Un amague del arquero rival, un mal giro de rodilla y sin contacto alguno, Mauro Icardi se tiró al piso de dolor y levantó inmediatamente la mano pidiendo por un médico, con una expresión de dolor que presagiaba un mal diagnóstico.
Por la cuarta jornada de la Europa League, anoche el Galatasaray de Turquía derrotó 3-2 al Tottenham de Inglaterra. Pero esa victoria tuvo sabor a derrota por la lesión de su delantero estrella que estaría afuera de la canchas por lo menos 8 meses debido a una grave lesión en su rodilla derecha.
“En los exámenes de resonancia magnética se detectó una rotura y daño de menisco en el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha de nuestro futbolista Mauro Icardi. Ha comenzado la rehabilitación preoperatoria de nuestro jugador, cuya cirugía está prevista”, fue el parte médico oficial publicado por Galatasaray.
¿Pero qué es esta lesión, cómo es su tratamiento y qué tiempo ideal debe pasar para volver a una cancha de fútbol?
“Las lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA) son uno de los mayores temores para los deportistas, especialmente los futbolistas. En el caso de Icardi esta lesión se acompaña de rotura de menisco, lesión que puede o no derivar de la principal. Se trata de una lesión que puede deberse a varios factores, como movimientos bruscos de la rodilla, cambios de velocidad, rotaciones y golpe directo de un compañero o rival”, explicó a Infobae el doctor Norberto Debbag, médico deportólogo (UBA) y del club Estudiantes de Buenos Aires.
Hoy en día los avances en su diagnóstico y tratamiento han permitido mejoras significativas en la recuperación, devolviendo la esperanza a aquellos que sufren esta compleja lesión.
Según explicó Debbag, el ligamento cruzado anterior es una estructura fundamental para la estabilidad de la rodilla, articulación que, por su tamaño y composición, es altamente susceptible a las lesiones. Este ligamento conecta la región posteroexterna y la región anteroexterna de la tibia, permitiendo que la rodilla permanezca estable. Su función principal es evitar que la tibia se desplace hacia adelante en relación con el fémur, algo crucial para la estabilidad del cuerpo en actividades que requieren giros y saltos.
Este tipo de lesiones es más común en el ámbito deportivo, y puede deberse a giros bruscos, flexiones excesivas de la rodilla y movimientos repentinos que superan la capacidad de los tejidos, especialmente durante la práctica de deportes de alto impacto. También puede ser producto de factores como el sobrepeso, la debilidad muscular, la fatiga y el sobreentrenamiento.
El médico deportólogo Jorge Franchella precisó a Infobae que la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla es como “si una cuerda se ha roto”. “Son dos ligamentos que están en la rodilla de forma cruzada y su lesión deriva de dos tipos de movimiento. Por la extensión de la pierna más allá de lo que la rodilla da o por una flexión hacia dentro y giro posterior”, puntualizó Franchella.
Las personas que sufren una rotura del LCA suelen experimentar una serie de síntomas típicos que alertan de la gravedad de la lesión. Uno de los signos más característicos es un fuerte chasquido que muchos describen como un “crack” dentro de la rodilla en el momento exacto de la lesión. Este ruido es seguido casi inmediatamente por una hinchazón rápida de la rodilla y un dolor intenso que suele dificultar el movimiento y la carga de peso.
Otros síntomas incluyen la pérdida de amplitud de movimiento y una sensación de inestabilidad que a menudo se describe como que la rodilla “cede” bajo el peso corporal. Debido a su complejidad, es fundamental buscar atención médica inmediata si se experimentan estos síntomas, ya que la rodilla es una estructura en la que intervienen huesos, ligamentos, tendones y otros tejidos que deben funcionar de manera coordinada.
Para un diagnóstico preciso, el médico realiza un examen físico y puede utilizar diversas pruebas de imagen. La resonancia magnética es una de las pruebas más precisas, ya que permite observar los tejidos blandos, como los ligamentos y el cartílago. También puede utilizarse una ecografía para identificar daños en los tendones y músculos. Aunque las radiografías descartan fracturas óseas, no muestran los tejidos blandos, por lo que suelen complementarse con otros estudios.
Opciones de tratamiento: desde la rehabilitación hasta la cirugía
El tratamiento de una lesión del LCA varía según su gravedad y las necesidades individuales del paciente. En algunos casos, basta con un período de descanso y un programa de ejercicios de rehabilitación para recuperar la estabilidad y fuerza de la rodilla. Sin embargo, en otros casos, la cirugía es una opción necesaria, especialmente para deportistas o personas que desean retomar actividades físicas intensas.
“En el caso de Mauro Icardi, según el primer parte médico, el tratamiento es cirugía directa. Aunque estudios posteriores deben confirmar que se trata de esa lesión y que el tratamiento quirúrgico es el más indicado para su recuperación. Por eso esto es un comentario preliminar sobre esta lesión”, aclaró Franchella.
“Durante el procedimiento de reconstrucción del LCA, el cirujano retira el ligamento dañado y lo reemplaza con un injerto, que puede ser un tendón de otra parte de la rodilla. Se hacen injertos con músculo semitendinoso, vasto interno o tendón rotuliano. Este tipo de cirugía ha demostrado tener buenos resultados cuando se sigue con una rehabilitación intensiva y prolongada. Además hoy en día se refuerza con nuevas técnicas que dan más seguridad y menos posibilidad de futuras rupturas”, amplió Debbag.
Cuánto tarda en sanar la rotura de ligamentos cruzados
Después de la cirugía, el paciente debe someterse a un nuevo periodo de rehabilitación para fortalecer la rodilla y recuperar su estabilidad. Este proceso suele durar varios meses, y en ocasiones se extiende hasta un año. La duración del periodo de rehabilitación y la posibilidad de retorno al deporte varían según el progreso individual y las evaluaciones médicas, que miden la estabilidad, la fuerza y la capacidad de movimiento de la rodilla en distintos momentos del proceso.
La rehabilitación postquirúrgica incluye una serie de ejercicios de fortalecimiento y estabilización diseñados para restaurar la función de la rodilla. Según los especialistas, este proceso es esencial para minimizar el riesgo de una nueva lesión. De hecho, recientes investigaciones sugieren que hasta un tercio de los deportistas que regresan al deporte después de una cirugía de LCA vuelven a lesionarse, ya sea en la misma rodilla o en la otra, en un periodo de dos años.
Un periodo de recuperación más largo podría reducir estos riesgos, pero es crucial que los patrones de movimiento y la fuerza estén completamente optimizados antes de volver a la actividad deportiva.
“El consultor médico de Boca, Jorge Batista suele decir que por lo menos se necesitan 10 meses o más y no solo los 8 recomendados para volver a jugar. Eso le pasó a otros jugadores como Pity Álvarez que ya se recuperó o Lucas Blondel que se lesionó en marzo último y está en tratamiento”, indicó Franchella.
Lesión cada vez más común
“En los últimos años se han registrado más lesiones del ligamento cruzado anterior debido varios factores. Entre ello podemos enumerar los nuevos calzados, los tapones más largos, que brindan mayor velocidad pero también más agarre al césped, por lo que el pie queda más inmovilizado y menos libre ante un giro inesperado de la rodilla”, sostuvo Franchella.
Y Debbag agregó: “Hay que agregar que las canchas de fútbol hoy son más rápidas. Se juega con el césped más mojado para que la pelota corra más rápido. Los cambios de velocidad del jugador, la frenadas y giros hacen más común estas lesiones”.
Para el experto, una forma de prevenir estas lesiones son estudios periódicos antroprométricos donde se observa la fuerza muscular de la pierna. “Se puede ver si hay disbalance muscular entre el cuádricep o músculo anterior del fémur y los isquiotibiales o músculos posteriores. Si no están bien trabajados o hay alguno con menos desarrollo muscular, la rodilla está más floja y la lesión puede aparecer”, concluyó Debbag.
Así, los avances en el campo de la medicina deportiva han dado lugar a programas de prevención más efectivos. Estos programas están diseñados para fortalecer los músculos y mejorar la coordinación a través de ejercicios específicos que ayudan a minimizar el riesgo de sufrir este tipo de lesiones. La capacitación en la mecánica adecuada de los movimientos también desempeña un papel clave, especialmente en deportistas jóvenes y profesionales.
Una rehabilitación adecuada no solo restaura la estabilidad y la funcionalidad de la rodilla, sino que también ayuda a evitar nuevas lesiones. Además, la implementación de nuevas técnicas y tecnologías de imagen como la resonancia magnética y la ecografía ha permitido un diagnóstico más rápido y preciso, facilitando así una intervención temprana y un plan de tratamiento adecuado.
El futuro en el tratamiento de lesiones de LCA parece prometedor. Las mejoras en las técnicas quirúrgicas, como el uso de injertos más resistentes y adaptables, podrían reducir el tiempo de recuperación y el riesgo de relesión.
Además, las tecnologías de rehabilitación, como los sistemas de monitoreo digital y los ejercicios guiados a través de aplicaciones, están permitiendo que los pacientes realicen ejercicios personalizados desde casa, mejorando la adherencia y los resultados del tratamiento.
Aunque no hay un tiempo establecido para que los deportistas vuelvan al juego, la recomendación actual es esperar al menos un año para asegurar una recuperación total. Durante este periodo, los especialistas supervisan de cerca el progreso y evalúan la estabilidad de la rodilla antes de autorizar el regreso al deporte.