Sentir ansiedad ante la posibilidad de viajar en un avión es frecuente. Muchas personas tienen miedo, especialmente si forman parte de quienes sufren aerofobia, la fobia a volar. Sin embargo, también la ansiedad puede dispararse antes del viaje: desde los preparativos, pasando por el estrés de dejar el trabajo adelantado y tener los papeles en orden hasta pasar por migraciones y subir al avión, todo es un camino que suma nerviosismo y preocupación.
El doctor Claudio Plá Alem, médico psiquiatra y miembro Adherente de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), explicó a Infobae:
“La ansiedad trepa desde días anteriores al vuelo, cuando la persona empieza a dormir mal y está nerviosa. Los aeropuertos se han puesto muy hostiles para los pasajeros. Hace poco estuve en Fiumicino, Roma, y en Heathrow, Londres, y ambos lugares estaban tapados de turistas, con gente durmiendo en el piso por vuelos demorados, hay mucha paranoia en todo lo referente a detección de metales, mucha revisación, palpación del cuerpo, muy desagradable”.
Y continuó: “Para una persona con ansiedad esto es abrumador y despierta más ansiedad todavía partiendo de la base de que muchos tienen miedo a volar, vuelan muy poco y no tienen entrenamiento. El que no ha tenido experiencia la pasa todavía peor. Los temores más frecuentes son al terrorismo, la pérdida de papeles, hay gente que se pone paranoica con migraciones porque piensa que le van a hacer lío con su pasaporte”.
Por su parte, la licenciada María Cecilia Palozzo, psicóloga (MN 34964), vicedirectora del Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA) y especialista en Terapia Médica Familiar en la Universidad Nova Southeastern en Ft. Lauderdale, USA, explicó a Infobae que la ansiedad antes de un viaje en avión puede elevarse por muchos motivos, no solo por el vuelo en sí.
“El miedo a volar o a estar en espacios reducidos (claustrofobia) son los más comunes o a los que habitualmente nos referimos, pero hay muchas personas que, si bien no tienen ese preciso temor, se preocupan mucho”, indicó la experta.
Y agregó: “Temores como llegar a perder el vuelo o el equipaje; no llegar a destino, tener problemas con la documentación al hacer migraciones, a no saber cómo manejarse dentro de un aeropuerto. Las cancelaciones de vuelos a último momento, o los retrasos que imposibilitan llegar con las combinaciones son situaciones naturalmente estresantes cuando suceden, pero en muchos casos la ansiedad anticipatoria se dispara aunque la probabilidad de que estas situaciones se presenten sean bajas”, destacó la psicóloga.
Sin embargo, “no hay nada más seguro que volar en un avión comercial” dicen los expertos. Pero, el ánimo para viajar en avión puede fluctuar desde una cierta inquietud, una ansiedad medianamente tolerable a un miedo aterrador o una ansiedad que se transforma en una fobia.
Claudio Plá Alem lo resumió en que el miedo que despierta el avión va de menor a mayor. “Empieza por lo que los pasajeros llaman ‘respeto’, luego temor a las tormentas, las turbulencias, el despegue y al aterrizaje. Se siente pánico frente a algún incidente en el vuelo y finalmente se desencadena la fobia a volar cuando la persona decide no volar más”, advirtió.
“El proceso no es lineal y depende de varios otros factores: la frecuencia de los viajes y los momentos que la persona puede estar atravesando, como por ejemplo duelos, separaciones o mudanzas que los pone más vulnerables”, agregó.
Cómo bajar la ansiedad
Para combatir la ansiedad antes de un viaje, el doctor Plá Alem recomendó hacer un entrenamiento en respiración controlada, en relajación progresiva y hacer visualizaciones.
“También recomiendo hacerse un masaje; tomarse el día libre previo al vuelo; llegar muy descansado y sin hambre al avión, comer hidratos de carbono más que proteínas. Es importante tener muy buenos distractores para el aeropuerto desde escuchar música (si puede ser auriculares antiruido, mejor), puede ser música alfa, que ponga a la persona en buenas ondas, ver revistas con fotos y el uso del celular en modo avión o tablet, con juegos o distractores”.
La licenciada Palozzo señaló: “Preocuparse es sinónimo de anticiparse, lo ideal sería ocuparse. No podemos tener todo bajo control, pero algunas cositas sí podemos hacer que nos den más sensación de tenerla”.
Y añadió: “Si la preocupación comienza un par de días antes de realizar el viaje, planificar, organizar un esquema de horarios y pasos a seguir en el aeropuerto, documentación que se debe presentar para el día del viaje; conocer de antemano el aeropuerto a través de su página web; si la compañía lo permite, realizar el check in antes de llegar al aeropuerto. También es importante salir con tiempo suficiente, siempre es preferible que sobren minutos y que no falten”.
Recomendaciones:
- Reconocer que los sentimientos de ansiedad y temor son válidos.
- Ser previsor. Asegurarse de que el equipaje esté por debajo del límite de kilos de la aerolínea es una forma de evitar un problema importante en el check-in y evitar estrés.
- Probar la respiración profunda. Se realiza inhalando y exhalando en cuatro tiempos. El ritmo es así: inhalar (contar hasta 4), retener en lleno el aire (contar hasta 4), exhalar (ídem), retener en vacío (ídem). Los beneficios son más oxígeno, mayor calma y un descanso reparador.
- Distraerse. Ocupar la mente es fundamental para mantener la calma. Escuchar un podcast, un audiolibro o la música favorita. Llevar distractores para los tiempos de espera, como libros, juegos, revistas, etc.
- Practicar mindfulness o yoga
- Consultar a un profesional. Explicó el doctor Plá Alem: “Se debe concurrir a un profesional cuando el sufrimiento ya llegó a un nivel insostenible. Idealmente, la gente tendría que ir antes, pero los que llegan a la consulta es porque vienen muy mal. Se recomienda consultar inmediatamente si la persona ha tenido un episodio traumático en un avión. Si se espera un año para volver a volar, se le va a activar esa situación traumática. La consulta es ideal para frenar el proceso de deterioro de la ansiedad frente al vuelo”.
Cómo enfrentarla
El doctor Plá señaló que en el tema de la ansiedad y el estrés hay que “psicoeducar para que haya cambios de hábitos”.
En cuanto al tratamiento, dijo: “Hay personas que tienen claustrofobia; otros, tienen miedo a las tormentas y a las turbulencias; otros tienen miedo al despegue; otros tienen pánico y tienen miedo de volver a tener un ataque de pánico en un avión. Hay distintos cuadros y combinatorios. Todos reciben información aeronáutica en mis cursos para entender por qué el avión es seguro”.
Y agregó: “Lo único que mejora el estrés y baja la ansiedad es tener una vida con ‘pequeñas vacaciones’ dentro de cada día: tomarse un tiempo para caminar, hacer ejercicio físico, atender los afectos, los amigos, la familia, el círculo cercano, acotar el trabajo y aumentar el tiempo de sueño”.
Sin embargo, señaló que todo esto es una temática difícil: “A veces hay que recurrir a los fármacos, los moduladores de la ansiedad que son los antidepresivos, a las técnicas de mindfulness y yoga y tratar de hacer también una ‘dieta de información’ porque consumir mucho diario, televisión y radio pueden intoxicar y generar ansiedad. A veces es recomendable un poco más de Netflix y menos de noticias”, finalizó el experto.