La menopausia puede traer una serie de cambios inesperados, incluyendo la pérdida de cabello, un síntoma que puede ser estresante para muchas mujeres. La doctora Shilpi Khetarpal, dermatóloga en la Clínica Cleveland en Ohio, señala que esta condición generalmente resulta de un cambio gradual en las hormonas como el estrógeno, la testosterona y la progesterona.
Una disminución en los niveles de estrógeno, que juega un papel crucial en la promoción del crecimiento y grosor del cabello, conduce a que los folículos pilosos se adelgacen con el tiempo. Khetarpal también menciona la influencia de la genética en la pérdida de pelo menopáusica, destacando que la alopecia androgénica o pérdida de cabello de patrón femenino puede ser más común en algunas mujeres debido a factores genéticos.
Uno de los primeros signos de la pérdida de cabello en la menopausia es la exposición mayor del cuero cabelludo y una separación más ancha en el cabello. “Las mujeres tienden a preservar la línea frontal del cabello, pero ven cómo su parte se va ensanchando”, explica Khetarpal. Es habitual que la parte trasera del cuero cabelludo mantenga un cabello más grueso en comparación con la parte superior de la cabeza.
Para abordar la pérdida de cabello durante la menopausia, Khetarpal sugiere primero corregir cualquier deficiencia nutricional o vitamínica. Entre las recomendaciones están el consumo de un multivitamínico diario y un suplemento de hierro si no se come carne roja dos o tres veces por semana. Asimismo, existen tópicos de minoxidil de venta libre aprobados por la FDA que pueden aplicarse diariamente para ralentizar la caída del cabello y promover su crecimiento.
El uso de minoxidil oral es otra opción, aunque requiere una prescripción médica. Este medicamento afecta directamente al folículo piloso, promoviendo el crecimiento del cabello y deteniendo la caída. “El minoxidil tópico es una buena medida preventiva”, asevera Khetarpal, recomendando además el uso de shampoos con ingredientes como piritiona de zinc y ketoconazol.
La suplementación con vitaminas específicas también puede ser beneficiosa para el pelo. Khetarpal aconseja tomar suplementos de zinc, ferritina y biotina, aunque menciona que hay datos limitados sobre esta última. Otros nutrientes vitales incluyen la vitamina D y el hierro, que pueden ayudar a mantener el cabello en su mejor estado.
En cuanto a tratamientos específicos, la terapia de reemplazo hormonal (TRH) puede ayudar a estabilizar los niveles de estrógeno y frenar la pérdida de cabello. La terapia con luz láser de bajo nivel, como los peines láser, es otra opción no invasiva que utiliza luz roja para fomentar el crecimiento del cabello. Si bien el transplante de cabello se considera un último recurso, puede ser una opción para aquellas que no encuentren alivio con otros tratamientos más conservadores.
Para reducir el daño y la rotura del pelo, Khetarpal recomienda tratarlo con delicadeza, evitar el uso excesivo de calor y productos químicos agresivos, y evitar peinados muy ajustados que puedan afectar al cuero cabelludo. “Practicar actividades para reducir el estrés, como el yoga o la meditación, también puede ser beneficioso”, sugiere la dermatóloga, ya que el estrés puede incrementar la caída del cabello.
Además, masajear el cuero cabelludo puede mejorar la circulación sanguínea hacia los folículos pilosos, promoviendo así el crecimiento del cabello y reduciendo la caída. Khetarpal también enfatiza la importancia de iniciar tratamientos tópicos a base de minoxidil antes de que el problema se agrave, junto con la toma de multivitamínicos y el uso de shampoos medicados para mantener el cabello en el mejor estado posible.
Para aquellas interesadas en productos específicos, Khetarpal sugiere buscar shampoos que contengan ingredientes como el piritiona de zinc y ketoconazol, que pueden ayudar a frenar la caída del cabello mientras se busca una cita con un médico.