En un escenario donde los cigarrillos electrónicos se presentan como una alternativa más “segura” al tabaco tradicional, un nuevo estudio ha puesto en evidencia que su consumo tiene un impacto inmediato en la salud vascular y en la capacidad pulmonar, incluso cuando no contienen nicotina. La investigación, presentada en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte en Chicago, ha revelado cambios significativos en el flujo sanguíneo y en la saturación de oxígeno tras el uso de estos dispositivos.
A través de avanzadas técnicas de resonancia magnética, el equipo investigador encontró que tanto el vapeo con nicotina como sin ella genera una disminución en la velocidad del flujo sanguíneo en la arteria femoral, la principal arteria que transporta sangre oxigenada hacia las extremidades inferiores.
Además, los resultados muestran una reducción en la saturación de oxígeno en la sangre, lo que sugiere que los pulmones no logran absorber oxígeno de manera eficiente tras el uso de los cigarrillos electrónicos.
Estos hallazgos, aunque preliminares, subrayan la creciente preocupación sobre los efectos del vapeo en la salud cardiovascular y pulmonar. “Las personas creen erróneamente que los cigarrillos electrónicos son alternativas más seguras a los cigarrillos tradicionales, pero esto no es cierto”, advirtió la Dra. Marianne Nabbout, autora principal del estudio y residente en radiología en la Universidad de Arkansas para Ciencias Médicas.
Cómo el vapeo afecta la función vascular
El estudio evaluó a 31 fumadores y usuarios de cigarrillos electrónicos, de entre 21 y 49 años, junto con un grupo de control de 10 personas no fumadoras ni vaperas. A cada participante se le realizaron resonancias magnéticas antes y después de fumar o vapear. Durante estas sesiones, los investigadores utilizaron un manguito de presión en el muslo para restringir el flujo sanguíneo y luego midieron la velocidad del flujo en la arteria femoral una vez liberado el manguito.
Los resultados fueron claros: tras vapear o fumar, la velocidad del flujo sanguíneo en la arteria femoral disminuyó de manera significativa en comparación con los valores iniciales. Los cambios más pronunciados se observaron en los usuarios de cigarrillos electrónicos con nicotina, seguidos por quienes utilizaron dispositivos sin nicotina.
La función vascular adecuada depende de la capacidad de los vasos sanguíneos para contraerse y relajarse, permitiendo el flujo eficiente de sangre, oxígeno y nutrientes por todo el cuerpo. Una alteración en este sistema, como la observada en el estudio, puede predisponer a problemas como hipertensión, coágulos sanguíneos y accidentes cerebrovasculares.
Más allá de la nicotina: el peligro de los componentes químicos
Una de las razones detrás de los efectos adversos observados puede ser la composición química de los aerosoles que producen los cigarrillos electrónicos. Aunque el vapor de estos dispositivos no contiene las mismas sustancias cancerígenas que el humo del tabaco, incluye otros compuestos potencialmente dañinos, como plomo, níquel, formaldehído, propilenglicol y glicerina.
“Si bien no hay nicotina en algunos cigarrillos electrónicos, podrían contener otros componentes que sean dañinos”, señaló Nabbout. Estos productos químicos pueden generar inflamación en las vías respiratorias, lo que no solo afecta los pulmones sino que también repercute en otros sistemas corporales, un fenómeno conocido como inflamación sistémica.
El Dr. Albert Rizzo, director médico de la Asociación Americana del Pulmón, quien no participó en el estudio, destacó que estos resultados refuerzan la creciente evidencia de que el vapeo no es tan inofensivo como parece. “La inflamación de las vías respiratorias puede extenderse al resto del cuerpo, como sabemos que ocurre con la exposición a la contaminación por partículas finas”, explicó Rizzo.
Riesgos a largo plazo para la salud
Aunque los efectos inmediatos observados en este estudio son alarmantes, los investigadores también alertaron sobre posibles consecuencias a largo plazo del uso de cigarrillos electrónicos. “Si el consumo agudo de un cigarrillo electrónico puede tener un efecto inmediato en los vasos sanguíneos, es posible que su uso crónico pueda derivar en enfermedades vasculares”, señaló Nabbout.
Entre los posibles riesgos se incluyen enfermedades cardiovasculares, ataques cardíacos y derrames cerebrales. La relación entre la exposición continua a aerosoles químicos y la inflamación crónica podría agravar estas condiciones, especialmente en usuarios jóvenes que comienzan a vapear desde edades tempranas, atraídos por los sabores dulces o frutales de los productos.
En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) evalúa actualmente millones de solicitudes para regular los cigarrillos electrónicos. Aunque algunos productos han recibido autorización para su venta, ninguno está aprobado específicamente como herramienta de reducción de daños. La falta de regulación durante años ha permitido que muchos dispositivos lleguen al mercado sin una adecuada supervisión.
Para los expertos, como Rizzo, el mensaje es claro: los jóvenes y las personas no fumadoras deben evitar por completo el uso de cigarrillos electrónicos. “En la Asociación Americana del Pulmón no queremos que los jóvenes, atraídos por los sabores, comiencen a usar estos productos”, enfatizó.
Este estudio es un recordatorio de que, lejos de ser una alternativa inocua, el vapeo puede tener efectos perjudiciales significativos en la salud. Mientras se espera más investigación a largo plazo, los expertos instan a la población a ser cautelosa y priorizar su bienestar.