Se estima que una persona que sufre un Accidente Cerebrovascular (ACV) pierde 2 millones de neuronas por minuto, lo que hace crucial una atención rápida y eficiente para minimizar las secuelas del ataque e incluso salvar su vida.
Por eso, durante el XXVI Congreso Iberoamericano de Enfermedad Cerebrovascular que se culmina hoy en Colombia, todos los expertos neurólogos coincidieron en que más allá de la existencia de mejores tratamientos, es clave la atención médica especializada que sea rápida, coordinada y eficiente para salvar la vida de la persona que sufre un ACV y también que no le queden secuelas graves.
Uno de los expertos que se hizo presente en este importante evento médico es el doctor Pablo Ioli, presidente de la Sociedad Neurológica Argentina, que explicó a Infobae cómo debe operar una red eficiente de atención a una persona que atraviesa un accidente cerebrovascular.
“Este congreso es una iniciativa que pone en común la problemática del ACV en toda Latinoamérica, que es algo que está faltando en los en los últimos años y que pasó de ser progresivamente algo que estaba exclusivamente limitado a los neurólogos o a una institución, a ser observado por otros actores de la sociedad, involucrando gobiernos y políticas públicas que se está comenzando a ver en nuestra región latinoamericana. Una realidad que muestra una situación diferente a la de África, a la de Europa y EEUU. Y en esas diferencias y en las cuestiones en común que existen, podemos encontrar herramientas que sirven en algunas regiones para aplicar en otras y adaptar diferentes políticas sanitarias”, explicó Ioli.
Y agregó: “En este encuentro hay una invitación especial a las autoridades de salud de los países iberoamericanos, de manera de acercar esa brecha que existe entre las intenciones de las instituciones y de los profesionales, y las políticas de cada región y de cada nación o provincia, como en el caso de Argentina donde la salud es una política provincial con lineamientos generales nacionales. Entonces ese es el objetivo global de estas reuniones y en esta en particular, el acercamiento entre políticas de salud y los que las ejecutan para que no se quede solamente en los médicos”.
Ioli destacó que implementar este tipo de diálogo y trabajo coordinado en ACV era algo impensado hace diez años y se mostró muy optimista porque “ese relato recién dejó de ser algo que era de los neurólogos que veíamos los pacientes con ACV. Hacer algo que se habla entre diferentes disciplinas y que se habla en el mismo idioma en diferentes partes del mundo es algo superador”.
Ya en concreto sobre las iniciativas observadas en esta reunión de expertos, Ioli destacó que en las primeras charlas se vieron los mapas y las estadísticas de los distintos países con amplias diferencias.
“Vimos Colombia y Brasil con muchos casos, con mucha incidencia y Argentina con datos más alentadores aunque todavía preocupantes. Si bien no hay datos oficiales, hay estudios epidemiológicos interesantes que indican que en la Argentina se estima que hay unos 55.000 ACV por año. El 85% de esos ACV son isquémicos, es decir, son aquellos que se producen por la obstrucción de una arteria. Y son los que precisamente tienen la posibilidad de hacer tratamientos en agudo”, sostuvo el experto neurólogo, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Privado de Comunidad de Mar del Plata.
“El objetivo actual es primero dar el conocimiento de que el ACV es la primera causa de discapacidad en la Argentina y en el mundo. Y como es en adultos, el impacto que tiene en la persona, en la familia y en la economía de un país, es enorme, porque son personas que pasan de ser trabajadoras y aportantes en la casa, a ser dependientes y que requieren cierto tipo de cuidados. Entonces implica una carga de enfermería personal, familiar y para el sistema de salud muy grande”, precisó.
Y completó: “Lo segundo es poner de manifiesto la necesidad de lograr el mayor alcance posible de estas terapias que se deben implementar en las primeras horas de evolución del ataque cerebrovascular. Y esto no es una cuestión del neurólogo, sino que precisamente por el alcance epidemiológico que tiene la enfermedad y su impacto, necesitamos que sea un trabajo en equipo y que en las guardias de los hospitales y en las unidades cerradas, terapias intensivas y demás, se pueda hacer el tratamiento de la manera más adecuada y rápida posible”.
El desafío del trabajo coordinado frente a un ACV
“El paso siguiente sería no solo tenerlo disponible en la mayor cantidad de centros posible, con toda la infraestructura, la logística y la formación que eso implica, sino coordinarlo, es decir, hacer una tarea coordinada que va a depender de cada región, de cada municipio, de cada provincia, porque no hay un sistema único que sea útil. Es decir, el mejor sistema es aquel que funciona adaptado a cada región”, indicó Ioli.
“Entonces van a haber muchas presentaciones como la del doctor Carlos Molina, neurólogo especialista de España que presentará la experiencia de Cataluña y es una experiencia que tal vez no es aplicable a otros lugares, pero que sirven como modelo a observar, a aplicar, adecuar o mejorar. En Argentina hay iniciativas particulares en diferentes regiones, con diferente impacto. No hay una estrategia nacional aún. Es probable que una estrategia nacional sirva para dar un marco y garantizar una cobertura de los tratamientos, la prevención y la rehabilitación”, afirmó el neurólogo.
A modo de ejemplo, Ioli indicó que no basta en tener una ley como la del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, una ley de la Provincia de Buenos Aires o de cada provincia, sino el desafío es su correcta implementación. “Porque si no, nos quedamos con la letra y en la realidad seguimos con los mismos atrasos y la falta de coordinación sanitaria. Entonces, por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires hay una red de hospitales públicos que tienen una coordinación con el SAME para derivar los pacientes a diferentes centros públicos. El trabajo siguiente es optimizar esa red de implementación, porque esa red que funciona en Capital es diferente a la que puede funcionar donde soy yo, Mar del Plata o la que funciona en Córdoba, Neuquén o Salta”, resaltó.
Y agregó: “Entonces el desafío es lograr la coordinación para cada región en particular y lo que aplica para una jurisdicción, tal vez no aplica para otra. Teniendo en cuenta la fragmentación del sistema de salud argentino, la coordinación no solo de centros públicos sino también de centros privados mediante una serie de acuerdo previos, por ejemplo, para la realización de trombectomías, o de los tratamientos de trombólisis, técnica que se hace en ciertos hospitales públicos en la ciudad de Buenos Aires y después derivan al paciente a un centro privado para hacer la trombectomía”.
“Si bien eso está coordinado, se requiere de una coordinación mayor, no solo de la Ciudad de Buenos Aires, sino en todo el país para mejorar la atención del paciente con ACV”, sostuvo.
“Ese es el desafío. Lograr que esa fragmentación entre los diferentes tipos de cobertura que tienen los pacientes, los diferentes tipos de traslado, el sistema público y privado de atención, la rehabilitación posterior, mejore. Todo eso requiere de una gestión y eso es lo que se viene logrando al involucrar a los diferentes a diferentes estamentos que mencionaba antes en este renovado compromiso de mejorar la atención del paciente con ACV”, concluyó Ioli.