En una era donde las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte en el mundo, el reconocido cardiólogo Valentín Fuster desafía a la medicina tradicional con una propuesta radical: cambiar el enfoque desde el tratamiento de la enfermedad avanzada hacia la prevención temprana.
Durante su conferencia en el Pre Congreso del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) 2024, Fuster expuso cómo los factores de riesgo cardiovascular, si se identifican y gestionan desde etapas tempranas, pueden evitar que las patologías progresen a estadios irreversibles. Más aún, subrayó que el daño a las arterias comienza silenciosamente mucho antes de que los síntomas se manifiesten, haciendo crucial intervenir de manera anticipada.
Pero, ¿cuáles son estos factores y cómo afectan al corazón?
A continuación, las advertencias del prestigioso cardiólogo español y las recomendaciones basadas en su investigación. Desde la hipertensión hasta la mala alimentación, cada uno de estos factores actúa como una amenaza silenciosa que podemos aprender a controlar para salvaguardar nuestra salud.
Hipertensión arterial
La presión arterial alta, o hipertensión, es uno de los principales factores de riesgo para las enfermedades del corazón. El destacado investigador cardiovascular explica que su impacto es mayor en personas jóvenes que en adultos mayores. Por ejemplo, un individuo de 35 años con hipertensión verá un daño arterial más rápido y grave que alguien de 60 años. Este daño progresivo a las arterias puede llevar al desarrollo temprano de enfermedades subclínicas, aquellas que no presentan síntomas evidentes hasta que se agravan.
La recomendación de Fuster es que la hipertensión sea detectada y tratada lo antes posible, ya que puede afectar la circulación y aumentar el riesgo de eventos como infartos y accidentes cerebrovasculares.
Colesterol elevado
El colesterol alto, en especial el LDL (colesterol “malo”), es otro factor de riesgo crítico. A medida que los niveles de LDL aumentan, se deposita en las paredes de las arterias, formando placas que pueden bloquear el flujo sanguíneo. El experto en enfermedades cardiovasculares explicó que este proceso comienza a edades tempranas y que incluso niveles “moderados” de LDL pueden ser perjudiciales. De hecho, estudios recientes muestran que para evitar daños subclínicos en las arterias, los niveles de LDL deben ser inferiores a 70 mg/dl.
Para reducir el riesgo, es clave adoptar una dieta equilibrada, rica en alimentos que ayuden a mantener el colesterol bajo control, y recurrir a tratamientos médicos si es necesario.
Obesidad
La obesidad se relaciona directamente con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Fuster indicó que el exceso de peso, especialmente la grasa abdominal, puede afectar el funcionamiento de las arterias y aumentar la resistencia vascular. Este exceso de grasa contribuye al desarrollo de otros factores de riesgo como la hipertensión y la diabetes, creando un efecto en cadena que daña la salud cardiovascular. Controlar el peso mediante una combinación de ejercicio regular y una dieta saludable es fundamental para reducir este riesgo.
Diabetes
La diabetes es una de las condiciones crónicas más peligrosas para la salud del corazón. Según el referente mundial en cardiología, el azúcar elevado en la sangre daña las paredes arteriales, lo que provoca inflamación y acumulación de placas. Sin embargo, Fuster advirtió que el problema comienza mucho antes de que se diagnostique la diabetes: la resistencia a la insulina (una fase previa) ya está asociada con el inicio del daño arterial, mucho antes de que los niveles de glucosa en sangre lleguen a valores de riesgo.
Por tanto, es esencial vigilar los niveles de azúcar en sangre y tomar medidas preventivas en caso de prediabetes para evitar el daño a largo plazo.
Fumar
El tabaco es uno de los principales enemigos de la salud cardiovascular. Fumar daña las paredes de los vasos sanguíneos, acelera la formación de placas de colesterol y aumenta significativamente el riesgo de infarto de miocardio. Fuster destacó que dejar de fumar puede reducir rápidamente el riesgo de sufrir enfermedades del corazón, incluso en personas que han fumado durante años.
Abandonar este hábito es una de las formas más efectivas de proteger la salud cardiovascular y mejorar la calidad de vida.
Sedentarismo
La falta de actividad física contribuye al desarrollo de múltiples factores de riesgo cardiovascular, incluyendo la obesidad, la hipertensión y el colesterol alto. Fuster enfatizó la importancia de incorporar actividad física regular, que ayuda a mantener el corazón y las arterias en buen estado.
Los expertos recomiendan al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana para mejorar la circulación, reducir el colesterol y mantener el peso bajo control.
Mala alimentación
Una dieta inadecuada, rica en grasas saturadas, azúcares y alimentos ultraprocesados, es otro factor clave en el desarrollo de la enfermedad cardiovascular. Según Fuster, una alimentación equilibrada no solo ayuda a controlar el peso, sino que también influye en la presión arterial, los niveles de colesterol y el riesgo de desarrollar diabetes.
Optar por alimentos frescos y naturales, como frutas, verduras y granos integrales, es fundamental para reducir estos riesgos.
Problemas de sueño
El sueño insuficiente o de mala calidad está emergiendo como un factor de riesgo importante en la salud cardiovascular. Fuster destacó que dormir menos de las horas recomendadas o tener un descanso interrumpido afecta la capacidad del cuerpo para regenerarse, lo que incrementa la presión arterial, los niveles de estrés y la predisposición a la obesidad. Estos factores, a su vez, contribuyen al desarrollo de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión y la arterioesclerosis.
Además, el prominente científico en salud cardiovascular mencionó que el sueño inadecuado está vinculado a la inflamación crónica en el cuerpo, que puede acelerar el daño a las arterias y empeorar otros factores de riesgo, como el colesterol alto. Dormir bien no es solo una cuestión de sentirse descansado, es una cuestión de salud cardiovascular.
Los expertos recomiendan un mínimo de 7-8 horas de sueño ininterrumpido por noche para reducir estos riesgos y mejorar la salud en general. Fuster enfatizó la necesidad de priorizar el descanso como parte de un enfoque preventivo integral para el corazón.
A lo largo de su conferencia, el Dr. Fuster hizo un llamado urgente a la prevención desde una perspectiva clara y directa. La hipertensión en una persona joven tiene un impacto mucho mayor en las arterias que en un adulto mayor, subrayando la importancia de controlar este y otros factores de riesgo desde edades tempranas.
Además, insistió en que dejar de fumar es una de las decisiones más importantes que se pueden tomar para proteger la salud del corazón. Abandonar el cigarrillo reduce rápidamente el riesgo cardiovascular, incluso en personas que han fumado durante años.
Su mensaje fue contundente: no podemos esperar a que los síntomas aparezcan. La prevención no es solo cuestión de tecnología avanzada, sino de decisiones personales y educación en salud desde la infancia, para que, no lleguemos demasiado tarde a la batalla contra la enfermedad cardiovascular.
Tecnologías avanzadas de imagen para la detección temprana
El Dr. Valentín Fuster destacó que uno de los avances más importantes en la medicina cardiovascular moderna es el uso de tecnologías avanzadas de imagen para detectar enfermedades en sus fases subclínicas, es decir, antes de que los síntomas se manifiesten. Herramientas como el ultrasonido tridimensional, la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones (PET) permiten visualizar de manera precisa las arterias del cuerpo y medir el daño incluso en etapas tempranas. Según Fuster, estas tecnologías se están volviendo cada vez más accesibles y, en un futuro cercano, podrían ser tan simples como escanear las arterias desde un teléfono móvil para obtener información precisa sobre el estado de salud cardiovascular.
Estas herramientas permiten a los médicos detectar placas de colesterol, la presencia de calcificación arterial y signos de inflamación, mucho antes de que el paciente sufra un evento como un infarto. El futuro de la cardiología está en la prevención y la detección temprana, no en esperar a que la enfermedad se manifieste.
Microcirculación y su impacto en la salud cardiovascular
Fuster destacó un aspecto relativamente nuevo en la cardiología: la microcirculación, o el flujo sanguíneo a través de los vasos más pequeños, como los capilares. Si bien la medicina cardiovascular se ha centrado históricamente en las grandes arterias (como las coronarias), ahora se sabe que la microcirculación también juega un papel fundamental en la salud del corazón y otros órganos, incluyendo el cerebro.
La resistencia en la microcirculación puede afectar gravemente la capacidad del corazón para funcionar correctamente, a pesar de que los estudios de las arterias grandes puedan parecer normales. Fuster advirtió que condiciones como la diabetes, la hipertensión y el colesterol elevado afectan no solo las grandes arterias, sino también los pequeños vasos sanguíneos, agravando la enfermedad de forma silenciosa.
Esto tiene implicaciones no solo para las enfermedades cardíacas, sino también para condiciones como el Alzheimer, donde la afectación de la microcirculación cerebral puede acelerar la degeneración cognitiva.
El estudio PESA y los hallazgos sobre la enfermedad subclínica
Uno de los proyectos clave que Fuster presentó es el estudio PESA (Progression of Early Subclinical Atherosclerosis), que sigue a más de 4.000 individuos sin síntomas aparentes de enfermedad cardíaca para detectar signos tempranos de arterioesclerosis. Los hallazgos son sorprendentes: muchos de estos participantes, aún sin síntomas, ya presentaban signos de enfermedad en sus arterias a los 30 años.
Fuster explicó que esta “enfermedad subclínica” se localiza con mayor frecuencia en las arterias de las piernas, donde los vasos son más grandes y permiten que las placas se formen sin que haya síntomas evidentes. El estudio mostró que en un 33% de los individuos, la enfermedad subclínica progresa en seis años. Este avance silencioso resalta la importancia de la detección temprana y la intervención antes de que la enfermedad cardiovascular se manifieste de manera irreversible.
Educación en salud desde la infancia
Un tema recurrente en las charlas de Fuster es la educación en salud. Para él, la verdadera prevención de las enfermedades cardiovasculares comienza en la infancia. “Lo que los niños aprenden entre los 3 y 10 años sobre la salud queda para toda la vida”, afirmó. Fuster ha liderado varias iniciativas, incluyendo colaboraciones con Barrio Sésamo, para educar a los niños sobre hábitos saludables, desde la alimentación adecuada hasta la actividad física.
El proyecto piloto que lanzó en Colombia enseñó a más de 1.000 niños sobre la importancia de cuidar su cuerpo, comer de manera saludable y hacer ejercicio regularmente. Fuster destacó que las intervenciones educativas sostenidas tienen un impacto significativo en la salud a largo plazo. Sin embargo, subrayó la necesidad de que este tipo de educación esté respaldada por programas escolares formales y sea continua a lo largo de los años.
Relación entre la salud cardiovascular y la salud cerebral
Uno de los puntos más fascinantes de la charla fue la conexión que Fuster trazó entre la salud del corazón y el cerebro. Los mismos factores de riesgo que afectan las arterias coronarias, como la hipertensión, el colesterol elevado y la diabetes, también tienen un impacto en la microcirculación cerebral. Estudios recientes muestran que el daño a los vasos sanguíneos pequeños en el cerebro puede contribuir al deterioro cognitivo y a la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
El experto explicó que los mecanismos que conducen a un infarto de miocardio son muy similares a los que provocan el deterioro cerebral. La buena noticia es que la prevención de estas enfermedades es también similar: controlar los factores de riesgo desde edades tempranas puede proteger tanto el corazón como el cerebro a lo largo de la vida.
Tendencias futuras: simplificación y accesibilidad en prevención cardiovascular
Mirando hacia el futuro, el reconocido médico anticipa que la cardiología se hará cada vez más accesible y simple. Las tecnologías avanzadas de imagen, junto con la inteligencia artificial, están allanando el camino para que la detección de enfermedades cardiovasculares sea más económica y esté al alcance de la mayor parte de la población.
En lugares con recursos limitados, como ciertas regiones de América Latina, Fuster está liderando proyectos que usan ultrasonido portátil para medir el estado de las arterias sin necesidad de análisis de sangre ni equipamiento complejo. Estas tecnologías simplificadas permiten que más personas accedan a diagnósticos tempranos y prevengan complicaciones futuras.
La creciente mortalidad cardiovascular y el papel de la educación
A pesar de los avances tecnológicos y las mejoras en los tratamientos, Fuster alertó sobre un problema preocupante: la mortalidad cardiovascular está en aumento. Según él, este fenómeno no se debe a la falta de innovación médica, sino a la falta de educación y concienciación.
Fuster reiteró que la verdadera prevención está en tomar decisiones personales basadas en el conocimiento de la salud. Insistió en que la solución está en una combinación de tecnología avanzada y educación desde la infancia, para que las futuras generaciones entiendan la importancia de cuidar su salud desde temprana edad y puedan tomar decisiones informadas.
El Dr. Valentín Fuster, una de las figuras más influyentes en cardiología, enfatizó en su charla que la prevención es la clave para frenar el avance de las enfermedades cardiovasculares. Su mensaje fue claro: el daño en el corazón y las arterias comienza mucho antes de que aparezcan los síntomas, y la única manera de evitar complicaciones graves es actuar temprano. Controlar los factores de riesgo, como la hipertensión y el colesterol, junto con la educación desde la infancia, es fundamental.
La prevención está al alcance de todos y debe ser una prioridad en nuestra vida cotidiana.