Entre los deportistas profesionales se fue convirtiendo en una de las lesiones más frecuentes y temidas. Es que más allá del dolor que se presente, la mayor implicancia de una rotura de ligamento cruzado anterior (LCA) para los atletas son los largos períodos de recuperación. Para volver al ruedo deberán un larga y tediosas rehabilitación que oscila entre los seis y ocho meses. Y en algunos casos se extiende más.
Este tipo de traumatismo es más común cuando se realiza una actividad física, sin calentamiento y preparación previa, ya que se manifiesta como una maniobra de inestabilidad (rotación externa en valgo). Se produce cuando se cambia rápidamente de dirección durante el ejercicio, al detenerse súbitamente cuando se desacelera mientras se corre. También es muy común cuando se aterriza incorrectamente luego de un salto, por contacto directo o un golpe.
Entre las modalidades, suelen ocurrir mayormente en el fútbol, el básquet y el esquí. "Éste es un desgarro frecuente. Entre los ligamentos de la rodilla es el más común, junto con el colateral medial y después de las lesiones meniscales", sostiene Pablo Schvartzman (M.N. 120107), jefe del Departamento de Músculo Esquelético del Centro Médico Deragopyan.
El ligamento cruzado anterior es una estructura que se encuentra en el interior de la articulación de la rodilla. Está situado de manera diagonal, a la altura de la mitad. Se junta con el ligamento cruzado posterior formando una "X" y entre ambos controlan el movimiento de la rodilla hacia atrás y hacia adelante. Previene que la tibia se salga de posición y provee estabilidad rotacional a la rodilla.
El sonido "crujiente" al romperse, el dolor difuso y la inestabilidad al caminar son los principales síntomas, aunque hay otros signos: inflamación dentro de las 6 horas posteriores, incomodidad al transitar, el dolor a la presión a lo largo de la línea articular y la pérdida del rango completo de movimiento. Schvartzman explica que "para orientar el diagnóstico es importante el uso de las maniobras semiológicas por parte del traumatólogo, en especial la de Lachman".
Al diagnóstico se llega con el exámen físico, mediante las maniobras semiológicas y la resonancia magnética. Los métodos por imágenes son imprescindibles para la confirmación y evaluación del resto de las estructuras (meniscos, hueso). Para una mejor visualización, la resonancia magnética debe efectuarse en un equipo de alto campo (1.5 tesla o 3 tesla) que permiten ver lesiones óseas en meniscos u otros ligamentos en profundidad.
"Luego del diagnóstico, el tratamiento para un desgarro de ligamento cruzado anterior variará según las necesidades individuales de cada paciente. Lo más probable es que el atleta que realiza deportes con regularidad requiera cirugía para retomar los deportes de manera segura. En cambio, una persona menos activa, generalmente de edad más avanzada, podrá regresar a un estilo de vida más sedentaria sin someterse a una cirugía", especifica el especialista.
La rehabilitación consiste en un programa de terapia física que ayudará al paciente a recuperar la fuerza y el movimiento de la rodilla, siempre bajo la supervisión del traumatólogo, kinesiólogo y nutricionista para seguir el proceso. Si bien depende del tipo de paciente y de la cirugía, la recuperación para los aficionados al deporte demandará un tiempo similar al de los profesionales. "Es importante el tratamiento kinésico, con un especialista de confianza, para recuperar el trofismo".
A fin de evitar la lesión, Schvartzman recomienda algunos tips: "Entrenar bien para fortalecer la musculatura, optar por un calzado adecuado, una buena elongación y calentamiento previo a la actividad física".
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