El dengue se ha convertido en las últimas décadas en una enfermedad común en la Argentina. Originaria de África y de otros climas tropicales, la enfermedad que se transmite a los humanos a través del vector mosquito Aedes aegypti, ahora se la puede encontrar hasta en el norte de la Patagonia debido al cambio climático y distintos factores humanos como la urbanización descontrolada y las distintas migraciones.
Y no solamente en los meses de primavera o verano. En 2023, año récord de la epidemia en Argentina, con 128.129 casos autóctonos y 71 fallecidos, el dengue golpeó de una manera diferente ya que la circulación del virus nunca se frenó durante el invierno, especialmente en el Noreste del país, como lo venía haciendo desde la reemergencia de la enfermedad en 1997.
Pero el problema continúa en 2024. Durante enero de este año ya se registraron más de 11.800 casos confirmados por el Ministerio de Salud de la Nación.
Ya hay circulación autóctona del virus en 11 de las 24 jurisdicciones que conforman la Argentina. Y los expertos advierten que los casos subieron antes de lo esperado para esta época del año, ya que habitualmente, empezaban a incrementarse en febrero.
El dengue es una enfermedad viral transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti. Cuando el mosquito se alimenta con sangre de una persona enferma de dengue y luego pica a otras personas, les transmite la enfermedad. Nunca se contagia de una persona a otra, ni a través de objetos o de la leche materna.
Y para complicar aún más esta enfermedad, el virus del Dengue pertenece al grupo de los Arbovirus (virus trasmitidos por artrópodos), del que existen 4 serotipos llamados DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4 que comparten analogías estructurales y patogénicas, por lo que cualquiera puede producir las formas graves de la enfermedad, aunque los serotipos 2 y 3 han estado asociados a la mayor cantidad de casos graves y fallecidos.
Cuando una persona se cura del dengue, es inmune a ese tipo de virus que la infectó, pero no a los tres restantes. El riesgo de contraer dengue grave, aumenta si se infecta por segunda vez con otro serotipo que puede causar hemorragia grave.
La importancia de un mapa del dengue
Una de las herramientas más importantes a nivel sanitario para hacer una buena campaña de prevención de cualquier enfermedad son las estadísticas.
Y para tenerlas, hace falta conocer bien los números de las personas afectadas. Y si se trata de una enfermedad como el dengue, donde una persona puede contagiarse hasta 4 tipos de dengue, la importancia de contar con esa información se incrementa aún más.
Con ese objetivo en mente se creó la flamante Red Federal para el Diagnóstico Rápido de Enfermedades Infecciosas en Argentina (ReFeDeAr), que el año pasado ganó una convocatoria del entonces Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCyT). Entre otras cosas, la red busca desarrollar herramientas de diagnóstico rápido para patologías parasitarias y transmitidas por vectores como mosquitos o garrapatas.
“Después de la experiencia con el desarrollo de los test serológicos COVIDAR para la determinación de los anticuerpos contra el virus que causó la pandemia, nos propusimos desde el Instituto Leloir en avanzar con métodos para poder establecer cuánta gente ya tuvo dengue y conocer la situación de la población argentina respecto a la enfermedad que el año pasado batió todos los récords en cuanto a casos y muertes”, explicó a Infobae la doctora Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular en el Instituto Leloir y una de las coordinadoras de la ReFeDeAr.
“Así, formamos un equipo de trabajo con investigadores del CONICET de distintas disciplinas que desarrolló ese test serológico COVIDAR, que sirvió para hacer estudios muy importantes sobre la respuesta inmune en infecciones con el nuevo coronavirus. Ese equipo de trabajo obtuvo mucha experiencia sobre el desarrollo de kits serológicos que, junto con la empresa Lemos, una Pyme nacional, se concretó el desarrollo y la producción de los kits que se distribuyeron en todo el país”, sostuvo la científica que tuvo un rol destacado durante la pandemia por coronavirus.
Y agregó: “Esa experiencia nos impulsó a comenzar hace unos meses un nuevo proyecto para el desarrollo de test de diagnóstico para enfermedades infecciosas relevantes en Argentina y la región. Teniendo en cuenta que nuestro laboratorio se dedica desde hace muchos años a estudiar la biología del virus del dengue, nos propusimos como primer objetivo desarrollar un kit similar al COVIDAR pero para detectar al virus del dengue. La idea es desarrollar un kit para determinar si una persona estuvo o no infectada con este virus por medio de la detección de los anticuerpos (test serológico) y también desarrollar un kit para la determinar si una persona está cursando la enfermedad (test de antígeno)”.
Gamarnik contó a Infobae que el desarrollo del test serológico “ya se encuentra avanzado y se podrá usar para saber cuánto dengue circuló en distintos lugares de nuestro país”.
“Esto es importante para saber en qué situación se encuentra Argentina en relación a las infecciones por el virus del dengue. Además, debido a que segundas infecciones con el virus pueden dar síntomas más complicados y dengue grave, tener la información sobre qué virus circuló puede ser de gran utilidad para tomar decisiones sanitarias”, precisó la científica argentina reconocida a nivel internacional por sus estudios sobre los mecanismos de replicación del virus del dengue.
“Por otro lado, hay provincias del norte del país que ya están aplicando la vacuna contra el dengue desarrollada por la empresa japonesa Takeda. En relación a esto, tener una herramienta para hacer el seguimiento de las personas vacunas con un test serológico nacional puede aportar información sobre la respuesta a la misma en nuestra población. Lo cual también puede ser de gran utilidad para las autoridades sanitarias”, afirmó la experta.
En relación a como se producirá y comercializará el kit, Gamarnik indicó que “seguramente tendrá un costo muy inferior al que tiene el que se puede importar. Esperamos poder proveer una herramienta útil para el sistema de salud. Sabemos que Argentina está atravesando un momento muy complejo en cuanto a la gran cantidad de casos de dengue. En mi opinión, es fundamental que el sistema de salud y el de ciencia y técnica trabajen en colaboración para enfrentar estos problemas regionales”, concluyó la destacada investigadora y una de las líderes de ReFeDeAr.
Esta red es llevada adelante por un equipo interdisciplinario liderado por Gamarnik, Daiana Capdevila y Marcelo Yanovsky, jefes de distintos laboratorios de la FIL, e integrado por otros científicos de nuestra institución (Diego Ojeda, Belén García Fabiani, Estefanía Fesser, Julio Caramelo, Andrés Rossi y Pamela E. Rodríguez).
Además, la integran el denominado Grupo Arbovirus, coordinado por la viróloga Karina Salvatierra, referente de la provincia de Misiones de la Red Nacional de Diagnóstico de Dengue; y el Grupo de Enfermedades Parasitarias, impulsado por el parasitólogo clínico Fernando Rivero, del Instituto Multidisciplinario de Salud, Tecnología y Desarrollo (IMSaTeD) de Santiago del Estero.
“El foco de la red es hacer vigilancia y diagnóstico rápido de enfermedades desatendidas de relevancia en nuestro país. Dengue es una de ellas, pero también estudiaremos enfermedades parasitarias como la causada por trichonomas vaginalis y otros parásitos que afectan al intestino”, destacó Daiana Capdevila, quien además resaltó el carácter federal de la red y la importancia de interconectar los distintos nodos que la integran, tanto en Buenos Aires como en Misiones y Santiago del Estero.
La ReFeDeAr también busca establecer un sistema de vigilancia en Posadas y en el Parque Nacional Iguazú, Misiones. La idea es analizar muestras de personas, mosquitos y animales silvestres para ver si hay otros virus circulando, lo que permitirá tener información temprana sobre posibles nuevas amenazas para la salud.
Karina Salvatierra, referente de la provincia de Misiones de la Red Nacional de Diagnóstico de Dengue, es egresada de la Facultad en Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la UNaM con dos másters y un doctorado en Biotecnología.
“Es importante tener el mapa de Argentina donde se registran brotes de dengue y el serotipo circulante. Ver si se mantienen los mismos serotipos en el tiempo o hay introducción de uno nuevo en las provincias. Eso nos indica si los casos son autóctonos (casos sin antecedente de viajes a áreas de circulación viral) o son importados, es decir, con antecedentes de viaje a áreas con circulación viral dentro y /o fuera del país”, explicó Salvatierra en diálogo con Infobae.
“El riesgo de dispersión de la enfermedad a otras jurisdicciones (provincias/localidades) es alto, dado que se registran en la mayoría de las provincias presencia del vector. Entonces, la confección de este mapa a partir del acceso a estos kits, podría activar importantes medidas de prevención en la transmisión de dengue en las provincias con presencia del vector y la posible introducción de otros arbovirus que circulan en países de la región, fundamentalmente Zika y Chikungunya”, precisó Salvatierra, quien contó que el trabajo que desarrollan es con personal multidisciplinario entre los cuales se encuentran bioquímicos, veterinarios, médicos, biólogos, genetistas, biólogos y técnicos de laboratorio entre muchas otras especialidades.
“Estamos enfocados en identificar arbovirus en distintos tipos de muestras, como mosquitos, animales silvestres como comadrejas y en humanos. Todos trabajamos en conjunto, aportando el mayor conocimiento para arribar a este importante kit en desarrollo, de industria nacional y accesible a todos. Hoy, debido a que es una de las falencias a nivel nacional no contar con industria propia, estos test se deben importar y eso se ve reflejado en cada brote que hay debido a que no se dispone de los mismos ya que son costosos y vienen del exterior”, resaltó Salvatierra.
En eso coincidió Gamarnik, quien destacó: “Para nuestro país es fundamental contar con reactivos propios y desarrollar métodos de diagnóstico para enfermedades locales, porque si no muchas veces no hay forma de conocer qué está pasando o se depende de la importación de insumos, corriendo el riesgo de que empiezan a escasear cuando se producen brotes importantes, como bien pudimos comprobar durante la pandemia y en los últimos brotes de dengue”.