“Por favor, permanezca completamente inmóvil”. Suele ser la frase que el paciente —acostado en una mesa deslizante— escucha a través del intercomunicador, mientras comienza a introducirse lentamente en el cilindro del escáner. Un túnel blanco y ligeramente opresivo se convierte en su universo por unos 30 minutos. Afuera, los técnicos observan desde detrás de una gruesa ventana, con la atención fija en pantallas que despliegan imágenes en tiempo real del interior del cuerpo humano.
La imagen por resonancia magnética (IRM) es un procedimiento de diagnóstico médico no invasivo que utiliza un potente campo magnético para alinear los protones presentes en el cuerpo y producir una representación detallada del organismo.
Esta herramienta se desarrolló en los años ’70 y ’80 del siglo pasado, y se convirtió en un método revolucionario para el diagnóstico médico. En los últimos años, se introdujo un progreso trascendental que es la inteligencia artificial, que redujo los tiempos del estudio, facilitando el acceso a personas renuentes a someterse a largos minutos dentro de un aparato estrecho, y mejoró notoriamente la calidad de las imágenes.
Según se explica Instituto Nacional de Imágenes Biomédicas y Bioingeniería de Estados Unidos (NIBIB), el uso de medios de contraste —recomendado para algunos casos—, como el gadolinio, puede mejorar la claridad de los resultados al facilitar la realineación de los protones. Este contraste se administra, generalmente, por vía intravenosa antes o durante el examen.
La RM es ideal para obtener imágenes detalladas de estructuras como el cerebro, la médula espinal, nervios, corazón, vasos sanguíneos, mamas, hígado, útero, próstata, músculos, huesos, ligamentos y tendones, ya que supera la capacidad de los rayos X o la tomografía computarizada.
De acuerdo con MedlinePlus, la publicación de la Biblioteca Médica de Estados Unidos, permite diagnosticar un gran número de enfermedades como aneurismas o tumores cerebrales, por ejemplo, y diferenciar entre la materia blanca y gris del cerebro. Técnicas avanzadas, como la resonancia magnética funcional (IRMf), miden la actividad cerebral durante tareas específicas, útiles en evaluaciones neurológicas. También se llevan a cabo angiografía por resonancia magnética (ARM) que genera imágenes tridimensionales de los vasos sanguíneos, facilitando el análisis de la circulación y el diagnóstico de anomalías.
Qué avances permite la inteligencia artificial
La introducción de la IA en esta herramienta de diagnóstico permitió, entre otros aspectos, mejorar la calidad de los resultados y la velocidad de las exploraciones al reconstruir imágenes de alta resolución a partir de menos puntos de datos, lo que redunda en una mejora en la comodidad de los pacientes.
La IA puede analizar automáticamente imágenes de resonancia magnética para detectar y clasificar lesiones, tumores y otras anomalías y también medir las características de los tejidos y hacer un seguimiento de los cambios a lo largo del tiempo. Todos esto, además, de la reducción del error humano, proporciona información que da a los médicos herramientas para tratamientos personalizados.
La doctora Patricia Carrascosa (MN 87773), directora médica y jefa de Investigaciones de Diagnóstico Maipú, dijo a Infobae que los algoritmos de IA permiten algo que hasta hace poco tiempo era difícil de imaginar, que una resonancia magnética pueda realizarse en 10 minutos.
“Ese es el lapso entre que el paciente ingresa y sale del vestidor. En el equipo propiamente dicho está de 5 a 6 minutos”, aseguró. La especialista destacó que este avance favorece que personas renuentes a someterse a este tipo de estudios acepten realizarlo.
Carrascosa explicó que “uno de los factores que conspiran en la aceptación y realización de la resonancia magnética es que genera ansiedad, temor al encierro y en casos más severos, claustrofobia”. En ese sentido, afirmó que “entre el 5 y el 15% de los pacientes que se hacen una RM son claustrofóbicos”.
Además, recordó, la práctica se vuelve complicada también en pacientes pediátricos o en personas con afecciones cuyos síntomas complican o impiden quedarse quietas. “Si la prueba es mucho más breve, se reducen las molestias e inconvenientes”, resumió.
Una investigación realizada en 2021 por Diagnóstico Maipú sobre 1.000 pacientes reveló que el 96% de los consultados consideraba muy importante la reducción de tiempo del estudio, en tanto el 75% de los encuestados que se reconocieron claustrofóbicos dijeron que tolerarían una resonancia magnética sin necesidad de sedación si el estudio se prolongaba no más de 10 minutos. El 84% de quienes se habían realizado una resonancia magnética con IA percibieron la experiencia como “corta” en relación con los tiempos habituales con equipos menos avanzados.
La inteligencia artificial, dijo la doctora Carrascosa, que es una tecnología basada en aprendizaje neuronal profundo, permite reducir el tiempo de la resonancia a la mitad y mejora también la nitidez de las imágenes y la calidad de los resultados. “Con estos nuevos protocolos de IA se logra reducir el tiempo de los estudios más del 50% con mejor calidad y quedó demostrado que los pacientes experimentan ventajas”.
“La exactitud diagnóstica entre una resonancia con IA y otra sin IA es mucho mayor para quien la utiliza y esto es valorado también por los médicos. Por otro lado, este avance en la incorporación de tecnología prolonga la vida útil de los equipos y permite ofrecer agendas más amplias a los pacientes", cerró la especialista.
En consonancia con esto, otro estudio realizado en España, que fue presentado en un encuentro de especialistas convocado por el grupo Affidea de diagnóstico médico, indicó que el 28% de la población experimenta complicaciones al someterse a estudios de resonancia magnética tanto en equipos cerrados como abiertos.
Este dato se conoció en el marco de la preocupación de los expertos por los desafíos en el uso de equipos cerrados de resonancia magnética, especialmente en personas con claustrofobia, pacientes pediátricos, personas con obesidad, con problemas de movilidad o aquellos que dependen de asistencia para realizar este tipo de estudios. En ciertos casos, como el de los niños, es necesario recurrir a la sedación para evitar movimientos durante el examen, que tiene una duración mínima de 20 minutos.