Las picaduras de alacranes suelen ser accidentales cuando una persona toca o presiona al animal. Cada año, 8.000 personas son picadas por estos invertebrados en Argentina, con una mortalidad que oscila entre 2 y 8 víctimas fatales al año, según la Asociación Argentina de Toxicología.
Qué son los alacranes
Los alacranes o escorpiones son invertebrados que existen en la Tierra desde hace más de 350 millones de años. Se agrupan en 16 familias diferenciadas en 1500 especies. Estas criaturas poseen una neurotoxina en su veneno, la cual actúa en las terminales nerviosas periféricas y provoca la liberación de mediadores químicos responsables de diversos síntomas. Esta peligrosa sustancia puede causar dolores intensos y síntomas generales si llega directamente a un vaso sanguíneo.
Sin embargo, los alacranes no atacan de manera espontánea a los seres humanos. Las picaduras ocurren generalmente cuando el animal se siente amenazado y activa sus mecanismos de defensa. Curiosamente, el alacrán puede fraccionar la cantidad de veneno que inyecta dependiendo del tamaño de su agresor o presa, situación que explica por qué las picaduras en niños suelen ser más graves.
Estos animales se esconden en sitios oscuros y húmedos, como debajo de piedras, en la corteza de árboles, y en construcciones humanas como casas y edificios. Además, su presencia en áreas urbanas puede también atribuirse a su traslado en trenes y barcos desde regiones cálidas y húmedas como la Mesopotamia.
Qué alacranes hay en Argentina
En Argentina, se han identificado 60 especies de alacranes, aunque solo unas pocas son peligrosas para los humanos. Las especies más relevantes desde el punto de vista médico pertenecen al género Tityus. Un alacrán venenoso común en el país tiene pinzas finas, un doble aguijón en la cola, y es de color marrón con bandas claras.
La mayoría de estos animales habita en el norte y centro del país, en regiones cálidas y húmedas. Pueden encontrarse en áreas urbanas cerca de viviendas, edificios de oficinas, o escuelas.
Qué hacer si me pica un alacrán
Francisco Dadic, especialista en toxicología y médico del Hospital Durand, enfatiza la importancia de no subestimar la picadura de un alacrán, especialmente en adultos. “Es clave que las personas concurran a un centro médico o a un hospital con la mayor rapidez para que los profesionales de la salud puedan evaluar su caso e indicar el tratamiento que le corresponda”, señaló a Infobae.
El primer error frecuente es no buscar atención médica inmediata. Si la picadura es causada por un alacrán venenoso, es vital la administración de un antiveneno específico para evitar que las toxinas del veneno penetren los tejidos blancos, según Adolfo Rafael de Roodt, de la Asociación Argentina de Toxicología. Cuanto más rápido se aplique el antiveneno, mayor será su eficacia.
El segundo error es el de no tomar una foto del alacrán que haya causado la picadura. Con las cámaras de los celulares, es fácil fotografiar al animal, lo cual facilita a los médicos identificar la especie y determinar si es venenosa. “Si no se lleva la foto, se retrasa el diagnóstico. Si se identifica que el animal era venenoso a través de la foto, ya se puede indicar el antiveneno específico”, comentó Dadic.
El tercer error común es intentar manipular el alacrán sin los conocimientos adecuados, lo que puede resultar en una nueva picadura. “Muchas personas tratan de agarrar al animal vivo y no saben cómo hacerlo, lo que resulta en otra picadura”, explicó Dadic.
Para prevenir la aparición de alacranes, se recomienda fumigar contra cucarachas, su principal alimento, y mantener buenas prácticas de limpieza en el hogar. Es aconsejable sacudir la ropa vieja o elementos sin movimiento antes de usarlos, y evitar acumular materiales de construcción, escombros, leña y conjunto de hojas alrededor de la vivienda.
Cecilia Ezcurra, del servicio de Infectología del Hospital Alemán, subraya la importancia de realizar un aseo cuidadoso y periódico de las viviendas, sacar la basura a diario para reducir la cantidad de insectos como arañas y cucarachas, y colocar rejillas en ductos de cañerías, puertas y ventanas. Estas acciones ayudarán a mantener a los alacranes lejos del hogar y a reducir el riesgo de picaduras accidentales.