y que tiene cualquier enfermedad endocrinológica -diabetes, hipotiroidismo, etc- haga una consulta previa y un dosaje previo.
El hipertiroidismo es un poco más mañoso. En esos casos, es importante que la mujer que vaya a buscar un embarazo sea tratada antes. Es bueno poder prever todo, porque los tratamientos que usamos para el hipertiroidismo pasan a la placenta. Por eso, siempre es mejor empezar un embarazo con todo bajo control.
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