“¡Aguante, corazón, aguante!”, piden los relatores de fútbol en cada partido de la Selección argentina en la Copa América. Mucho más en la previa del encuentro por la semifinal que disputará el equipo de Lionel Scaloni. De este modo, les hablan a los hinchas y a la esencia de la pasión que los inunda durante cada encuentro. Es que esta frase, emblemática en las transmisiones deportivas, recoge como ninguna otra la intensidad del momento y cómo la emoción del fútbol puede tener profundas implicancias en la salud cardíaca de los fanáticos.
Esos “nervios” se expresan en el cuerpo desde la previa al partido, a través de manifestaciones físicas que van desde la sudoración hasta el malestar gástrico, vómitos y dolores de cabeza.
“Este estrés repercute si se da en forma exagerada y/o sostenida en el tiempo”, dice Analía Aquieri (MN 114.729), médica cardióloga del Laboratorio de Hipertensión Arterial del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Hay que prestar atención, entonces, a ese “aguante” físico que requiere el fanatismo desmedido.
El médico cardiólogo y deportólogo Norberto Debbag (MN 51.320) dice en diálogo con Infobae que, ante estos eventos deportivos como los Mundiales, Copa Libertadores y, en este caso, la Copa América, hay que estar atentos a algunas situaciones: “En los Mundiales se han hecho estudios, principalmente de semifinales y finales, y se han encontrado casos de patologías cardíacas, que han tenido arritmias, ya sea porque tenían un problema cardíaco o por el exceso de alcohol. Otros tuvieron eventos coronarios, como infartos y accidentes cerebrovasculares (ACV)”.
Es decir, los cuadros de estrés ―el “apasionamiento desmedido”― durante los partidos pueden llegar a ser graves y desencadenar infartos, accidentes cerebrovasculares, arritmias o emergencias hipertensivas.
Aquieri explica que estas manifestaciones físicas no son exclusivas del fútbol: “Son comunes a distintas situaciones que despiertan fanatismo como las carreras de autos y otros deportes, o el pertenecer a un grupo o a una comunidad religiosa o política”.
“El ciudadano argentino promedio es futbolero, y vive este deporte con pasión. Cómo todo evento deportivo que seguimos, nuestros cuerpos soportan estrés ante la emoción del juego y la incertidumbre de los resultados. Esto puede ser particularmente riesgoso para las personas con enfermedades cardíacas previas”, señala Ramiro Heredia (MN 117.882), médico especialista en Medicina Interna del Hospital de Clínicas, a Infobae.
¿Qué sucede en el cuerpo en situaciones como estas? Según explica Debbag, “ante una situación como un partido de semifinal o final se activan ciertos mecanismos hormonales, principalmente la adrenalina y la noradrenalina. Pero la adrenalina es una de las de las hormonas que se va a aumentar. Lo que produce es aumento de la frecuencia cardíaca, de la presión arterial”.
Pero Debbag se detiene en aquellos pacientes que tienen problemas cardíacos, en los que la adrenalina puede ser un disparador: “Puede producir una arritmia, que se va a manifestar en palpitaciones, taquicardia, sensación de falta de aire, por dolor en el pecho”
Herrera agrega que “toda situación de estrés agudo lleva una descarga de catecolaminas que pone a prueba nuestro sistema cardiovascular” que, “sumado a la ansiedad, el consumo de comidas calóricas, ricas en grasas y sal (snacks, hamburguesas, embutidos y distintos alimentos ultraprocesados), alcohol, y en ocasiones tabaco, colabora para que algunas personas, en particular aquellas con enfermedades cardiovasculares previas, tengan más riesgo de tener un evento cardiovascular agudo”.
Cómo disfrutar de los partidos de forma saludable
Entre las recomendaciones generales, Aquieri sugiere comer una o dos horas antes del partido y evitar comidas con exceso de sal y bebidas alcohólicas.
“Si bien es común la picada y la cerveza con amigos en las reuniones para ver los partidos, es mejor evitarlos. Su consumo, sumado al estrés, puede aumentar la frecuencia cardíaca, subir la presión arterial de forma exagerada y provocar un evento cardíaco”, señala la experta. Debbag agrega que “tomar en exceso produce una estimulación simpática, lo que implica que aumenta la frecuencia cardíaca y puede aparecer lo que se llama una arritmia”.
¿Qué sucede cuando la ansiedad se apodera del hincha? “Si sabemos que nos ponemos ansiosos y no podemos evitarlo, escuchar el partido en vez de mirarlo por la tele podría ser una opción para disminuir el estrés”, apunta la cardióloga.
Mientras que Debbag sugiere que aquellos que quieren ver un partido de fútbol y son hipertensos severos o diabéticos se realicen un control de glucemia y presión arterial previo al encuentro futbolístico.
Y si la ansiedad puede ser demasiado alta, la especialista del Hospital de Clínicas sugiere recurrir a la medicación recetada. “Si pensamos en algún medicamento que nos baje la ansiedad, los ansiolíticos ayudarían a no sentir esos nervios excesivos. Pero siempre deben ser indicados por un especialista en el tema”, dice.
Además, realizar chequeos anuales es crucial para impulsar el bienestar. “Así se puede prevenir cualquier tipo de enfermedad, o susto. También hay que recordar que si padecemos obesidad, hipertensión o diabetes, estos chequeos deben tener más frecuencia”, afirma Aquieri.
Cuando el fanatismo se torna en una preocupación para la salud
En caso de que un fanático o apasionado del fútbol presente signos preocupantes durante un partido, Herrera destaca que “todo síntoma relevante, como puede ser dolor de pecho, sensación de falta de aire, palpitaciones, desmayos o casi desmayos (síncope y presincope), tiene que ser jerarquizado”.
¿De qué forma? Según indica el experto, “se tiene que llevar a la persona a una consulta médica a la brevedad, a un servicio de emergencias. En particular, aquellos con antecedentes de enfermedades cardiovasculares previas. No se debe esperar para esta consulta a que termine el partido”.
Por su parte, Aquieri considera de gran importancia retirar a la persona de la situación de estrés inicial y buscar asistencia médica inmediata, ya que “puede tratarse de algo simple, como un dolor de cabeza intenso o migraña, o transformarse en un accidente cerebrovascular, por ejemplo. Solo la asistencia y evaluación médica podrá distinguir de qué cuadro se trata. No se aconseja medicar si no conocemos sus antecedentes personales o posibles complicaciones que podrían suceder”.