Jugar al fútbol es una de las mayores pasiones de los argentinos. El deporte está sumamente arraigado entre las costumbres nacionales, independientemente del estrato social y de las edades. Son muchos los niños, adolescentes y adultos que lo practican con frecuencia.
Es normal que al tratarse de un juego de contacto se lo considere como una actividad con cierto riesgo para la salud, especialmente para los menores en plena etapa de crecimiento y los adultos mayores que aún pueden participar. Sin embargo, al contrario de estas creencias, el fútbol puede ser un aliado sumamente productivo para ambas franjas etarias.
La Universidad británica de Exeter realizó una investigación acerca del impacto de jugar regularmente. La conclusión a la que arribaron es que mejora el desarrollo óseo en los más jóvenes, siendo una opción útil para disminuir la posibilidad de sufrir fracturas, y prevenir y combatir la osteoporosis, una enfermedad asintomática que se caracteriza por la disminución de la masa ósea y el aumento de la fragilidad de los huesos.
La relación ya tenía conocimiento científico, aunque los investigadores especificaron cuánto tiempo es necesario para disponer de los beneficios. En ese sentido, detallaron que con tan solo tres horas semanales de fútbol se garantiza que los niños desarrollen unos huesos fuertes y saludables.
Los autores de la investigación, publicada en la revista Journal of Bone and Mineral, compararon el desarrollo óseo de 116 niños de entre 12 y 14 años que practicaban de forma habitual fútbol, ciclismo o natación durante un período de doce meses. Entre los parámetros que analizaron estaba el contenido mineral del hueso (BMC) en la zona de la espalda además de las piernas.
Observaron que pese a que todos mostraron huesos en óptimo estado, la de los que jugaban al fútbol era un 7 por ciento superior a la del resto. De hecho, incluso hallaron una poca diferencia en el desarrollo óseo en la comparación de ciclistas y nadadores con un grupo de control que eran generalmente activos, siendo estas dos modalidades muy valoradas por los especialistas.
"Aunque no estudiamos otros deportes, es razonable suponer que los ejercicios de peso, de alto impacto y de alta intensidad como el tenis, el bádminton, el baloncesto y el balonmano tendrán efectos similares al fútbol", dijeron los especialistas, que recomendaron cualquiera de estas actividades no solo para las personas en crecimiento sino también los adultos, ya que el esqueleto madura alrededor de los 30 años.
Otra investigación también recalcó la valía del mismo deporte en las mujeres. El estudio se centró en niñas adolescentes después de la primera menstruación -y cuando la adquisición de masa ósea se encuentra en una meseta, es decir, alrededor de los 16,2 años-, y arrojó que la densidad mineral ósea de la cadera fue significativamente mayor en las jóvenes que jugaban al fútbol en comparación con un grupo de nadadoras.
Para Carlos Mautalen, director de Mautalen Salud e Investigación, es importante considerar que el aumento de la densidad ósea puede ser una ventaja real en términos de prevención de fractura en la edad adulta. De modo que "se trata de una buena noticia que el fútbol sea cada vez más popular entre las niñas, quienes en un futuro como mujeres posmenopáusicas serán más vulnerables a osteoporosis y fracturas por fragilidad que los hombres de igual edad", aseguró.
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