Investigadores españoles dieron un paso más en la forma de prevenir el aumento de peso en un futuro cercano. Un nuevo descubrimiento en el microbioma del intestino humano – los microorganismos que incluyen varias bacterias, arqueas, hongos y virus que viven en nuestros tractos digestivos – podría hallar el camino para futuras tratamientos de pérdida de peso, según explicaron los científicos.
Según el Congreso Europeo sobre Obesidad, la investigación ha identificado especies específicas de microorganismos que pueden aumentar o disminuir la probabilidad de una persona de desarrollar obesidad. Basado en un estudio de 361 voluntarios adultos de España, los científicos encontraron seis especies clave que pueden influir en el inicio y desarrollo de la obesidad si están desequilibradas.
Qué descubrieron
Los científicos categorizaron a los participantes del estudio según su índice de obesidad, con 65 individuos clasificados con peso normal, 110 con sobrepeso y 186 con obesidad. Luego realizaron una técnica especializada utilizada para analizar el ADN en busca de variaciones o características específicas dentro de una muestra genética. En este caso del microbiota para poder identificar los tipos, la composición, la diversidad y la abundancia de bacterias presentes en las muestras fecales de los participantes.
El equipo descubrió que las personas con un índice de obesidad más alto tenían niveles más bajos de Christensenella minuta (C. minuta), una bacteria conocida por estar asociada con delgadez y salud en otros estudios.
No solo eso, también descubrieron que hombres y mujeres son afectados de manera diferente por estos microorganismos. Por ejemplo, en hombres, una abundancia de las especies Parabacteroides helcogenes (P. helcogenes) y Campylobacter canadensis se asociaron con un índice de masa corporal más alto, mayor masa de grasa y tamaño de cintura. Mientras tanto, en mujeres, las especies Prevotella micans, Prevotella brevis y Prevotella sacharolitica fueron buenos predictores del riesgo de obesidad, mientras que no lo fueron en hombres.
Diferencias
Para aquellos que no distinguen entre C. minuta y P. helcogenes, la importancia de este descubrimiento es sorprendentemente simple. “La composición del microbioma intestinal, específicamente los niveles más altos de la bacteria C. minuta, parece proteger contra la obesidad,” dijo la investigadora principal Paula Aranaz, de la Universidad de Navarra. “Mientras que las especies que influyen en el riesgo de desarrollar obesidad parecen ser diferentes entre los sexos”, concluyó.
Esto significa que se podrían crear microbiomas hostiles a la obesidad en el futuro promoviendo ciertos tipos de bacterias. Estas intervenciones, según Aranaz, pueden necesitar ser diferentes para hombres y mujeres según los hallazgos del equipo.
Pero antes de buscar C. minuta extra o intentar deshacerse de su P. micans, hay que tener en cuenta que la muestra del estudio provino de una área de España. El clima, la geografía y la dieta podrían jugar un papel determinante en los resultados.
El microbioma intestinal está compuesto por trillones de microorganismos que desempeñan un papel crucial en la digestión, el sistema inmunológico y la producción de vitaminas. En los últimos años, los estudios han demostrado que un desequilibrio en este ecosistema puede estar relacionado con una variedad de problemas de salud, incluida la obesidad.
Qué es la obesidad
La obesidad es un problema de salud pública global, y sus complicaciones incluyen enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer y, además, estigmatización social. Descubrir nuevos modos para prevenir y tratar la obesidad es fundamental para mejorar la salud pública y reducir los costos médicos asociados.
Las implicaciones de este estudio son de gran alcance. Si se puede determinar las bacterias específicas que se deben promover o reducir en el intestino, se podrían desarrollar suplementos o dietas personalizadas que favorezcan un microbioma equilibrado que ayude a prevenir el aumento del peso. Esto podría ser de especial importancia para aquellos en riesgo de obesidad debido a factores genéticos o ambientales.
Además, los investigadores planean realizar estudios adicionales para confirmar estos hallazgos y explorar cómo otros factores, como la actividad física y el uso de antibióticos, pueden influir en el microbioma y, por ende, en la obesidad. La investigación futura también podría enfocarse en entender mejor cómo la interacción entre diferentes especies de bacterias afecta la salud humana.