El rostro ha sido considerado durante mucho tiempo un reflejo de la salud y las emociones. Hoy, esta idea se respalda con estudios científicos que sugieren que el mapeo térmico facial puede proporcionar información valiosa sobre el envejecimiento biológico y detectar señales tempranas de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión.
Un grupo de investigadores liderado por el profesor Zhengqing Yu, publicó un estudio en la revista Cell Metabolism en julio de 2024 y presentaron la innovadora herramienta llamada ThermoFace. Este modelo de inteligencia artificial, basado en datos térmicos de cerca de 3.000 participantes chinos, muestra cómo las temperaturas faciales pueden indicar la velocidad a la que envejecen las células de una persona, conocido como su edad biológica.
Los investigadores observaron que la temperatura en distintas zonas del rostro, como los ojos, las mejillas y la nariz, varía según el ritmo de envejecimiento biológico. Por ejemplo, temperaturas más bajas en la nariz y más altas en la zona ocular están asociadas con un envejecimiento más lento. Además, estos patrones térmicos pueden señalar la presencia de trastornos metabólicos, ya que personas con diabetes o enfermedades hepáticas presentan una edad biológica más avanzada que sus pares saludables.
Identificación temprana de enfermedades crónicas
Los patrones térmicos faciales también ofrecen información crucial sobre la salud metabólica. El estudio demostró que personas con trastornos metabólicos, como la diabetes, exhiben un perfil térmico facial que sugiere una edad biológica mayor en comparación con personas sin estas condiciones. Esta herramienta podría representar un avance en la medicina preventiva, que permite detectar signos tempranos de enfermedades crónicas a partir de un análisis facial.
El uso de tecnología para evaluar el envejecimiento facial ya tiene antecedentes en el reconocimiento facial, aplicado en la búsqueda de criminales o en la proyección de cómo podría verse una persona desaparecida en la adultez. ThermoFace aporta un enfoque más avanzado al analizar los patrones térmicos faciales para evaluar la salud metabólica, combinando elementos de la medicina tradicional china con inteligencia artificial.
Además de los trastornos metabólicos, el estilo de vida influye en el perfil térmico facial y en la edad biológica. Según Science News, se observó que una rutina de ejercicios durante dos semanas redujo la “edad térmica facial” en cinco años. Incluso el consumo de yogurt tuvo un impacto positivo, lo que sugiere que ciertos hábitos alimenticios benefician la salud metabólica.
Factores como la exposición solar, el consumo de alcohol y el nivel de actividad física también influyen en los patrones térmicos del rostro, lo que podría complicar la interpretación de los resultados. Los investigadores destacan la necesidad de validar ThermoFace en diversas poblaciones para asegurar su eficacia en diferentes grupos demográficos.
Innovaciones tecnológicas y extensión de la longevidad
El interés por tecnologías que promuevan una vida más larga y saludable sigue creciendo. En Estados Unidos, el National Institutes of Health (NIH) ha iniciado proyectos para investigar el envejecimiento y la longevidad. La University of Illinois explora cómo el análisis del rostro puede revelar la rapidez del envejecimiento, utiliza herramientas como ThermoFace para detectar cambios faciales que indiquen un envejecimiento acelerado.
Estas investigaciones reflejan un cambio en el enfoque de la ciencia del envejecimiento, que prioriza la prevención del deterioro físico en lugar de tratar enfermedades individuales. Algunos científicos sugieren que retrasar el proceso de envejecimiento podría tener un impacto mayor en la salud pública que enfocarse en enfermedades específicas. Incluso medicamentos actuales para enfermedades relacionadas con la edad podrían ser efectivos al influir en el envejecimiento general.
El envejecimiento afecta tanto a individuos como a sociedades enteras. La Harvard University señala que, con el tiempo, la estructura facial cambia, con la redistribución de la grasa facial y la pérdida de elasticidad de la piel, lo que provoca arrugas y flacidez. Estos cambios reflejan el paso del tiempo y la historia personal de cada individuo.
Con el aumento global de la esperanza de vida, resulta fundamental explorar métodos innovadores para mejorar la calidad de vida en la vejez. El mapeo térmico facial se posiciona como una herramienta poderosa para comprender mejor el envejecimiento y la salud, reafirmando que el rostro humano sigue siendo un reflejo fiel de nuestro estado interno.