Además de la sabiduría profunda alrededor del “comer bien”, que despliega el médico especialista en Nutrición (UBA, MN 85186) Martín Viñuales; él además hace su mejor aporte en cómo lo comunica. Lo que no es poco. Sabe hurgar y confrontar mitos instalados alrededor la alimentación. Y sabe no solo desentrañarlos , si no encontrarles la justa medida.
Precisó Viñuales, "es más fácil sospechar de una fobia alimentaria cuando el alimento en cuestión es algo dulce, ya que nuestros genes parecen venir programados para una afinidad hacia ellos, y no así hacia los sabores amargos y ácidos ". Y enseguida Viñuales reveló a Infobae por qué no hay que pasar hambre para bajar de peso, y qué hay que tener en cuenta para lograr el resultado esperado. “No conozco a ningún paciente con atracones que no haya sido previamente restrictivo”, señaló el médico.
Para Viñuales, claramente las dietas restrictivas son peligrosas. Son las que eliminan algunos nutrientes de la alimentación habitual de todos los días con un único objetivo: perder peso rápidamente.
Cuando comemos poco, el cerebro lo interpreta como una hambruna, y los humanos sabemos mucho de hambrunas. Hemos pasado muchas a lo largo de la historia y los genes se prepararon para defenderse de ellas. Cada vez que hacemos una dieta restrictiva, al principio parece funcionar y perdemos peso, pero la reacción que tiene nuestra biología es aumentar el hambre: aumenta la asimilación de nutrientes, baja el gasto metabólico y uno se pone muy eficiente para ahorrar y a la larga se produce un efecto totalmente opuesto al que estamos buscando.

¿Cuál es la fórmula para comer mejor?
Comer siempre alimentos con funciones metabólicas regulatorias que contengan proteínas magras, almidones complejos con fibra, grasas buenas, frutas y verduras. Luego propuestas simples, correctas y accesible y poder naturalizar el placer de comer.
Las llamadas dietas restrictivas son muy bajas en calorías y se pueden objetar teniendo en cuenta dos puntos claves: desde el punto biológico, el aumento del hambre y la disminución de la saciedad, el segundo, un enlentecimiento metabólico.
Educación alimentaria

Como primera medida, no hay que proponer una restricción exagerada de nutrientes. De esta manera se generará un aumento desmedido del hambre y su consecuente propensión de descontrol y un metabolismo enlentecido.
En segundo lugar, la tolerancia a la frustración: entender que si una comida se hizo “mal” están las otras tres del día para hacerlas “bien”. Todos los días las personas tienen cuatro posibilidades para comer bien.
Es por eso que la pérdida de peso está muy vinculada con la calidad de nutrientes que se come y con lo que se deja de comer como consecuencia de una ingesta inadecuada. Se trata de apender a comer.
*Martín Viñuales es médico especialista en Nutrición y coordinador docente de la Diplomatura de posgrado de Obesidad en la Universidad Favaloro. También es miembro titular de la Sociedad Argentina de Nutrición y miembro de The Obesity Society
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