Durante la última década, los escritorios de pie han ganado popularidad en las oficinas como una forma de reducir problemas de salud, desde la obesidad hasta los problemas cardíacos, al minimizar el tiempo que se está sentado. Sin embargo, un estudio reciente publicado en la Revista Internacional de Epidemiología cuestiona esta idea, sugiriendo que estar de pie por largos períodos podría no ofrecer los beneficios esperados y, de hecho, traer sus propios riesgos.
Los investigadores estadounidenses señalan que tanto el tiempo sentado como cuando se está de pie sin movimiento se relacionan con problemas de salud específicos. En el estudio liderado por el especialista Mateo Ahmadi, se menciona: “Pasar más de diez horas al día sentado está vinculado con un aumento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares”. Esta postura favorece condiciones como la obesidad y la hipertensión, factores de riesgo conocidos para enfermedades del corazón.
Por otro lado, el tiempo prolongado de pie sin actividad también conlleva riesgos. Los investigadores encontraron una relación directa entre largas horas de pie y el riesgo de enfermedades circulatorias ortostáticas, como las venas varicosas y la hipotensión ortostática. En el estudio se menciona también que estar de pie durante más de dos horas seguidas puede causar que la sangre se acumule en las piernas, incrementando el riesgo de problemas circulatorios.
Hallazgos principales del estudio
El estudio, que analizó datos de más de 83.000 adultos en el Reino Unido, ofrece un panorama más claro de cómo afectan estas posturas a la salud. Equipados con dispositivos de seguimiento, los participantes fueron observados durante un promedio de siete años, lo que permitió a los investigadores medir con precisión su tiempo de pie y sentado. Los resultados indicaron que, a partir de un umbral de 10 horas diarias de sedentarismo, el riesgo de enfermedades cardíacas se vuelve significativo. Por otro lado, el simple hecho de permanecer de pie por largos períodos no demostró reducir el riesgo cardiovascular, subrayaron los autores.
El estudio reveló que estar sentado más de diez horas al día aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas en un 15% por cada hora extra. Por otro lado, estar de pie más de dos horas al día también puede ser perjudicial: cada media hora adicional aumenta en un 11% el riesgo de problemas circulatorios en las piernas. Simplemente, estar de pie no reduce los problemas de salud asociados al sedentarismo y, en cambio, puede añadir otros.
La muestra incluyó a personas con una edad promedio de 61 años, lo que permite comprender mejor el impacto de estos hábitos en la población adulta. Además, se utilizaron modelos estadísticos complejos para relacionar el tiempo de actividad con la incidencia de enfermedades, lo que refuerza la credibilidad de estos hallazgos.
Implicaciones para la salud pública y el lugar de trabajo
Con estos resultados, la idea de que los escritorios de pie por sí solos son una solución eficaz para mejorar la salud cardiovascular ha sido puesta en duda. Según los investigadores, cambiar de una postura estática a otra —de estar sentado a estar de pie— no es suficiente para contrarrestar los riesgos del sedentarismo. “Nuestros cuerpos responden mejor al movimiento regular que a mantener posiciones estáticas, ya sea sentado o de pie”, explican. Esta perspectiva sugiere que incorporar actividad física ligera, como caminar brevemente o realizar estiramientos periódicos, es mucho más beneficioso que simplemente permanecer de pie durante largas horas.
Este hallazgo tiene importantes implicaciones para las políticas de salud en el lugar de trabajo. Las iniciativas que promueven los escritorios de pie deberían reconsiderarse o, al menos, complementarse con estrategias que incluyan pausas activas durante la jornada laboral. Las intervenciones que fomentan la movilidad, como breves descansos para caminar o ejercicios de estiramiento, pueden resultar mucho más efectivas en comparación con los escritorios de pie, que han sido promovidos sin suficiente evidencia de sus beneficios a largo plazo.
Pese a la solidez de estos hallazgos, el estudio presenta algunas limitaciones. Los investigadores señalan que, debido a su carácter observacional, el estudio no puede establecer una relación de causa-efecto directa.
Además, la edad promedio de los participantes, que ronda los 61 años, podría limitar la aplicabilidad de estos resultados a una población más joven o con diferentes niveles de actividad. “Se requiere más investigación en poblaciones de distintas edades y en entornos laborales variados”, indica el equipo. Otro aspecto relevante es la necesidad de evaluar cómo otras posturas y movimientos, más allá de estar sentado o de pie, impactan en la salud a largo plazo.
La clave no está solo en si se está sentado o de pie, sino en encontrar un equilibrio que promueva el movimiento regular y reduzca el tiempo en posiciones estáticas prolongadas. En lugar de simplemente cambiar la silla por un escritorio de pie, se podría pensar en las oficinas como espacios dinámicos que inviten a moverse. Añadir pequeñas caminatas, estiramientos y cambios de postura puede ser la verdadera respuesta para contrarrestar los riesgos de salud de un estilo de vida sedentario.