El furor despertado por el tráiler de la película Joker 2: Folie à deux, con más de 6 millones de visualizaciones, comenzó a traer como primer interrogante de qué se trata la folie à deux y quiénes pueden padecerla
El término folie à deux incluye varios síndromes, que enfatizan en especial las ideas delirantes que se transmiten de una persona a otra. Se han utilizado muchos sinónimos como “locura infecciosa”, “locura transmisible”, “psicosis de asociación”. Las características clínicas del cuadro se resumen en: aparición de ideas delirantes en personas que viven en íntima proximidad, y que pueden estar relativamente aisladas del mundo externo y de su influencia. Estas ideas tienen, por lo general, un contenido persecutorio y/o hipocondríaco.
En su versión clásica considera que solo una de las personas responde a la estructura psicótica, llamado paciente inductor, primario o principal y la relación entre los afectados es de dominancia- sumisión. El método de recuperación es psicofarmacológico, psicoterapia y separación de la díada.
Folie imposée, trastorno de ideas delirantes inducidas o trastorno psicótico compartido (también denominado trastorno paranoide compartido o trastorno psicótico inducido), es una entidad poco frecuente.
Este trastorno se conoce desde el siglo XVI, descrito ya por William Harvey, luego ampliado en su fenomenología por Baillarger en el siglo XIX, como folie communiquée, pero solo hasta 1877, en Francia, Lasègue y Falret acuñan el término bastante difundido de folie à deux.
Folie à deux significa locura de dos y tiene su origen en Francia cuando en 1877, cuando Lasègue y Falret la utilizaron por primera vez para describir el padecimiento del matrimonio de Margaret y Michael que experimentaron un trastorno psicótico compartido en el que los psiquiatras no consiguieron saber cuál de los dos comenzó el ciclo de la psicosis, reforzando así la ulterior teoría de Lacan que no existe un contagio mental.
En un texto de 1921, De Clérambault, otro psiquiatra francés, ubica las mismas cuestiones entre la pareja delirante. Plantea como algo nuevo el síntoma primario en el delirante principal. En el partenaire, de Clérambault llega a la misma conclusión de Lasègue y Falret: se trata de alguien débil, influenciable, que adopta el delirio y se interesa en él acomodándose para la credibilidad de los otros.
Helene Deutsch, en 1938, en su artículo “Folie à deux”, describe que el proceso que se produce, es decir, la adopción individual de los contenidos psíquicos de otra persona también pueden observarse en los fenómenos de masa: “Grandes movimientos nacionales y religiosos de la historia y revoluciones sociales, experimentaron determinaciones que se asemejaban al proceso patológico de la folie à deux”.
La autora examina cuatro casos donde se da la folie à deux con diferentes presentaciones. En el primero, la enfermedad es compartida por tres miembros de la misma familia; el segundo está desprovisto de relación familiar y de inducción; el tercero presenta un proceso paralelo de ideas delirantes entre una persona neurótica y una psicótica; y el cuarto es entre dos hermanas sin influencia entre una y otra sino que en ambas emergen las mismas ideas en dos momentos diferentes.
A partir de su análisis concluye que el aislamiento, es lo que activa aquello que estaba latente en cada uno, por lo tanto, no se trata de contagio mental, ni sugestión, ni de inducción (Folie a Deux, Psychoanalytic Quarterly, April 1938)
Lacan presenta en 1931 en la sociedad médico-psicológica dos casos de “locura de dos” de los cuales se destaca por la autonomía casi completa de los delirios, así se diferencia de la concepción clásica del contagio mental, se trata de dos hermanos con delirios convergentes.
En 1932 escribe en su tesis doctoral: “No puede entonces dejar de impresionarnos la frecuencia de los delirios a dúo, que reúnen a madre e hija o padre e hijo. Si estudiamos atentamente estos casos, nos daremos cuenta de que la doctrina clásica del contagio mental no los explica jamás. Es imposible distinguir entre el presunto sujeto inductor, cuya eficacia sugestiva radicaría en sus capacidades superiores o en alguna estenia afectiva mayor, y el presunto sujeto inducido, que sería el que tiene que sufrir la sugestión a causa de su debilidad mental. Se habla entonces de locuras simultáneas o de delirios convergentes. Pero queda sin explicar el hecho de que tal coincidencia sea tan frecuente”.
Clínicamente, lo denominamos como un trastorno psicótico compartido, donde existe la presencia de un cuadro sintomático psiquiátrico prácticamente idéntico en dos personas muy cercanas. Incluso puede darse entre más de dos individuos, pasando a llamarse “folie à trois”, “folie à quatre”, “folie à famille” o incluso “folie à plusieurs” (locura de muchos), según casuística presentada por informes clínicos.
En los manuales psiquiátricos, el trastorno psicótico compartido (DSM-5) o trastorno por ideas delirantes inducido (CIE-10), tradicionalmente conocido como “folie à deux” es una patología rara, infradiagnosticada debido al grave aislamiento social y falta de conciencia de enfermedad que caracteriza a estos pacientes. Se han publicado algunos casos clínicos y revisiones sobre este trastorno, mostrando que la mayoría de relaciones se establecen en el núcleo familiar, sobre todo entre parejas.
Existen varios casos publicados de díada madre/padre e hijo/a y la mayoría de ellos son con hijas. En una revisión de casos de niños y adolescentes con folie à deux se encontró una mayor frecuencia de casos en dos grupos de edades: primero, entre 8-10 años, y segundo, alrededor de los 15 años de edad. (Shared psychotic disorder in children and adolescents: a systematic review. Eur Child Adol Psychiatry. 2019)
Como en todas las entidades poco frecuentes, para realizar un tratamiento y abordaje adecuados, el primer paso lo constituye la identificación del cuadro clínico y su situación. En la evaluación del cuadro y la situación, hay que tener en cuenta los factores clínicos y sociales que subyacen, ya que son importantes en la configuración de un entorno que conduce a compartir el delirio.
Los estudios describen cómo el trastorno se va desarrollando de una manera paulatina: primero en un individuo delirante auténtico va armando y calculando poco a poco sus convicciones, una historia plausible junto a la persona allegada, sumisa con él por una regla de autoridad legítima socialmente reconocida.
Luego, una persona débil con mayor sugestionabilidad y dependencia, o menor inteligencia, carácter o actividad, va adquiriendo aquellas creencias delirantes como algo real y normal. El iniciador y el receptor tienen muchos elementos en común, han vivido estrechamente unidos.
En mi experiencia como analista y supervisora clínica, de los casos que podrían etiquetarse como follie a deux, de lo que se trata es de la ruptura del lazo social. Los sujetos involucrados, en los casos que he asistido y supervisado son niños y madres, hermanas y hermanos púberes y adolescentes, lo que parece construirse, como afirma Miller, es una invención subjetiva.
El modelo de vínculo que sostiene esta invención compartida es la de relación especular. Son uno mirándose a sí mismos, para no caer. Se mantienen magnetizados y encapsulados, como podrían hacerlo las masas ante un líder. En la psicosis, la relación especular se plantea sin la mediación simbólica, lo que deja al sujeto en una alienación profunda. Fusionados, aislados y protegidos al mismo tiempo por el delirio. No son dos personas en un delirio compartido, es un sujeto alienado mirándose en el espejo del otro.
“Es una invención del sentido, que es siempre más o menos un delirio. Están los delirios de los discursos establecidos, y también, están los delirios verdaderamente inventados. Pero un delirio, es una invención del sentido”, afirmó Miller en 1999.
Finalmente, la folie á deux describe el padecimiento de dos sujetos infantiles o adultos con una enfermedad grave y un dolor oceánico que se convierten en uno en el delirio inventado para intentar un lazo social dentro de la psicosis.
* Sonia Almada: es Lic. en Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Magíster Internacional en Derechos Humanos para la mujer y el niño, violencia de género e intrafamiliar (UNESCO). Se especializó en infancias y juventudes en Latinoamérica (CLACSO). Fundó en 2003 la asociación civil Aralma que impulsa acciones para la erradicación de todo tipo de violencias hacia infancias y juventudes y familias. Es autora de tres libros: La niña deshilachada, Me gusta como soy y La niña del campanario.