En la adolescencia -ese puente conflictivo entre la niñez y la adolescencia- es fundamental la construcción de la identidad y la mirada ajena y aceptación de ella. Es por eso que es tan valorado a esa edad el hecho de "ser popular": tener amigos por montones y ser apreciado por el mayor numero de pares posible. Sin embargo, la ciencia alerta que tener sólo un puñado de amigos íntimos puede ser mejor para la salud mental a largo plazo.
En un reciente estudio publicado en la revista científica Child Development, se evidencia que es la calidad de las amistades adolescentes y no la cantidad la que establece niveles más bajos de depresión y niveles más altos de bienestar emocional a futuro. De hecho, los adolescentes que eran muy populares eran más propensos a tener ansiedad social más adelante en la vida.
El estudio examinó un grupo diverso de 169 adolescentes de entre 15 y 25 años durante 10 años. Anualmente, los participantes contestaron preguntas sobre quiénes eran sus amigos más cercanos, sus amistades en general, y sus sensaciones referentes a la ansiedad, la aceptación social, el autoestima y la depresión. Además, los amigos y compañeros de los participantes también fueron entrevistados, para que los investigadores pudieran tener una idea de los comportamientos de los participantes y la percepción que tenían de ellos.
Los autores del estudio pretendían averiguar principalmente si las amistades en la escuela secundaria tenían algún impacto a corto o largo plazo en la salud emocional y mental. Y mientras que el tipo y el número de amigos no parecían predecir cualquier cambio inmediato en estas áreas, sí parecían importar en el largo plazo.
En general, los adolescentes que priorizaban las amistades cercanas a la edad de 15 años tenían una menor ansiedad social, un mayor sentido del autoestima y menos síntomas de depresión al llegar a los 25 años, en comparación con sus compañeros que no tenían amigos cercanos de calidad. ¿Qué es una amistad de calidad? Para este análisis, se definían como aquellas con cierto grado de apego y apoyo, que permitían intercambios íntimos de emociones.
Mientras tanto, los adolescentes que eran muy populares entre sus compañeros -con los que según muchos otros adolescentes les gustaría pasar tiempo- eran más propensos a tener altos niveles de ansiedad social pasados los 20. Llamativamente estas diferencias, que surgieron con el tiempo, aparecieron independientemente de las experiencias de vida de los participantes a lo largo del camino, e independientemente de su etnia o estatus socioeconómico.
Los autores dicen que su estudio apoya la idea de que las amistades íntimas y fuertes durante la adolescencia pueden ayudar a promover la salud a largo plazo. Los adolescentes que tienen este tipo de experiencias positivas con los amigos pueden tener sentimientos más positivos sobre sí mismos y pueden sentirse alentados a buscar y esperar otras experiencias de apoyo en el futuro.
"Las habilidades que los adolescentes construyen y las experiencias positivas que ganan de tener incluso una o dos amistades cercanas parece ser la clave para una variedad de resultados positivos de salud mental", indicó el autor principal la doctora Rachel K. Narr, especialista en psicología clínica.
También propone la idea de que ser querido por un gran grupo de personas no puede reemplazar a unos pocos vínculos realmente cercanos y que centrarse en la popularidad general sin cultivar las relaciones individuales puede tener consecuencias en el tiempo. Eso es un aspecto importante a tener en cuenta, añadieron, en el mundo de hoy donde imperan las grandes pero impersonales redes sociales.
Y aunque el estudio sólo rastreó a los participantes hasta los 25, Narr cree que hay una buena probabilidad de que los beneficios de amigos cercanos en la secundaria puedan durar aún más, a lo largo de la vida adulta. "Tener la experiencia de una relación cercana e íntima es probable que no desaparezca, y podría realmente estimular a conseguir y mantener estos vínculos positivos", indicó.
Además de apreciar las amistades en la escuela secundaria, Narr dice que los adultos de hoy deberían animar a sus propios hijos a formar lazos fuertes durante la adolescencia. "Los padres tienden a menospreciar el interés de los adolescentes por sus compañeros", dijo. "A menudo los tratamos como si fueran menos importantes que todo lo demás que ocurre durante la adolescencia y como si fueran cosas transitorias, tontas, con las que los adolescentes deberían estar menos obsesionados. Deberíamos repensar eso", añadió. "Además, modelar las relaciones positivas en sus propias vidas es probablemente un buen lugar para comenzar".
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