El ser humano es un animal social que no puede vivir sin una compañía significativa. Muchas personas se sienten solas y este sentimiento ha aumentado cada vez más en el mundo, en especial luego de la pandemia.
El doctor Benno de Keijzer, médico por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y profesor de la Universidad Veracruzana de esa ciudad mencionó, en su artículo publicado en dicha casa de altos estudios que, “hace tiempo que es un fenómeno social cuyo impacto negativo en los individuos ha aumentado.
Ahora, la Organización Mundial de la Salud la ha puesto en relieve, y está muy bien, para encararla. (...) La soledad de la gente no se va a resolver con vacunas o medicamentos; requiere abordajes más complejos”.
En diálogo con Infobae, la licenciada Cynthia Zaiatz, jefa del servicio de Salud Mental del Sanatorio Modelo de Caseros, (MN 60.105. MP 96.892), señaló en una nota reciente: “En el consultorio, ocho de cada diez personas me hablan de soledad. Dicen que la experimentan aún más por la noche, en especial quienes viven solos, y los que viven en familia, también la sufren junto a una sensación de rutina, o sea que la soledad está afectando gravemente a la sociedad”, destacó.
La mayoría de las personas hacen todo lo posible para evitar sentirse solas. Sin embargo, el investigador Sam Carr propone otra estrategia.
Este profesor de 46 años, psicólogo y científico social del Departamento de Educación y del Centro para la Muerte y la Sociedad de la Universidad de Bath, ha estado estudiando la soledad durante los últimos seis años y entrevistó a más de 100 personas sobre este sentimiento. Su investigación más reciente, el Proyecto Soledad, significó hablar con 80 adultos mayores de distintos países para comprender mejor lo que significa la soledad para ellos.
Las investigaciones de Carr están en línea con el llamamiento del Cirujano General de Estados Unidos, doctor Vivek Murthy, quien el año pasado publicó un informe sobre el impacto de la soledad en las personas, desde el estado de ánimo hasta la función cognitiva y la salud física.
“Creo que solo recientemente me he dado cuenta de que la soledad es una gran parte de todo el sufrimiento humano. Es una especie de denominador común”, dijo Carr, quien recientemente publicó un libro titulado “Toda la gente solitaria” (“All the Lonely People”), donde luego de horas de entrevistas, descubrió que, si bien cada una de sus historias es absolutamente única, todas nacen del mismo deseo de conexión humana.
Carr sostuvo recientemente que, si bien muchas personas ven la soledad como “una especie de patología indeseable que debemos curar y deshacernos”, él la considera como todo lo contrario. “De hecho, la veo como una parte inevitable de la vida”, afirmó, y añadió que “estar vivo es estar solo”, por lo que considera que la soledad es una emoción perfectamente natural que no puede ni debe evitarse.
“Eso significa que la soledad aparecerá y desaparecerá, a menudo según su elección, a lo largo de la vida humana, independientemente de nuestros esfuerzos por huir de ella, negarla o fingir que no es verdad”, aseguró.
Sobre el Proyecto Soledad
El estudio nació al advertir que “los gobiernos y los proveedores de servicios han dedicado comparativamente poca atención a los aspectos psicosociales de la vida de las personas mayores y la vida interior de las personas longevas se ignora casi por completo. (...) Por eso, el proyecto se centró en estudiar las experiencias de soledad de las personas mayores desde una plataforma de evidencia empírica objetiva”.
Señaló Carr en un artículo de The Conversation: “Descubrimos que el envejecimiento trae consigo una serie de pérdidas inevitables que desafían profundamente el sentido de conexión de las personas con el mundo que las rodea. La soledad a menudo puede simplificarse demasiado o reducirse a cuántos amigos tiene una persona o con qué frecuencia ve a sus seres queridos”. Sin embargo, no es así de sencillo, según vio en sus entrevistas con las personas mayores.
En su investigación, Carr descubrió que el mejor recurso para lidiar con la soledad es reconocerla y hablar sobre esta experiencia con los demás. Compara a esta emoción con el dolor, que solo puede mejorar si “se supera”, dijo Carr. Y las relaciones son claves.
Según un estudio de 2022 publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, las personas subestiman cuánto quieren sus amigos saber de ellos y esto es fundamental para afrontar la soledad de otra manera.
“Nuestras relaciones son una fuente de curación y bienestar oculta a simple vista. Ellos pueden ayudarnos a vivir una vida más saludable, más plena y más productiva”, destacó Carr.
Y añadió que hablar de soledad puede ser “un impulsor crítico para la empatía”. “Nos brinda el potencial de tener compasión unos por otros, de aceptar la vulnerabilidad de los demás”, concluyó el investigador.
En coincidencia, la licenciada Zaiatz indicó que es importante hacer cualquier tipo de actividad en conjunto, “no solitaria, para poder generar grupos y hablar con un otro”.
La experta afirmó que para combatir la soledad también hay que combatir la adicción al celular y a las redes: “Yo lo que trato de fomentar es el cara a cara, el dejar el celular cuando estamos con amigos o familia, no estar conectados todo el tiempo a las redes sociales”, indicó.
Otra opción es planificar hacer amistades nuevas. Emma Nadler, psicoterapeuta, propone tener un amigo nuevo al año para contrarrestar la soledad. “Esto podría llevar a tener tres amigos en tres años y un puñado de amigos en cinco”, afirmó en una nota reciente e Infobae.