Uno de los indicadores más importantes en los que se basan las políticas sanitarias de un país o una región es la mortalidad infantil y materna, que es la relación entre el número de muertes de niños ocurridas en el transcurso de los primeros 27 días de vida con el número de nacidos vivos registrados.
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) dio a conocer hoy dos documentos bien detallados sobre la mortalidad infantil y materna en Argentina, con una atención particular en lo que ocurre en el interior del país y otro con énfasis puesto en lo que sucede en América latina y el Caribe en relación con Argentina.
Para el primero, los encargados de su elaboración se nutrieron de fuentes oficiales del Ministerio de Salud de la Nación para construir las series históricas de los indicadores de mortalidad infantil y materna, y se estableció su correlación con diferentes indicadores actuales de pobreza del país, según cada provincia, respecto de la tasa de mortalidad infantil entre 2005 y 2022, procurando reflejar las desigualdades sociales que existen en Argentina, y que persisten aun cuando la tendencia es positiva.
“Si bien la evolución de los indicadores de mortalidad infantil y materna en la Argentina es positiva y ubica al país entre los mejores de la región, una mirada en el interior del país evidencia desigualdades sociales y geográficas a las que los promedios no hacen justicia”, destaca el informe de la UCA.
Principales resultados en Argentina
“La tasa de mortalidad infantil (TMI) en menores de un año siguió una evolución muy positiva entre 2005 y 2022, pasando de 13,3 cada mil nacidos vivos a 8,4. No obstante, es relevante señalar que se observa un estancamiento en dicha evolución desde el 2018 hasta la actualidad”, precisó el documento.
Pero destacó que al mismo tiempo, las brechas de desigualdad social son persistentes y muy elevadas. Por ejemplo, Formosa registró en 2022, una TMI en menores de 1 año de 15,1 cada 1000 nacidos vivos, y Tierra del Fuego de 3,9. Geográficamente se registran mayores progresos en la región del NOA que en el NEA, donde las TMI en menores de 5 años alcanzan 18,5 en Formosa, 16 en Corrientes, 13,8 en Chaco, por mencionar algunas de las más preocupantes. Esta región del país, adicionalmente, registra los niveles más elevados de pobreza.
En sí, las jurisdicciones provinciales que registraron, en 2022, una TMI por encima del promedio nacional son: Formosa, Corrientes, Tucumán, Chaco, Entre Ríos, La Rioja, Santa Cruz, Santiago del Estero, Salta, San Luis y Chubut. No obstante, no todas estas jurisdicciones registran medias de indigencia o pobreza por NBI (necesidades básicas insatisfechas) por encima del promedio nacional. Aunque en el caso de Formosa, Corrientes, Tucumán, Chaco, Santiago del Estero y Salta, tanto la TMI como la pobreza por NBI son superiores a los promedios nacionales y adicionalmente encabezan el ranking en mortalidad infantil.
El doctor Miguel Ángel Schiavone, rector de la Universidad Católica Argentina (UCA) y especialista en salud pública, manifestó que uno de los retos prioritarios del país es reducir las brechas y las inequidades en salud.
“Si bien el derecho a la salud es un concepto diferente al derecho al acceso al sistema de atención médica, en nuestro país el primero no está garantizado y el segundo adolece de equidad en el acceso y en la calidad de los servicios. En lo referente a la tasa de mortalidad materna (TMM), durante la última década, no se han registrado en el país avances significativos en la merma, quitando el incremento de esta en el contexto de la pandemia por COVID-19″, añadió.
El informe presenta disparidades geográficas muy notables de este problema sanitario. “Mientras que, en 2022, se registraron 8,6 muertes maternas cada 10.000 nacidos vivos en Santiago del Estero, y 8,3 en el Chaco; apenas se registró 1,2 y 1,3 en la Ciudad de Buenos Aires y en Neuquén, respectivamente. Por ejemplo, Formosa, Santiago del Estero y Salta, registran tasas de mortalidad materna elevadas por encima del promedio y adicionalmente registran elevados niveles de pobreza por NBI. Esto refleja la relevancia que tienen las condiciones de vida de las poblaciones en la oportunidad de sostener la vida”, destacó la publicación.
“¿Qué se está haciendo para evitar muertes maternas prevenibles utilizando información oficial?”, se preguntó Schiavone e interpeló sobre el uso de tan valiosa información oficial de registros administrativos que permite diagnosticar la situación, definir el problema y construir soluciones.
Tal como señala el experto, un diagnóstico precoz, con un apropiado control del embarazo y simple toma de tensión arterial, así como el tratamiento oportuno por un profesional competente, reducirían las muertes maternas evitables. Parece urgente avanzar sobre maternidades seguras, intensificación de los programas preventivos, adecuado control del embarazo, cumplimiento del plan de los 1000 días, así como también mejor control del recién nacido sano.
Mortalidad Materna
La Mortalidad Materna es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la defunción de una mujer mientras está embarazada o dentro de los 42 días siguientes al final del embarazo, independientemente de la duración y el sitio del embarazo, debido a cualquier causa relacionada con o agravada por el embarazo mismo o su atención, pero no por causas accidentales o incidentales”.
Las muertes maternas se clasifican según sus causas en directas, indirectas y aquellas originadas por abortos. Las primeras son consecuencia de complicaciones obstétricas, intervenciones, omisiones y/o tratamiento inadecuado.
Las defunciones indirectas resultan de una enfermedad preexistente desde antes del embarazo o de una enfermedad que evoluciona durante el mismo.
Por último, los abortos son el resultado de la interrupción voluntaria o involuntaria del embarazo antes de que el embrión o el feto estén en condiciones de vivir fuera del vientre de la madre.
En sí, la probabilidad de que una mujer muera a raíz del embarazo y el parto está asociada con su condición social y económica, con el acceso a los servicios de salud, con las normas y valores de su cultura, y con la ubicación geográfica de su lugar de residencia, de acuerdo con el informe.
En Argentina, la tasa de mortalidad materna sigue una tendencia estable desde el 2005, con un pico de crecimiento en el marco de la pandemia por COVID-19, las embarazadas fueron más afectadas que otras poblaciones.
“Las jurisdicciones provinciales en las que se estima, en 2022, las tasas de mortalidad materna más elevadas (por encima del promedio nacional) son: Santiago del Estero, Chaco, Corrientes, La Rioja, Formosa, Santa Cruz, Salta, Río Negro, Catamarca y Santa Fe”, señaló el documento de la UCA.
Y agregó: “Sin embargo, las jurisdicciones que adicionalmente registran las mayores tasas de pobreza por NBI son Santiago del Estero, Chaco, Corrientes, Formosa, y Salta. En el caso de las jurisdicciones de Formosa, Santiago del Estero y Salta, se puede concluir que registran, en 2022, tasas de mortalidad infantil y materna, y niveles de pobreza por NBI por encima del promedio nacional”.
Mortalidad infantil y materna en América latina y el Caribe
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA publicó también la nota de divulgación “Mortalidad infantil y materna en los países de América Latina y el Caribe”, para evidenciar la situación de la mortalidad infantil y materna en el marco de los países de la región de América Latina y el Caribe.
A partir de datos del Banco Mundial se construyó la situación de los países de la región en relación con los indicadores de referencia y su correlación con el Producto Bruto Interno (PBI) per cápita de los países.
Respecto del contexto de América Latina, Argentina se ubica en el grupo de los países mejor posicionados, junto con Chile, Uruguay y Costa Rica, aunque con tasas algo peores que estas tres naciones. En la región encabezan el ránking entre los que tienen las tasas más elevadas de TMI en menores de 1 años y en menores de 5 años República Dominicana, Bolivia y Guatemala.
La tasa de mortalidad infantil (TMI) ha seguido una evolución positiva en la Argentina, aunque se ha estancado en los últimos años, y se mantiene por encima de países vecinos de la región como Chile y Uruguay. La TMI en menores de 1 año se ubica en 8 de cada 1.000 nacidos vivos, mientras que en Chile y Uruguay es de 6 y 5 respectivamente. En menores de 5 años es de 9,6 cada 1.000 nacidos vivos, mientras que en Chile y Uruguay es de 6,6 y 5,8, respectivamente.
En el caso de la mortalidad materna se advierte un estancamiento en la evolución del país, y la tasa duplica a la registrada en Chile y Uruguay (1,5 y 1,9, respectivamente), ascendiendo a 4,1 cada 10.000 nacidos vivos, algo similar a los registros de Panamá y El Salvador.
Según el informe, tanto Argentina como Chile y Uruguay tienen TMI que guardan relación con su nivel de PBI per cápita. Esto no se da en todas las naciones, ya que por ejemplo República Dominicana tiene un PBI per cápita por encima de Colombia y Brasil, pero duplica sus TMI. En tanto, Bolivia duplica la TMI de Nicaragua cuando su PBI per cápita, en promedio, es algo superior.
Esta información, que surge de registros administrativos de los países, resulta valiosa para el diagnóstico y la gestión. La mayoría de las muertes infantiles y maternas son evitables. Tal como señalara el Dr. Miguel Ángel Schiavone en 2022, se requiere de un diagnóstico precoz, tratamientos oportunos, y equidad en el acceso a la atención de la salud y calidad de los servicios.