“Yo fui abusada a los 8 años”

La psicoanalista Sonia Almada relata con crudeza el significado de ser una sobreviviente de abuso sexual. Junto a otras víctimas lleva adelante este fin de semana dos encuentros pioneros de activistas latinoamericanos para luchar por la justicia, prevención y sanación de las secuelas de esta problemática

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"Los pederastas son criminales con método que exigen su derecho al goce con el cuerpo de los niños y niñas", dice Almada
(Imagen ilustrativa Infobae)
"Los pederastas son criminales con método que exigen su derecho al goce con el cuerpo de los niños y niñas", dice Almada (Imagen ilustrativa Infobae)

Casi siempre el agresor se comporta como si nada ocurriera y se consuela con la idea: ‘No es más que un niño, aún no sabe nada, lo olvidará todo pronto’”. Sándor Ferenczi.

El mundo nunca quiso saber, ni quiere develar ante sí ahora, que existen niñas y niños rotos, que lloran todas las noches y rezan para que el pederasta caiga fulminado y así evitar un nuevo ataque.

No lo quieren saber porque es incómodo, es desagradable, y porque, seamos crudos, nadie se quiere hacer responsable de la demoledora verdad, directamente proporcional a la primera: existen muchos adultos, más varones que mujeres, que abusan sexualmente de los bebés, niños, niñas y adolescentes.

Ante las confesiones de los criminales sexuales dentro de los consultorios y las develaciones de las víctimas, el médico y psicoanalista húngaro Sándor Ferenczi, que tampoco lo podía creer, elaboró una teoría. En la misma el consideró que, cuando esto ocurre existe una especie de confusión entre el lenguaje tierno del niño y el pasional del adulto, para explicar el abuso sexual, lo dice así:

Las víctimas de abuso sexual en la infancia enfrentan el fenómeno de la invisibilización, siendo juzgadas y no escuchadas, lo que complica aún más su búsqueda de justicia y reparación (Freepik)
Las víctimas de abuso sexual en la infancia enfrentan el fenómeno de la invisibilización, siendo juzgadas y no escuchadas, lo que complica aún más su búsqueda de justicia y reparación (Freepik)

“Las seducciones incestuosas se producen habitualmente de este modo: un adulto y un niño se aman; el niño tiene fantasías lúdicas, como por ejemplo desempeñar un papel maternal respecto al adulto. Este juego puede tomar una forma erótica, pero permanece siempre a nivel de la ternura. No ocurre lo mismo en los adultos que tienen predisposiciones psicopatológicas, sobre todo si su equilibrio y su control personal están perturbados por alguna desgracia, por el uso de estupefacientes o de sustancias tóxicas. Confunden los juegos de los niños con los deseos de una persona madura sexualmente, y se dejan arrastrar a actos sexuales sin pensar en las consecuencias” (1933).

Este es uno de los argumentos más conocidos entre el mundo de los pederastas: la seducción de parte del niño y un adulto que no puede controlar los impulsos, como si fuese una especie de animal hambriento y salvaje.

Los pederastas son criminales con método que exigen su derecho al goce con el cuerpo de los niños y niñas. Se organizan en sociedades de orgullo pedófilo bajo todo tipo de etiquetas aberrantes como Minor-attracted person (Persona atraída por menores) (MAP) exigiendo la baja en la edad de consentimiento. Para subrayar esta verdad en Latinoamérica, Cuba ha logrado bajar la edad de consentimiento a los 12 años.

Estos criminales atacan en todos los ámbitos y de diversas formas, puede ser de manera presencial y también online. Además pueden vender “el servicio” de los niños y niñas o vender las imágenes de sus cuerpos o las del mismo crimen que son más costosas.

Las víctimas describen las secuelas del abuso como un estado de constante alerta y pérdida de la inocencia, afectando profundamente su calidad de vida (iStock)
Las víctimas describen las secuelas del abuso como un estado de constante alerta y pérdida de la inocencia, afectando profundamente su calidad de vida (iStock)

También existen bandas que organizan la trata de niños con fines de explotación sexual, y Latinoamérica y el Caribe son el paraíso pederástico de Europa, Estados Unidos y Canadá según datos del FBI (Oficina Federal de Investigación de EEUU).

Sobrevivir después de que el mundo parece apagarse

Los sobrevivientes de violencia sexual padecida en la infancia hemos sido desde siempre, los Jean Valjean, los miserables del sistema de protección de la infancia.

Invisibilizados, enjuiciados por hablar, no escuchados, repudiados y hasta en algunos casos perseguidos por la justicia, no como el protagonista de “Los miserables”, por robar un mendrugo de pan, sino al revés por acusar a los criminales que nos robaron la inocencia y exigir justicia, también por incomodar con la temática en la mesa familiar, en el hospital, en los tribunales y en las marchas.

Los miserables del sistema de protección de la infancia hemos tenido que escondernos toda la vida, disimular, evadir y actuar para que no se note que fuimos abusados sexualmente cuando éramos pequeños. Muchos cuando todavía no hablábamos, otros cuando aprendían los colores, las letras, a andar en bicicleta y a los más grandes cuando les empezaba a gustar un chico o una chica. En esos momentos de nuestro desarrollo, de un solo bocado el pederasta se queda con todo, como un dementor roba la alegría y la ilusión y la convierte en su propia satisfacción y nos convierte en cenizas.

La sociedad evita confrontar la realidad de los niños y niñas abusados sexualmente por la incomodidad y responsabilidad que implica admitir la existencia de adultos, principalmente varones, que cometen estos actos (Gettyimages)
La sociedad evita confrontar la realidad de los niños y niñas abusados sexualmente por la incomodidad y responsabilidad que implica admitir la existencia de adultos, principalmente varones, que cometen estos actos (Gettyimages)

“Incluso los niños de familias honorables de tradición puritana son víctimas de violencias y de violaciones mucho más a menudo de lo que se cree. Bien son los padres que buscan un sustituto a sus insatisfacciones de forma patológica, o bien son personas de confianza de la familia (tíos, abuelos), o bien los preceptores y el personal doméstico quienes abusan de la ignorancia y de la inocencia de los niños. La objeción de que se trata de fantasías de los niños, es decir de mentiras histéricas, pierde toda su fuerza al saber la cantidad de pacientes que confiesan en el análisis sus propias culpas sobre los niños” afirma Ferenczi en el mismo texto.

Cada uno de nosotros, quienes fuimos víctimas de este crimen, hemos encontrado diversas estratagemas para sobrevivir cuando nos pasaba. El mecanismo psicológico se llama disociación y sirve para desconectar nuestra mente de la realidad cuando nos encontramos ante una situación límite que sobrepasa los recursos psicológicos de afrontamiento. Es una especie de distancia de seguridad que ayuda a enmascarar y soportar la tensión, el miedo y el dolor del momento. Aunque este mecanismo en los crímenes sexuales no alcanza, ayuda a la supervivencia.

Abuso en primera persona

Cada noche que mi tío Gerardo me pinchaba con su bigote por debajo de las sábanas, yo pensaba en un documental que había visto en la tele sobre unos animales, los cuáles se alimentan de pequeños peces y ranas que atrapan con la boca.

Me daban tanto asco que me ponía a llorar en silencio. Cuando él se iba me quedaba llorando hasta que me dormía.

Los sobrevivientes enfrentan un proceso de estigmatización y son objeto de disciplinamiento, donde se les cuestiona la legitimidad de sus testimonios (Imagen ilustrativa Infobae)
Los sobrevivientes enfrentan un proceso de estigmatización y son objeto de disciplinamiento, donde se les cuestiona la legitimidad de sus testimonios (Imagen ilustrativa Infobae)

Tuve que inventar una palabra para explicar la sensación que nos invade después del ataque sexual. Una especie de desmayo, de soponcio, de querer no existir más. Fui abusada a los 8. Cuando tenés 8 años y abusan de vos, alguna forma de muerte se apodera de todo y el mundo se apaga. Algunos sobrevivimos.

A partir del primer ataque, las víctimas no vivimos bien nunca más, primero porque uno se queda al acecho del nuevo ataque, en esa espera desesperante de ilusión ridícula de que ojalá hoy no venga, o no te llame a la rectoría, al vestidor del club o a la sacristía y porque ya no podemos volver atrás, a ser niños.

He escuchado cientos de relatos parecidos de mis pacientes.Todos escalofriantes no solo por el acto criminal que allí se cometía sino por la inmensa soledad de no poder decirle a nadie ni saber cómo describir un ataque tan descomunal.

Yo lo hice, lo conté como pude y no me creyeron, como a una aplastante mayoría de victimas. Otros, que no pueden decirlo con palabras, lo dicen con el cuerpo, la conducta y con los síntomas, pero siempre denunciamos porque es imposible tapar esta alevosía y se nota mucho.

El mecanismo psicológico de la disociación juega un papel crucial en la supervivencia de las víctimas, permitiéndoles desconectar su mente de la realidad durante el abuso (Imagen Ilustrativa Infobae)
El mecanismo psicológico de la disociación juega un papel crucial en la supervivencia de las víctimas, permitiéndoles desconectar su mente de la realidad durante el abuso (Imagen Ilustrativa Infobae)

Tenemos muchas cosas en común los Jean Valjean, todos guardamos silencio y amargura por muchísimos años, no solo por la amenaza y el terror a la que nos sometieron los pederastas durante la infancia , sino por la incomprensión y la indolencia en la adultez.

En la vida adulta tampoco se nos ha permitido hablar de lo que nos ha pasado, porque en este crimen la condena es hacia las víctimas. Recuerdo a una especialista en violencia sexual que llegó a afirmar, desde su ignorancia de una vivencia tan estremecedora como esta, que las personas que padecimos violencia no deberíamos atender a otras víctimas. Sería decir algo así como afirmar que los terapeutas ansiosos o obsesivos no pudiesen atender a personas con síntomas o síndromes similares. La diferencia es que con la violencia sexual se condena siempre a la víctima, estamos “fallados”.

El disciplinamiento a los y las sobrevivientes ha sido la constante y no la excepción, “Deberías haberlo dicho antes “, “cómo no nos dijiste”, ” cómo no escapaste” “¿Será verdad?”

Desde niños se nos intenta inculcar entre otras cosas que el perdón al pederasta nos puede ayudar, que es mejor evitar problemas familiares y seguir manteniendo “los incidentes” en secreto, que para qué vas a pelear contra una institución tan grande como la iglesia, el club de fútbol o la universidad.

El abuso sexual contra menores ocurre en diversos ambientes, tanto presencialmente como online, y llega al extremo de comercializar imágenes del abuso o incluso los niños mismos (Imagen Ilustrativa Infobae)
El abuso sexual contra menores ocurre en diversos ambientes, tanto presencialmente como online, y llega al extremo de comercializar imágenes del abuso o incluso los niños mismos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Otra cuestión en común es el resentimiento, que en general tiene muy mala prensa. La palabra resentimiento se define como el amargo y enraizado recuerdo de una injuria particular, de la cual se desea el desagravio, pero en lugar de buscar venganza, los sobrevivientes buscamos justicia y prevención.

Tenemos un mapa memorístico del pasado que revisitamos, encontrando nuevas significaciones a actos inenarrables, para lograr la metabolización de lo vivido y este quehacer nos lleva toda la vida. Y, como Jean Valjean buscamos justicia, no solo para nosotros, porque para algunos ya es demasiado tarde, sino para los demás.

Las secuelas de una violencia inusitada como esta son enormes, pero a pesar de esto los sobrevivientes deben esconder sus síntomas, sus enfermedades, sus estados de ánimo y sus remedios. “¿Pero por qué tenes tanto problemas de salud ?”, “¿Por qué seguís hablando del pasado?”, “Ya está, ya está, ya pasó”. No pasó, la violencia sexual padecida en la infancia es un recuerdo vivo, que permanece en el mapa de lo peor que pudo pasarnos, aunque estemos vivos. La fuerza de ese resentimiento se convierte es vindicacción de justicia para todos y prevención para que a ningún niño le pase lo que a nosotros nos pasó.

Se destaca la importancia de la acción colectiva para abordar y prevenir la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes, buscando justicia, reparación y cambios en la legislación a través de encuentros regionales y propuestas de acción concretas
Se destaca la importancia de la acción colectiva para abordar y prevenir la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes, buscando justicia, reparación y cambios en la legislación a través de encuentros regionales y propuestas de acción concretas

Cuando se ha sobrevivido durante la infancia a un ataque de esta naturaleza y se logra transformar ese dolor en lucha, algo de esa felicidad robada retorna y se transforma en fuerza imparable y transformadora.

Argentina pionera: 2 encuentros Latam

Durante tres jornadas se producirán, este fin de semana, dos encuentros pioneros: sobrevivientes de violencia sexual padecida en la infancia provenientes de 16 países latinoamericanos se reunirán por primera vez en marzo de este año para forjar un activismo mancomunado en todo el continente. Participarán sobrevivientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México, Perú, Uruguay y Venezuela. El objetivo es idear un activismo con el fin de mejorar el acceso de sobrevivientes a la verdad, justicia, reparación y sanación, además de conseguir mejoras en la prevención y legislación en cada país de la región.

El primer encuentro, denominado En nuestras palabras: Primer encuentro regional entre las organizaciones de sobrevivientes de Latinoamérica y organizaciones aliadas, es de carácter confidencial y privado, y tendrá lugar el día 15 de marzo, organizado por la asociación civil argentina ARALMA, que dirijo con el apoyo de la organización internacional Child Rights International Network (CRIN).

A pesar de los intentos de hablar sobre el abuso, muchas víctimas enfrentan incredulidad y son estigmatizadas, lo que perpetúa el ciclo de silencio y sufrimiento (Imagen Ilustrativa Infobae)
A pesar de los intentos de hablar sobre el abuso, muchas víctimas enfrentan incredulidad y son estigmatizadas, lo que perpetúa el ciclo de silencio y sufrimiento (Imagen Ilustrativa Infobae)

Allí, con modalidad de mesa redonda, debatiremos cuatro tópicos que abordan los llamados de sobrevivientes latinoamericanos: la imprescriptibilidad penal del delito; la creación de comisiones investigadoras independientes de la verdad y la reparación; el trabajo regional mancomunado para unir sobrevivientes, especialistas y activistas latinoamericanos y del resto del mundo; y un enfoque latinoamericanista de hacer y decir acerca de la violencia sexual en el continente.

Latinoamérica tiene una deuda pendiente con la problemática de la violencia sexual padecida en la infancia y adolescencia, donde en la mayoría de los países del continente el delito sigue prescribiendo dejando sin justicia ni reparación a sobrevivientes.

“Los sobrevivientes latinoamericanos exigen que se elimine la prescripción del delito, que se establezcan comisiones de la verdad para investigar décadas de violencia sexual invisibilizada, y que los sistemas judiciales hagan su trabajo y acaben con la impunidad. Hemos propuesto reunir a lxs sobrevivientes precisamente porque comparten los mismos objetivos, y para hacerlos realidad hace falta unir fuerzas,” afirma mi compañero Victor Sande-Aneiros, coordinador de la organización Child Rights International Network, con sede en Londres.

Entre las 16 organizaciones que participarán en el encuentro está la Red de Sobrevivientes de Abuso en Entornos Institucionales de Chile, la Comunidad Boliviana de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesial, Manuales para Sobrevivir de El Salvador, y la Coalición contra el Abuso Sexual a la Niñez del Ecuador.

Almada sugiere que "necesitamos revisar las estructuras que sostienen la violencia sexual contra la infancia para revertirlo y para ello hace falta el compromiso de todos"
(Imagen ilustrativa Infobae)
Almada sugiere que "necesitamos revisar las estructuras que sostienen la violencia sexual contra la infancia para revertirlo y para ello hace falta el compromiso de todos" (Imagen ilustrativa Infobae)

El segundo encuentro tendrá lugar el 16 y 17 de marzo, y marcará la inauguración del Movimiento de Valientes de Latinoamérica y el Caribe, la rama regional del BRAVE MOVEMENT. Esta iniciativa es liderada y conformada por activistas sobrevivientes de toda Latinoamérica. Nuestra misión es impulsar una acción colectiva y transformadora para erradicar todas las formas de violencia sexual contra bebés, niños, niñas y adolescentes. El encuentro tiene como objetivo definir el papel del Movimiento y las acciones concretas para sus primeros años de gestión.

Cabe destacar que en la oportunidad, el día 16 se presentará Venimos Valientes: Primer informe sobre acceso a la justicia y prescripción penal elaborado por sobrevivientes fundadores, durante una rueda de prensa que ofreceremos . El documento incluye una radiografía de las leyes de prescripción del delito en cada país de Latinoamérica, además de los testimonios de sobrevivientes de cada país y lo que han enfrentado a la hora de buscar justicia.

Los Jean Valjean del sistema de protección de la infancia nos hemos organizado bajo un lema: “Nada acerca de nosotros sin nosotros” y prepararemos la agenda de los años venideros basada en tres ejes: Prevención,Justicia y Sanidad (Recuperación).

Necesitamos revisar las estructuras que sostienen la violencia sexual contra la infancia para revertirlo y para ello necesitamos el compromiso de todos.

Los sobrevivientes buscan justicia y prevención más que venganza, enfocando sus esfuerzos en erradicar la violencia sexual contra menores y mejorar las condiciones para la denuncia y apoyo a las víctimas
Los sobrevivientes buscan justicia y prevención más que venganza, enfocando sus esfuerzos en erradicar la violencia sexual contra menores y mejorar las condiciones para la denuncia y apoyo a las víctimas

Los sobrevivientes activistas fundadores

Entre los sobrevivientes cofundadores del Movimiento está Zoilamérica Ortega Murillo, hijastra del Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, al que acusa de haberla abusado sexualmente durante años en su niñez.

Asistirá además al encuentro la nadadora olímpica Joanna Maranhão de Brasil, que sufrió abusos sexuales a manos de un entrenador cuando tenía nueve años. También estará Brisa de Ángulo, que consiguió en 2023 una histórica sentencia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra el estado de Bolivia por deficiencias en la forma negligente en que las cortes del país llevaron a cabo la investigación y el juicio por violación a manos de un familiar cuando ella tenía 15 años.

Por Argentina, Sonia Almada; Por Bolivia, María del Carmen Aranda. Brasil: Joanna Maranhãa, por Colombia, Leidy Mora Alvarez y Marcos Torres; por Costa Rica: Génesis Cruz; por Cuba: Claudia Exposito; por Ecuador Juana Fernández; El Salvador: Orlando Alvarez, quien además escribío el himno de los valientes por Guatemala: Betzy Santiz; por Honduras: Claudia Padilla; por México: Zoila Jovito Rios Coco; por Perú: Jose Enrique Escardó Steck que denuncío los crimenes ocurridos en el Sodalicio; por Uruguay Victoria Marichal y Andrea Verde y por Venezuela: Linda Loaiza López, quien en el 2007 presentó, en calidad de víctima y peticionaria, el primer caso de violencia de género contra el Estado venezolano ante los tribunales internacionales.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en 2018, declaró responsable al Estado venezolano por los delitos de tortura y esclavitud sexual, además es el primer caso que el SIDH sanciona a un país latinoamericano por el delito de tortura y esclavitud sexual, cometidos por un particular.

* Sonia Almada: es Lic. en Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Magíster Internacional en Derechos Humanos para la mujer y el niño, violencia de género e intrafamiliar (UNESCO). Se especializó en infancias y juventudes en Latinoamérica (CLACSO). Fundó en 2003 la asociación civil Aralma que impulsa acciones para la erradicación de todo tipo de violencias hacia infancias y juventudes y familias. Es autora de tres libros: La niña deshilachada, Me gusta como soy y La niña del campanario.

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