La salsa de tomate es un componente básico en una gran variedad de platos, pero su acidez puede ser un problema para muchas personas. Tratar de contrarrestarla con azúcar es una práctica común, pero no siempre la más saludable ni efectiva. Encontrar una solución que reduzca esa acidez de manera natural es crucial para aquellos que desean disfrutar de sus recetas favoritas sin preocupaciones.
Afortunadamente, existe un truco sencillo y accesible que puede equilibrar el sabor de la salsa de tomate sin necesidad de aditivos poco saludables. Este método no solo permitirá que la salsa tenga un mejor sabor, sino que también hará que las comidas sean más fáciles de digerir, previniendo la desagradable sensación de acidez después de comer.
¿Por qué la salsa de tomate puede generar acidez?
La salsa de tomate puede generar acidez debido a su contenido natural de ácidos, principalmente ácido cítrico y ácido málico. Estos ácidos son los responsables de darle su característico sabor agrio, pero también pueden irritar el revestimiento del estómago y el esófago, especialmente en personas sensibles o con problemas de reflujo gastroesofágico.
Además, la acidez puede aumentar si la salsa contiene tomates en conserva o concentrado de tomate, que son más ácidos que los tomates frescos.
El ingrediente que hay que agregar a la salsa de tomate para que no dé acidez
Una solución efectiva y natural para eliminar la acidez de la salsa de tomate es añadir una pequeña cantidad de bicarbonato de sodio. Este ingrediente actúa como un alcalinizador, neutralizando los ácidos presentes en los tomates. Para utilizarlo, basta con agregar una pizca de bicarbonato de sodio en los últimos minutos de cocción. Es crucial no excederse en la cantidad, ya que un exceso puede alterar el sabor de la salsa.
El bicarbonato de sodio reduce la acidez de manera eficaz y permite disfrutar de una salsa más suave y equilibrada sin recurrir a aditivos como el azúcar o la sal. Este truco es especialmente útil para aquellos que sufren de problemas digestivos, ya que ofrece una alternativa saludable y fácil de implementar para mantener el sabor delicioso de la salsa de tomate sin las molestias de la acidez. Es que según señala la Biblioteca de Medicina de los Estados Unidos, permite reducir el exceso de acidez en el organismo humano ya que actúa neutralizando el exceso de ácido que se acumula en el estómago.
Cómo sumar bicarbonato de sodio a la salsa de tomate
Para sumar bicarbonato de sodio a la salsa de tomate y reducir su acidez, primero cocina la salsa como lo harías normalmente hasta que todos los ingredientes estén bien integrados y la preparación haya alcanzado su punto justo. Cuando la salsa esté casi lista, añade una pizca de bicarbonato de sodio, equivalente a aproximadamente 1/4 de cucharadita por cada 500 ml de salsa. Remueve bien la mezcla, asegurándote de que el bicarbonato se disuelva por completo.
Es importante cocinar la salsa a fuego lento durante unos minutos después de añadir el bicarbonato de sodio. Esto permite que el bicarbonato reaccione con los ácidos presentes en los tomates, neutralizándolos de manera eficaz. Prueba la salsa para asegurarte de que el sabor esté equilibrado. Si aún percibes acidez, puedes agregar una pequeña cantidad adicional de bicarbonato, pero siempre con moderación para evitar alterar el sabor original de la salsa.
Otros consejos para prevenir la acidez
En su columna en Infobae, Alberto Cormillot, ofreció tips para solucionar la sensación de “fuego interno”-
- Fraccionar las comidas: consumir seis comidas pequeñas al día en lugar de tres grandes puede ayudar a evitar que el estómago trabaje en exceso, reduciendo así la posibilidad de producir ácido en exceso.
- Evitar alimentos desencadenantes: limita el consumo de alimentos conocidos por provocar acidez, como los alimentos fritos, picantes, el chocolate, el café, las gaseosas, y las frutas y jugos cítricos.
- Comer despacio y masticar bien: comer lentamente y masticar bien los alimentos facilita la digestión y puede ayudar a prevenir la acidez estomacal.
- No comer antes de acostarse: evitar comer de 2 a 3 horas antes de ir a dormir. Esta práctica le da tiempo a la comida para ser digerida y reduce el riesgo de que el ácido del estómago regrese al esófago.
- Mantener un peso saludable: el exceso de peso puede aumentar la presión sobre el abdomen, lo que a su vez puede provocar reflujo ácido.
- Elevar la cabecera de la cama: dormir con la cabecera de la cama ligeramente elevada puede evitar que el ácido del estómago suba por el esófago durante la noche.
- Evitar ropa ajustada: la ropa que aprieta el área del abdomen puede ejercer presión sobre el estómago y causar reflujo de ácido.
- Reducir el estrés: el estrés puede aumentar la producción de ácido estomacal. Practicar técnicas de relajación como yoga, meditación o tai chi puede ser beneficioso.